Las 22.50 y la sala está cerrada. Se supone que quedan diez minutos para que empiece el concierto, también supongo que esto de los retrasos en el mundo de la música es algo que ya tenemos más que normalizado. Mal por cierto. No debería ser así. En Murcia ya empieza a hacer frío y allí me encontraba; con Cynthia y el ganador del concurso de C´mon Murcia, que por casualidades de la vida resultó ser mi amigo y habitual compañero de conciertos. La compañía es cojonuda y tenía muchas ganas de escuchar a Ruidoblanco; así que la noche sólo podía esperarse, cuanto menos interesante.
Las 23.00, nos disponíamos a entrar cuando precisamente coincidimos con Ruidoblanco en la puerta. Sellos para todos y marchando. No me dio tiempo a entrar y ya estaba escuchando a Cynthia cantar Extraño Regalo de Izal. Bien, pues ese es el resumen de mis próximos tres cuartos de hora; Cynthia, el ganador anónimo del concurso y yo estropeando la buena música de ambiente que sonaba en Sala B. Después, ya por fin, se disponían a comenzar los teloneros: La Maniobra de Q, banda murciana con la que C´mon tuvo el placer de grabar un Audiovisession. La composición del grupo me resultó muy familiar, 4 chicos y una chica. Casualmente como los Ruidoblanco.
El ambiente era acogedor, no había mucha gente, pero tampoco estaba vacío. Y en cualquier caso el poco vacío que pudiese haber lo llenaron estos músicos con pocos acordes. Con buenos ritmos y mejores letras. Me convencieron casi instantáneamente. Siempre he tenido debilidad por las bandas que combinan la voz de un hombre y una mujer. En este caso fueron Jose Ángel y Ana quienes me brindaron el gusto durante una hora. Coged vosotros y dadle una oída desde casa simplemente. Ya veréis.
Acabaron y poco después subieron al escenario los barceloneses Ruidoblanco. Depredación es el tema escogido para comenzar, de su nuevo trabajo, El hombre que habita el mundo. Simplemente genial. Hace unos dos años que comencé a escucharlos pero nunca los había visto en directo. Siguieron con una canción que me gusta especialmente, Palabras que apagaron el incendio; que en el disco cuenta con la colaboración de Iván Ferreiro. Y después Frágiles y Última versión de ti. Respecto a esta última canción tengo poco que decir, todo son halagos; es de mis favoritas y me flipó oírla en directo.
Conforme avanzaba la hora, Sala B recogía cada vez más gente. Al principio el público se mostró tímido (incluido un servidor): la gente parecía no querer acercarse al escenario por alguna extraña razón. Unos cuatro o cinco metros se separaba el público del escenario en forma de semicírculo. Esto es lo que sucede cuando el tipo (o tipa) que llega antes y se esclafa en primera fila decide no acercarse y guardar las distancias. Entonces, automáticamente todo el mundo le sigue. Y así es como se forma ese vacío con forma de semicírculo. Por ello Salva, el vocalista, pidió dejar a un lado la timidez y recortar las distancias, que, como versa una de sus canciones: “es mejor hacer siempre las cosas bien.”
Tras este humilde reproche, se lanzaron a probar con un experimento. Uno que según ellos mismos consistía en tocar dos de canciones mas lentas seguidas. «Pero no os preocupéis, hemos preparado unas ambulancias en la puerta por si acaso”. Y Así dieron paso a Semanas y Ni las intenciones. El experimento, os adelanto, que no precisó de ninguna ambulancia. Es mas, gustó. Gustó mucho. Cuando Ruidoblanco habla de canciones lentas esconden muchísimo mas: fuerza. A partir de este momento crearon en la sala una íntima e indiscutible química entre grupo y público.
Su siguiente canción fue Zumo de naranja de vainilla, donde, como es habitual; tocaron sus propias versiones de otras famosas canciones “indies”. Comenzaron introduciendo 1999 y acabaron con Luciérnagas y Mariposas. Además de hacerle un pequeño homenaje a Antonio Vega con su Se dejaba llevar. El siguiente tema fue Crecer, una canción muy reciente que nunca habían tocado en directo y que compusieron para LuvRun, una carrera solidaria que tuvo lugar en Ecuador y para la que tuvieron el honor de encargarse de la banda sonora.
Le siguieron la conocidísima Octubre, Recursos y El tipo mas feo. Dos de estas de su primer disco “Midiendo el tiempo con canciones” y representan al Ruidoblanco mas puro, ese que mezcla subidones instrumentales con las voces mas desgarradoras e intensas que Salva y Cris podían derrochar. Ya quedaba poco de concierto pero ellos continuaban con esa fuerza y sencillez de las que tanto os hablo y que tan bien desprenden.
El final llegó primero con Desaparecer, de su último disco, una canción que no deja indiferente a nadie y La ciudad mas gris del mundo. Tras esto se acabó la noche. En una hora y media dieron un íntimo y genuino recital. Ruidoblanco no entró a Sala B aquella noche haciendo mucho ruido pero si que salieron entre aplausos y ovaciones. Sus letras, sinceras y profundas; conquistan. Cris, la segunda vocalista; sencillamente enamora. Personalmente, encontré en su directo lo que hace tiempo muchos grupos dejaron de transmitirme: una bella y especial humildad que sin duda los llevará lejos.
Fotografías por Cynthia Patricio
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