El Ayuntamiento de Murcia, a través del Área de Patrimonio de la Concejalía de Cultura, destina un total de 130.938,11 euros, en una actuación dirigida a preservar y difundir el valor histórico y cultural de la Muralla de Verónicas, uno de los monumentos BIC de la ciudad.
La adjudicataria del contrato es Construcciones y Excavaciones Sánchez López y el plazo duración de los trabajos será de cuatro meses. El proyecto abarca la actuación sobre la muralla, las torres y los dos tramos de antemuralla, desarrollando una propuesta de intervención de conservación en los restos arqueológicos localizados al aire libre y accesibles desde la calle Arco de Verónicas 1, fundamentalmente para evitar su degradación y paliar el deterioro.
Con esta intervención se proponen una serie de actuaciones que establezcan unas medidas de conservación adecuadas: limpieza de las estructuras, eliminación de vegetación intrusiva, eliminación de agentes microbiológicos, ajuste del diagnóstico, consolidación de las estructuras, consolidación y protección del tramo de antemuralla 1ª, intervención en las saeteras de la antemuralla 2ª, acondicionamiento de la cubierta de la torre Oeste, intervención en la coronación de la muralla, supervisión arqueológica y documentación fotográfica y memoria final.
Asimismo, se instalará una nueva bomba de achique de agua para solucionar los problemas de acumulación en periodos de lluvia.
Sistema defensivo medieval
Los restos arqueológicos de la muralla situada en Verónicas pertenecen al tramo meridional del sistema defensivo medieval de Murcia construido durante los siglos XI‐XII, localizado frente al río Segura, por lo que también sirvió para proteger la ciudad de sus periódicas crecidas.
Este sistema de defensa, cuyos orígenes se remontan al siglo IX posee una longitud de unos 3 kilómetros y estaba compuesto fundamentalmente por la muralla reforzada por numerosos torreones, que se adelantan respecto a la línea seguida por el lienzo de la muralla; el adarve o camino de ronda que coronaba el lienzo de la muralla, la liza (espacio entre la muralla y la antemuralla por donde se podía deambular), la antemuralla o revellín (muro normalmente almenado de menor altura y grosor que la muralla que contaba con diversas saeteras y actuaba como primera línea defensiva), delante de ésta un foso (utilizado también como alcantarilla en donde se recogían los desagües urbanos) y diversas puertas (de Orihuela, del Zoco, del Puente, de Vidrieros, del Toro, del Mercado, de Santa Eulalia, del Sol, etc.). Ginés de Rocamora y Torrano, regidor de Murcia en el siglo XVI, describía que tenía treinta y cinco codos de altura y quince de ancho, que contaba con noventa y cinco torres.
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