El sábado era el Día Internacional de la Croqueta, la verdad es que se me ocurren pocas cosas mejores a las que dedicar un día. Y fruto de la casualidad, o el destino, ese mismo día apareció por mi Facebook la página de un local en Murcia del que no había oído hablar nunca: La Croquetería. Las croquetas invadieron mi cabeza y al día siguiente tuve que ir. Está en Espinardo (C/ Calvario, 15), para mi fue una sorpresa descubrir que Espinardo tiene más calles además de su avenida principal por la que he pasado tantas veces en el 39A.
Cuando encontramos el local nos llamó la atención su tamaño: muy pequeño. Se trata de un local para consumir en la propia barra o apoyado en la pequeña barra colocada en la pared lateral. Solo hay un par de barriles en los que puedes sentarte alrededor.
La variedad de croquetas en la carta no es muy extensa: jamón, pollo, morcilla con verduras, lacón y huevo, berenjena con langostino y sepia en su tinta. Pero con las croquetas fuera de carta, que van variando, la cosa mejora bastante, siendo estas las que más llaman la atención. Nos ofrecieron algunas como ternera picante, boletus con trufa o panceta ahumada con cebolla caramelizada. Acabamos probándolas y no hubiera comido otra cosa en todo el día, deliciosas. Las de la carta que pedimos (morcilla con verduras, lacón con huevo duro y berenjena con langostino) no se quedaban muy lejos, riquísimas también. Todas ellas recién hechas y con un buen tamaño. Mientras me las comía me acordé de esos paquetes de croquetas ultracongeladas que tengo en el congelador y se me escapó una lágrima.
También probamos la ensaladilla rusa, un plato al centro mientras esperábamos las croquetas, también estaba buena. No voy a decir que es la mejor ensaladilla que he probado pero bastante bien para las que comido últimamente. Todo ello acompañado con unas cañas.
Tras probar cuatro o cinco tipos de croquetas decidimos optar por la opción de las mini hamburguesas de buey. Nos preguntaron si las queríamos también con patatas fritas y ante esa pregunta uno solo puede responder que sí. Y menudo acierto, patatas fritas recién cortadas y fritas en su punto justo. Deberían multar a los bares que sirven patatas fritas congeladas, multarlos y lanzárselas a la cabeza. La hamburguesa estaba bien, en su punto y sabrosa, y aunque era pequeña (por 2,5€ y siendo de buey, no puedes esperar más) fue un buen complemento para las croquetas.
No nos habíamos parado a preguntar los precios de las croquetas fuera de carta, tampoco el precio de la cerveza, ni siquiera el de la ensaladilla rusa, por lo que cuando llegó el momento de pedir la cuenta teníamos la mosca detrás de la oreja y es que cuando todo está bueno, muy bueno, que encima sea barato es demasiado bonito. Pero nos equívocábamos. 2 cañas, 4 o 5 croquetas, una mini hamburguesa de buey con patatas y una ensaladilla rusa al centro nos salió a unos 8€ por persona, muy bien de precio para lo satisfechos que nos quedamos. En la carta había otras opciones como tostas, montaditos, pulpo… pero con lo que tomamos acabamos bastante bien y no necesitamos pedir nada más.
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¡Vaya! ¿La mini hamburguesa era pequeña? ¡Que sorpresa! ¡Quien lo habría imaginado!