Crónica de Hamlet en la Sala Stereo
Hace algunos meses Hamlet preguntó a sus fans cual era el disco que más les gustaba para volver a tocarlo en directo. Y el resultado fue por mayoría “Insomnio”, seguido de “Infierno”. Entonces decidieron hacer una gira por toda la geografía nacional visitando 8 ciudades, culminando con un doble concierto en Madrid.
Sigo sin entender por qué los conciertos son siempre a la misma dichosa hora. No a las 21:00 que te obligaría a no cenar y punto, ni a las 23:30 que te dejaría el tiempo perfecto para cenar tranquilamente en casa de tu colega, tomarte unas cervecillas y entrar a la sala. “No, de eso nada” pienso mientras le doy golpes a mi compañero para que acelere. Cuando llegamos los de control, taquilla, porteros o como sea que se hagan llamar a sí mismos esos con un taburete y una mesita nos dicen que Hamlet está terminando su primera canción.
Hemos tenido suerte. Al entrar veo muchas cabezas. Yo diría que éramos unos trescientos, aunque nunca he gozado de buena visión espacial. Molly nos habla de los quince años que hace desde que estuvieron en esta misma sala de gira con “Insomnio” y nos da las gracias por apoyar su música. No cuesta mucho apoyar su música decido mientras tocan “Quién cree que Raquel se suicidó”. Que jodidamente buenos que son. Mi colega me susurra al oído que Molly va mejor con el pelo corto. Estoy de acuerdo. Le da un rollo rockabilly que le pega bastante.
Que fuerza tiene su voz en directo. Tras un rato decido que los muy hijos de puta han hecho un pacto con el diablo. No tiene otra explicación. No es que Molly no se canse de saltar e ir de un lado a otro del escenario, o incluso fuera de este. Ni el prodigio que debe ser tocar la batería como Paco Sánchez durante tanto tiempo. No. Es que el maldito Luis Tárraga está más joven y esto lo juro por Dios porque lo vi con mis propios ojos.
El grupo sigue repasando “Insomnio” dejándonos con perlas como “Lacabra” y “Odio”. Incluso hay un pequeño Wall Of Death que sacia un poco el apetito de Mosh que tenemos unos cuantos. Eso sí, el círculo es magnífico. Una de las cosas que más me gustan de Hamlet es la calidad de sus fans. El público se sabía todos y cada uno de los temas y los cantaba a coro, hasta el punto de que no se podía distinguir si era el cantante o los asistentes los que usaban el micrófono. Su concierto en el Viña 2012 sigue siendo hasta la fecha uno de los más bestias que he vivido. Yo por supuesto estoy sudando entre codazos de desconocidos y saltando sin parar. Pequeño descanso.
El grupo vuelve a salir y anuncia que esta vez el repaso será a “El Infierno”. Me froto las manos mentalmente y cojo sitio en el Moshpit. Nos miramos sonrientes los que nos hemos visto las caras en la otra parte del concierto. Todas nuestras sonrisas parecen decir “ahora viene lo bueno”. “Mi nombre es yo”, “Denuncio a Dios”, “Vivir es una ilusión”, “Lárgate despacio”… la segunda parte del concierto es brutal y la disfruto como un loco. Hay una rubia alta a la que todos estamos mirando. No es solo que sea guapísima, que lo es, es que la tía nos sigue el ritmo de manera que ya quisieran muchos de mis colegas menos duchos en el tema de hacer el bestia. Soy de los más jóvenes del concierto, pero eso no me da mucha ventaja. La gente aguanta. Molly se baja a bailar en la olla con nosotros. Increíble. Me encantan los conciertos de estos tíos.
Hacen la típica de meterse al camerino 5 minutos y volver para un bis. Hablo con la gente de la sala. Todos estamos emocionados. Uno me comenta que el cantante tiene entre 45 y 50 años, me quedo con la boca abierta, la madre que lo parió, no es humano este hombre. Para que luego digan de los futbolistas, que a los 34 ya no valen. Será porque no les sale de la polla, porque vamos. Unos cuantos comentamos entre risas que para follarse a Pilar Rubio también hay que valer. Alguien dice que los vio en Valencia y que ahora vienen “Jodido Facha” y “Un mundo en pausa”. Unos cuantos gemimos decepcionados y comentamos entre nosotros que “Irracional” hubiese sido el broche. Aun así cuando el grupo sale y hace el bis lo damos todo.
Yo quizás un poco de más porque un treintañero toca narices me dice que “me relaje que esto no es Non Servium”. Me voy a seguir bailando lejos de él pensando en mandarle de una patada en el culo a un concierto de Slipknot al muy marica, Non Servium dice, por las botas y la cresta supongo. Molly termina “Jodido Facha” subido en la barra del local y se despiden mientras les coreamos. Lo dicho, un conciertazo de los pies a la cabeza. Estoy deseando volver a verles.
Crónica: Francisco José López Olmos
Fotografías: Mario L. Amigo
1 Comment
De acuerdo en todo, incluso hasta en lo de la rubia… pena que no hayan más como ella xD