El regreso de Crudo Pimento: Black metal, fandango y agallas

Raúl Frutos e Inma Gómez forman Crudo Pimento. El dúo se caracteriza por mezclar estilos en sus canciones sin ningún reparo. Con ellos lo estático no tiene sentido, lo clásico y lo moderno no se riñen y una caja de pimentón sirve para algo más que dar color y sabor a un plato de arroz. El viernes 27 de marzo comienzan la gira de su último LP, Fania Helvete (puedes escucharlo aquí), en el Microsonidos, sala 12 & Medio, a las 21:30, en compañía de Trepàt.

Raúl trabajaba en un taller de mecánica y electrónica industrial haciendo máquinas para envasar especias y en sus ratos libres se ponía a construir instrumentos. Inma, la otra parte del grupo, es fotógrafa y promotora de conciertos. Un día, tras ver a The Ben Gunn Mento Band (anterior banda de Raúl) les propuso convertirse en su manager porque sintió que ofrecían cosas nuevas a la escena musical murciana. Poco después ella y Frutos decidieron hacer algo por su cuenta. Así empezó todo.

Me gusta ver a Raúl como una especie de científico (loco) musical. Es de esas personas – tan necesarias – que conciben este arte como algo vivo en el que no todo está inventado por mucho que nos quieran hacer creer. Sus instrumentos caseros son la primera prueba de ello. El más importante es el diddley bow: “Es de origen africano, una familia de instrumentos que está presente en todo el mundo. Es un palo con una cuerda, muy primigenio. Yo lo he modificado: lo he electrificado, lo he tratado con efectos y al final se ha convertido en otra cosa”. También cuenta con la marímbula, una gran caja con unas lengüetas que corresponden a las distintas notas, muy utilizada en el folclore jamaicano. “También tengo guitarritas pequeñas que transformo y otras hechas con acero inoxidable y latas”.

La manera de componer sería el segundo paso para comprenderlos: “Tengo mi equipo de grabación preparado, me siento a grabar y lo primero que sale se queda. Casi todo lo que hago es improvisado. Luego hay otras pistas que meto para armonizar y para perfeccionar el sonido final, pero no se suele modificar. La primera idea que grabo con guitarra o el instrumento que tenga en ese momento y la voz es lo que se queda. Y me gusta que sea así porque si no pierde la frescura. Pienso que si le diera muchas más vueltas ya no sería lo mismo”.

Improvisación. He aquí uno de los ingredientes clave del grupo. Algo que no está solo presente a la hora de crear su repertorio, sino también en el directo. Inma nos confiesa – con una mezcla de cachondeo y resignación – que su compañero siempre modifica cosas minutos antes de salir a tocar. Él se defiende: “Ten en cuenta que desde que grabas el disco hasta que te pones a tocar en directo ha pasado un tiempo, ya estás un poco harto de las canciones y las tocas una noche y otra y otra… Entonces o mutas o te aburres”.

O bien aceleran y mezclan con bases de free jazz, o bien ralentizan. También introducen trozos de otras canciones de por medio. Incluso Inma cuenta que algunas veces han experimentado sintonizando con una radio de onda corta en el mismo escenario. “Cada concierto era diferente porque sintonizábamos con lo que se emitía en ese momento. Entonces hacíamos ritmo con las frases del que estaba hablando. Eso se dejaba sonando y tocábamos encima”. “Es curioso – añade Raúl – porque si estábamos, por ejemplo en Cádiz, se cogían emisoras de Marruecos y en el norte a lo mejor pillabas una emisora francesa. Todas las noches tiene que haber factores de improvisación”.

Pero no es todo. Raúl me habla del avant garde – o vanguardismo – , un movimiento que se caracteriza por llevar el arte un poco más allá de los límites acostumbrados. Un ejemplo muy claro de ello, dice, es Marc Ribot, guitarrista de Tom Waits entre otros, que se ha atrevido con estilos muy diferentes: “En cada proyecto alucinamos más, porque un día se atreve con música cubana y otro con un trío de jazz, te hace música de Albert Ayler o Coltrane y otro día lo ves con música robótica… Esa es la cuestión”.

Sí, esa es la cuestión y la filosofía del último disco de Crudo Pimento. Tras un primer LP que tuvieron que grabar, producir y promocionar sin ayuda de nadie, se atreven con Fania Helvete – esta vez sí con una discográfica –. Pero ¿qué es Fania Helvete? “Dos conceptos aparentemente contrapuestos pero que no lo están tanto” – explica Raúl – «Fania es el sello por excelencia de la salsa y la música caribeña. Y por otro lado Helvete, que significa infierno en noruego, es el sello seminal del black metal. Salió de una tiendecita de discos de Oslo por la que pasó toda la plana internacional de este género. Entonces si coges esos dos mundos y los juntas te sale este disco”.

Inma y Raúl se preguntaban si algo así tendría cabida en el mercado. La mezcla en tan dispar que si te la cuentan jamás creerías que algo así se puede unir satisfactoriamente. Hasta que lo escuchas. La discográfica Miel de Moscas lo hizo y no dudó ni un momento en apostar por ellos. El sello entendió el disco y el dúo comulgó muy bien con la manera de comprender la música del sello. Una forma de ver que ha estado en el ADN de Crudo Pimento desde el principio y que constituye el último ingrediente del grupo: las agallas.

“Si te paras a pensarlo ¿a cuánta gente le interesa el jazz o a qué personas les interesa ver un concierto de música experimental? Pues a muy pocas. Hasta que vas y lo ves y dices: ‘¿Por qué me he estado yo perdiendo toda mi vida esto? ¿Por qué nadie me ha dicho que al ir a un concierto de free jazz o a este tío que hace música con juguetes me iba a volver loco?’ Pues porque no tienes la oportunidad de verlo. Entonces nuestro camino es intentar llevar al mainstream cosas que están un poco más allá. Y si nadie lo intenta nunca pasará”.

Así que Fania Helvete está a punto de empezar a girar de manos de un grupo que entiende la música de otra manera, que prefiere invertir en tiempo más que en dinero, pues como dicen: “No necesitamos ir a Abbey Road para grabar un disco”, y que han apostado por mover la música “sin ningún complejo” para que no se estanque.

Fotografía promocional de la banda realizadas por Javier Rosa