Existe una regla implícita – que por supuesto tiene excepciones-, que dice que todo buen friki debe ser un aficionado al heavy metal. Y viceversa. Obviamente no siempre pasa. Pero suele coincidir que el amante de, por ejemplo, Manowar, Blind Guardian e Iron Maiden suele ser un friki de cuidado. Suele coincidir también que todo buen frikazo, tiene en sus oídos algún grupo de metal. Así que por qué no unir ambas facetas de la gente en un grupo. Eso fue lo que pensó el Jevo, líder y cerebro delm animal musical llamado El Reno Renardo. Temas que interesan y tonadas grandiosas. Bogavantes, señoras, ordenadores y doping. Temas de actualidad para ser precisos. Esto fue lo que canto el pasado sábado 28 de noviembre en la sala Garage Beat Club de Murcia.
Hay mucha gente en la puerta con camisetas del Reno. Dentro la muchedumbre llega hasta el ropero. La zona de merchandising parece una hamburguesería un viernes noche. Echa humo. Como puedo llego hasta la mitad. Un ejército de metaleros muy frikis se aprietan unos contra otros. He visto productos envasados al vacío con más aire y con más espacio que con el que contábamos para sobrevivir los asistentes al concierto del sábado.
A las once empieza el show. Sin teloneros y puntuales. Copón con los vascos. Una música épica da paso a una compilación de videos de unos 10 minutos. Una sucesión de documentos gráficos en movimiento, que nos hacen cuestionarnos si el ser humano avanza hacia lo mejor. Leticia Sabater, Lory Money y la del pollo frito entre lo más aplaudido.
La primera canción ya se las saben todos. Y así hasta el final. Los de delante levantan los cuernos y no veo nada. Una conga de gente de mi pueblo avanza hacia el escenario, así que me uno y llego a ver las caras a los cuatro getxotarras.
Empiezan haciendo un popurrí de todos sus 4 álbumes. Pero las viejas, como “Ancho Cipote” y “Ctrl+alt+supr”, al estar más escuchadas, se corean aún mas fuerte.
– “Me está asustando esa cabeza de caballo”, dice el líder, señalando a un unicornio que se ha subido a hombros de alguien.
Para presentar cualquier canción, Jevo Jevardo se refiere al miembro viril: – “Hablando de pollas”…– y ya lo enlaza con cualquier cosa. Un tipo embutido en una caja de cartón va bailando por enmedio. Llueven sostenes, bragas y gallumbos a pares y a partes iguales. La gente está encendida. En algunas tienen que tirar de sonidos pregrabados para meterle más chicha a las canciones. El cantante se ayuda de una tablet para recordar las largas e intricadas rimas. Solo él es capaz de rimar a Bjork, con John Locke, con jamón de york. Intenta meter los sucesos espaciales de Calasparra en el “Bardo Bastardo” apuntándose un verso en el brazo. “ Es la única que tenemos de amor”.
Y hablando de pollas… tocan “Hasta los huevos”, hablan de “Orcos” y de un hámster mutante al que le encanta cantar Rammstein. Luego sacan una grabadora y piden que les donemos unos “Hey, Hey” que al parecer incluirán en su quinto disco, que llevara por título “Merienda cena con Satán” y que saldrá en primavera. Como premio dedican a los murcianos la reivindicativa “Violenta Revolución”, para la cual lleva las cuatro primeras estrofas en cuatro folios, que va y cuando se acaban terminan abruptamente.
El punto caliente es la playera “Bogavante” con todos haciendo el cangrejo. Y luego la clásica super recopilación. Son capaces de unir en una canción a Blur, a Queen, al Mago De Oz, a Bon Jovi y el “Bring your Daughter” de Iron Maiden. Reno Renardo versión extendida con comentarios del director según ellos. Y se van a los bises.
Y al volver intercambian instrumentos. El bajista y el cantante entre si. Y el guitarrista solista y el batería hacen lo propio. Flipante que siguen sonando cojonudamente. Uno disfrazado de reno, salta entre el publico dando pegatinas. Siguen con las versiones digievolucionadas. Pero como todos sabíamos terminan con su mega himno “Crecí en los Ochenta”. Esa oda a esa fatidica y gloriosa década. La gente ha tenido su ración de frikismo ilustrado.
El respetable brama aplaudiendo. –“Dame una púa por los calzoncillos tío”- le gritan al guitarra solista. Y con pollas, excrementos y demás elementos concluyen un espectáculo metalero de cuidado.
Fotografías de May Carrión
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