Mientras hacíamos tiempo en la puerta de 12&Medio oímos como alguien decía que faltaban 25 entradas para colgar el cartel de «sold out». Agotar entradas en la presentación de su primer disco, me imagino a los chicos de Nunatak riéndose hace unos meses mientras imaginaban cosas así. Pero aún faltaba para que se subieran al escenario y fueran conscientes, antes era el turno de Covelka.
Hace poco que estrenaron y presentaron «Nervio», su primer disco. Cuando su concierto comenzó no eramos muchos en la sala, quizás 20 o 30 personas, pero sabían que tenían delante una buena oportunidad y no la dejaron pasar. Tuvieron poco tiempo pero fueron muy efectivos, la sala se iba llenando conforme avanzaba el concierto y cuando llegaron las últimas canciones ya estaba prácticamente llena. A más de uno sorprendieron con su versión de «Shadowplay» de Joy Division y más aún cuando comenzó a sonar Enter Sandman de Metallica. Sonaron muy bien y apuntan maneras, querían partir el escenario y aunque a lo mejor no lo consiguieron sí que estoy seguro que de seguir así muy pronto van a lograrlo. Cuando el concierto terminó oí varias veces la pregunta «Oye, ¿cómo se llamaban? Suenan bien».
Nunatak había preparado el escenario. Adornado con alfombras y alguna que otra lámpara, como si quisieran sentirse en casa, como sabiendo que estaban ante importante, una noche que podría marcar un antes y un después para ellos y no quisieran que nada lo estropeara. Con las luces ya apagadas comenzó a sonar «Entre los árboles» y de repente, sin saber cómo, ya no estábamos en la 12&Medio, ni en el salón improvisado encima del escenario, estábamos perdidos en el bosque de Nunatak, ese bosque lleno de luces que ha dado lugar a su primer disco. Un disco que con solo una semana publicado había conseguido despertar unas ganas inmensas de escucharlo en directo, de disfrutarlo. Y desde que sonó el primer acorde lo hicimos.
El ambiente que consiguieron crear no se rompió ni con los gritos de «¡Viva la novia!» que se oían entre canción y canción. La sala totalmente llena, con el cartel de «Sold out» finalmente colgado, parecía ser un miembro más de la banda. Quizá en parte por la cantidad de amigos que decidieron acompañarlos pero también por todos los que ya andábamos prendados de sus canciones.
Las canciones fueron pasando, la magia creciendo y las luces del bosque que habían creado lo inundaron todo. Y cuando uno pensaba que el concierto ya había dado todo lo que podía dar de si llegaron «Volverá a Nevas» y «Soy Viento, Soy Fuego» y las luces estallaron. Arnelio, percusionista de la banda que ya no se encontraba en el escenario, volvió a subir, pandereta en mano, y se convirtió en el reflejo de lo que todos debían sentir por dentro: auténtica euforia de saber que la noche no podía haber ido mejor.
Cuando el concierto llegó a su fin la sensación que llenó la sala fue de haber vivido algo grande, de saber que el camino que les espera a Nunatak parece no tener fin y más importante aún, de haber sido parte de ello.
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