Nadie, y cuando digo nadie me refiero que desde el famoso músico que pisa una sola ciudad de tu país para un concierto único, hasta el grupillo que forman 4 chavales para las verbenas del pueblo, debería hacer esperar más de una hora a su público. La sala era una mezcla de canas, problemas de alopecia y de todos aquellos chavales que crecieron en los ’90 escuchando el rock que dejó atrás todas las movidas y el miedo a componer sin tapujos. Sale al escenario un tio aquejado ya por la edad y las noches en vela, con su chupa de cuero, con su armónica colgada al cuello, hace una reverencia y empieza a tocar Tú y yo, y acabo pensando que uno no puede entender el rock español si no ha escuchado un directo de Revolver.
Árido y crudo. Goñi no cree en las versiones 2.0 pero si da en cada directo otro punto de vista a sus canciones, porque él vive de eso, de sus directos –no sé cuántos llevará grabados ya-, de repartir rock&roll en todas sus versiones y recomponer el Set-List cada gira.
Sigue tocando las canciones, en cada pausa tose un poco, Malvarrosa Affaire le da un toque de blues que necesitaba la noche, el ritmo es infernal, potente, después 30 años en la música este hombre sigue sacando garra en cada concierto. Aunque la edad le pase factura, que la voz no era como la de antes, diría que ya no quedan rockeros como él en los escenarios de este país. Ya le hubiera gustado a Lenny Kravitz o Steve Ray Vaughan mamar de lo que este hombre compone. Goñi es de esa generación que llenaron salas –y lo siguen haciendo- con música de verdad, la de bailar, la de fingir que tocas una guitarra mientras el pie patalea el suelo incesantemente.
Goñi graba en muchas de sus canciones la crítica social, la pobreza, el racismo, la violencia y la desigualdad, y en muchas otras el amor, o lo que queda de él. Es un poeta, y él mejor que nadie sabe derramar todos sus sentimientos sobre un papel. El mismo lo dijo, mucha gente me dice que mis canciones son tristes, pero yo no tengo toda la culpa, “ellas” también…
“Y es que no hay droga más dura que el roce de tu piel”
Odio y Ese viejo Rock&Roll, y la noche se transforma. Nunca ha tenido miedo a subir el volumen, echarle más distorsión a la guitarra y sonar más eléctrico que nunca.
Carlos Goñi, poeta, rockero, y poco más…
Y es así como suena…
Por Alberto Sánchez de la Peña.
No Comments