Viernes 8 de mayo. 22.30 horas de la noche. El recinto Entrevías de Alcantarilla (Murcia) se convierte por unos instantes en un cementerio improvisado. Miles de personas llegadas de diferentes puntos del país esperan ansiosas la entrada triunfal de su ídolo a los pies de un enorme escenario que está vacío, sin luz alguna; solo se intuyen pantallas al fondo. De repente comienza a mostrarse un vídeo un tanto tétrico. La gente grita. Un paseo por entre las tumbas de un cementerio les invita a recordar las anteriores giras de la banda: “A puerta cerrada”, “Los sueños locos”, “Lo más lejos a tu lado”, “Por la boca vive el pez” y “Antes de que cuente diez”. Pero el agradable paseo termina cuando un ataúd se abre, el que lleva la inscripción «Huyendo conmigo de mí», del que sale un cadáver bastante reconocible dispuesto a demostrar que el grupo no ha muerto. Así de espectacular es cómo abre su actuación la banda Fito y Fitipaldis y cómo homenajean ante sus seguidores todo lo aprendido en el pasado.
El grupo liderado por Fito Cabrales salió al escenario con fuerza y muy puntual. El público les esperaba con las manos arriba, deseoso de empezar a cantar las letras con mensaje que tan famosos les han hecho.
Dicho y hecho: la banda fue alternando las canciones de su último disco (“Entre la espada y la pared”, “Lo que sobra de mí”, “Nada de nada”, “Pájaros disecados”…) con sus clásicos, grandes temas que han llegado a convertirse en música de cabecera para personas que pertenecen a generaciones muy distintas. Así, adolescentes y adultos unieron sus voces para entonar sin parar el repertorio de canciones elegido por los maestros del rock español, donde no podían faltar “Por la boca vive el pez”, “Viene y va”, “Me equivocaría otra vez”, “Me acordé de ti” o “Soldadito marinero”.
La música en directo del grupo, mejor incluso que la de sus discos, no fue la única protagonista de la noche. El público vibró también con el continuo duelo de solos que se produjeron durante el concierto a cargo del guitarrista Carlos Raya, el batería Daniel Griffin y el saxofonista Javier Alzola.
El calor que presidió la noche inaugural de las Fiestas de la Bruja de Alcantarilla no impidió a los seguidores de Fito y Fitipaldis disfrutar de un espectáculo bastante efectista gracias, por otro lado, a la pantalla dividida en cinco partes o a las tres enormes aspas de luz que colgaban del techo.
También sirvió de sorpresa refrescante el saludo encadenado que Fito invitó a hacer para los fans de su próximo concierto en Guadalajara, después de recibir con agrado el saludo proveniente de Las Palmas de Gran Canaria.
Una vez más la banda invitada fue Los Zigarros, liderada por los hermanos Ovidi y Álvaro Tormo, quienes empezaron a caldear el ambiente con su Rock & Roll antes de la entrada de los Fitipaldis.
Pasadas las dos horas de concierto llegaba a su fin el espectáculo que durante tanto tiempo llevaban esperando los seguidores del grupo de rock español. Desde luego, había merecido la pena trasladarse hasta este rinconcito de la región y guardar cola bajo el sol asfixiante de aquella tarde.
Fotografías de Pablo SG. Podéis ver la galería completa aquí
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