Una de las sagas más longevas del panorama Hollywoodiense sigue haciendo historia. ¿Cuál es su truco? Simplemente evolucionar, saber lo que sus fans quieren. Uno de sus aciertos ha sido el de cambiar el tono de carreras callejeras y ambiente choni por el del más puro blockbuster de acción y entretenimiento, mezclando el tono de espías y agentes secretos de Misión Imposible o James Bond con la acción más espectacular del cine marveliano, sin perder sus señas de identidad, es decir, sigue habiendo ese ambiente callejero y choni pero en menor medida, por lo que se consigue llegar a una mayor cantidad de público. Es pura acción elegante y bien rodada, y su reparto es puro músculo, con peleas muy bien coreografiadas. Además maneja a la perfección el tono autoparódico y no se toma en serio. En definitiva, un grupo de héroes de acción que hacen que funcione todo aquello que en Los Mercenarios nos acaba resultando soso, rutinario y desaprovechado.
Son 130 minutos de adrenalina, velocidad, risas y emociones. Si, habéis escuchado bien, emociones. Nunca pensé que una película de A Todo Gas llegaría a emocionarme, conformando unos últimos minutos, con una separación de los caminos de los protagonistas, que son pura poesía a pie de asfalto. Y esto, precisamente, es lo que la diferencia del resto de películas del género. Porque si, tiene acción de todo tipo: persecuciones, explosiones, tiroteos o peleas brutales, y algunas setpieces de acción como las montañas de Azerbaiyán, los rascacielos de Abu Dhabi o el clímax final, que forman ya parte de lo mejor del cine de acción de los últimos años; pero lo que diferencia a esta saga de otras películas es que bajo la chapa de este impresionante y aparatoso cochazo, late un gran corazón al ritmo de valores como la familia, la amistad o la lealtad.
Seguro que Paul, allá donde este, estará muy orgulloso de esta película, que es una oda al cine de acción y automovilístico con el que tanto disfrutaba; pero estará más orgulloso aún del homenaje final que le dedican sus hermanos, donde las actuaciones quedan a un lado, y las miradas, expresiones y sentimientos lo dicen todo de un grupo, no de héroes, sino de amigos con las emociones a flor de piel.
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