Imagina que eres un estudiante de Literatura. Estás en la Universidad, estudias una carrera, sales, te lo pasas bien, estudias. Lo normal, vamos. Incluso, inspirado quizás por los autores que tanto estudias, te da por escribir algo de poesía. Te gusta, es una buena afición. Te gustaría ser poeta. No hay nada de malo, ni de extraordinario.
Pero un día te llega una oportunidad enorme que da un vuelco a tu vida. Lo hemos omitido al principio, pero vives en un país que está bajo una dictadura. Sí, estos años parece relajarse un poco la censura con la ley de prensa del ministro Fraga, pero la falta de libertades es evidente, y sigue siendo una dictadura por mucha apertura que se intente. Y así, de repente, tienes una oportunidad de ampliar tus estudios en el extranjero. En Estados Unidos, nada menos. Y no Estados Unidos en una época turbia o poco interesante. Vas a Estados Unidos en plena ebullición con el movimiento contracultural, de los hippies, inmersa en una enorme oposición a una impopular guerra que está teniendo lugar en Vietnam, que se ha extendido a dos países más y que parece que están perdiendo.
Unos Estados Unidos sumergidos de lleno en las luchas sociales de colectivos que antes habían sido silenciados: la lucha por los derechos civiles, con las Panteras Negras en auge; la lucha por los derechos y la liberación de la mujer, otrora condenada a los hijos y el hogar; incluso las protestas de los homosexuales, que están hartos de ser considerados criminales. Un país que está experimentando con todo tipo de culturas y sustancias.
Como añadido, como colofón a semejante oportunidad, no te vas a un sitio cualquiera. No te vas a un pueblo rodeado de maizales en pleno Medio Oeste; no te vas al Sur profundo y conservador. No. Te vas a California. Donde está San Francisco, ciudad en la cual Scott McKenzie sugería que llevases flores en el pelo. Capital mundial de la revolución sexual, del verano del amor, del movimiento hippie. Madre mía. Menudo cambio. Y más teniendo en cuenta que tu ciudad natal es Cartagena, ciudad hermosa pero que no llega a los 150.000 habitantes. Pasas de una ciudad pequeña de provincias a la capital mundial de un movimiento social, político y cultural (o mejor dicho, contracultural). Casi nada.
Pues este ejercicio de imaginación fue lo que le pasó a Tony Wells, seudónimo de un joven estudiante de Cartagena que fue a Estados Unidos para ampliar estudios, y regresó metido de lleno en la psicodelia y el movimiento contracultural que emanaba por las calles de San Francisco.
En aquella época la música tenía sus propios viajes psicodélicos, influenciados por el movimiento contracultural californiano, las protestas contra Vietnam, las luchas sociales y, por supuesto, la gran experimentación con diversas drogas que tuvo lugar esos años. En el año 1967, año de la eclosión de la psicodelia, unos cambiados Beatles se quitaban la vitola de jóvenes bien trajeados y peinados con Sgt Pepper’s, unos semidesconocidos Pink Floyd con el malogrado Syd Barrett al frente salían a escena con The Piper at the Gates of Dawn, un mágico Jimi Hendrix machacaba su guitarra en Are you experienced?, y unos pioneros Jefferson Airplane, que además jugaban en casa al ser de San Francisco, sacaban, con el reciente fichaje de la hipnótica voz de Grace Slick, el Surrealistic pillow. Como podéis ver, a Tony le pilló todo el meollo. Y lo aprovechó. Influenciado por esos sonidos, por esas letras y esa ebullición de colores y sensaciones, decidió importar este nuevo estilo a España.
Pero la psicodelia en España apenas estaba en pañales. Poco se había probado con este nuevo estilo, y sobre todo, poco éxito venido de grupos nacionales en esta nueva modalidad. Pero a Tony no le importó. Montó su propia banda, que ya destacaba por entonces por su apariencia y sus peinados.
El cartagenero creó su banda con músicos de su tierra y de Madrid, logrando grabar un single con la discográfica Movieplay, con la producción de Clemente Tribaldos. El single, llamado «La casa del abuelo/Quiero vivir», fue grabado en 1970, con ese sonido tan característico de la capital californiana de la contracultura del cual había bebido el músico y poeta cartagenero. El resultado es muy bueno, si bien, adulterado de la voluntad de Tony, que se mostró descontento con la parte de viento que fue añadida.
Hay que recordar que en aquella época, en España, un sonido como aquel no era muy habitual, y más teniendo en cuenta que algunos de los nº1 en España aquel año fueron Víctor Manuel o Julio Iglesias. No obstante, los arreglos de viento no hicieron ningún mal, al contrario, dando un estilo propio estupendo, al no quedar muy sobrecargado y no acercarse demasiado al pop sinfónico, quedando todavía ese estilo psicodélico que Tony quería, como atestigua esa guitarra distorsionada que usarían también otros grupos capitales en la psicodelia, como los brasileños Os Mutantes. Y además de eso, Tony se ocupó de que las letras y los acordes apareciesen en el interior del disco.
El disco tiene calidad, tiene un estilo innovador, las letras están bien, y los componentes tienen una habilidad y una apariencia rompedoras. Tienen todo a su favor para triunfar. Pero algo se tuerce. El pasado de Tony en Estados Unidos, el período de tiempo que le influencia en su estilo de hacer música, se vuelve contra él.
Durante la promoción del disco, Tony admite que fue amigo de Charles Manson. El nombre que más terror generó en Estados Unidos a finales de los 60. El monstruo en la tierra.
Tony Wells conoció a Manson cuando el líder de La Familia no pasaba de ser un músico underground amigo de famosos, que se las daba de gurú y que trataba, por todos los medios, de triunfar en medio de aquella orgía de ácido y experimentación que era California a finales de los años 60. Ambos llegaron a entablar amistad, y se cuenta que incluso Manson lo intentó iniciar en su secta, bautizando a Tony con el apodo de Earth.
Hacía apenas un año que Charles Manson había sido el inductor de las horribles masacres que su grupo cometió en Los Ángeles, apuñalando sin piedad a la actriz Sharon Tate, esposa de Roman Polanski y embarazada de 8 meses, así como a unos amigos de Tate, que, por desgracia, estaban en la casa cuando los fanáticos seguidores de Manson llegaron, la noche del 9 de agosto de 1969. Un día después, la banda volvió a matar de manera brutal, al empresario Leno LaBianca y a su mujer Rosemary. Siete brutales muertes y una condena a prisión perpetua no es algo que se le pueda perdonar a un amigo. Y el haber mantenido una relación de amistad con semejante monstruo no es algo que se pueda pasar por alto. Movieplay decidió cortar de raíz, y no volvieron a dejar que Tony y su banda volviese a grabar con ellos, acabando ahí la carrera de Wells.
Sin embargo, pese a la falta de éxito, ahí queda el ambicioso intento de un poeta y estudiante cartagenero de importar el sonido de San Francisco, la psicodelia y el movimiento del cual había formado parte a finales de los 60, a España. Y por supuesto, dos geniales canciones, las cuales, fueron de los primeros pasos de la psicodelia española.
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