La fama de Vivian Maier nació dos años después de su muerte. Como suele ocurrir con algunos grandes artistas, un golpe del destino hizo que su vida y obra misteriosa saliera de repente a la luz. Más de cien mil instantáneas realizadas entre Nueva York, Chicago y exóticos destinos como Pekín o Manila plantean grandes interrogantes que quizá nunca se lleguen a resolver.
Vivian Maier nació en 1929 en Nueva York de padre austiaco y madre francesa. Vivió toda su juventud en Francia hasta regresar a Manhattan en 1951 y aterrizar en Chicago en 1959. En esta ciudad ejerció durante más de 40 años de niñera de diferentes familias a cambio de un cuartito donde dormir. Qué llevó a esta niñera a comprar una Rolleiflex y recorrer las calles de Estados Unidos buscando algo que fotografiar no lo sabremos nunca. Quizá las cambiantes estructuras sociales o el deseo de retratar las historias privadas de las urbes americanas. No lo sabremos nunca pero fue precisamente su ansia de documentar cada instante lo que salvó su obra. En 2007 un joven coleccionista local de 26 años adquirió su obra en una subasta a un precio risible con la intención de recabar información para un trabajo sobre la ciudad. Cuando John Maloof abrió las cajas se topó con una obra de arte fotográfica que exhalaba vida en cada instantánea.
En 2009 Vivian Maier fallecía después de resbalar en una placa de hielo el año anterior dejando una obra llena de incógnitas. Un obra digna de estar entre los grandes fotógrafos del siglo XX que hoy se plasma en un libro y documental que repasan la vida y obra de esta misteriosa desconocida que nunca pudo disfrutar del reconocimiento que merecía.
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