El artista maliense Salif Keita recibirá el galardón del festival La Mar de Músicas que celebrará su 25º aniversario del 19 al 27 de julio y tendrá a Portugal como país invitado. Se una a la lista de artistas galardonados por el festival en la que encontramos nombres como Totó la Momposina, Oumou Sangaré, Susana Baca, Cheick Lô, Pablo Milanés, Omara Portuondo y Gino Paoli.
El festival ha declarado que este premio recae en él por haber superado todo tipo de prejuicios, dentro y fuera de África, en su defensa de la población con albinismo y de quienes cantan sin pertenecer al casta griot. Así como por la inspiración de su poderosa voz y haber sabido mezclar la profunda tradición de su región con los sonidos globales.
Además de recibir el premio, Salif Keita también actuará en el festival. Será el 22 de julio y vendrá a La Mar de Músicas con su 14º álbum de estudio, y según dice, el último. Después de una carrera extraordinaria en la que ha transformado la música del continente y se ha atrevido con el rock, el reggae, el hip-hop, el jazz contemporáneo…
LA VIDA DE SALIF KEITA
Nació con albinismo, una afección causada por la ausencia de pigmentación de melanina en la piel. Cuando era niño, su familia lo protegió, hasta que comenzó la escuela. Era blanco y muy consciente de su diferencia. No pudo ser maestro como soñaba. Temían que asustara a los niños. Salif no quería ser músico, era de una familia de nobles y en Malí los nobles no hacen música. Eso era para los griots. Aunque sus opciones eran pocas, como él ha declarado en numerosas ocasiones “o músico o delincuente”.
No contó con el apoyo familiar para iniciarse en la música. Intentaron detenerlo, pero él escapó y se fue a Bamako, donde comenzó a cantar en cafés y restaurantes. Aprendería a tocar la guitarra y se unió a la Rail Band, donde entretenía a los comensales de un restaurante cercano a la estación de tren. Luego se uniría a Les Ambassadors, la banda más popular en los años 70 en el continente africano. Proyecto que recuperó en 2014 y con el que se presentó por última vez en La Mar de Músicas.
En la década de los ochenta, Keita se mudó a París, donde lanzó su primer álbum; una obra maestra de la música del continente bajo el título de Soro. Un punto de inflexión para la música popular africana, ya que por vez primera a las raíces africanas se le unía la tecnología moderna. El resultado fue y sigue siendo la música africana más sublime de nuestros días. Y en medio de ese fascinante andamiaje sonoro, los textos de sus canciones, que hablan de sus preocupaciones medioambientales o de los derechos de los albinos en Mali. Un testimonio crítico de la realidad de sus contemporáneos, de su pueblo y de su tiempo.
Salif Keita además trabaja y supervisa dos fundaciones, Salif Keita Mali y Salif Keita Global Foundation, con sede en Estados Unidos, donde ofrece ayuda a la población albina, además de combatir prejuicios. Gran luchador en la defensa de las personas albinas en África; continente donde las supersticiones están muy vivas y donde la población albina es rechazada, golpeada, asesinada o desmembrada para utilizar partes del cuerpo en rituales mágicos. En noviembre pasado, Keita organizó un concierto benéfico para crear conciencia sobre el problema después que una niña de cinco años con albinismo, Ramata Diarra, fuera asesinada y decapitada en un ritual en la ciudad de Fama, al oeste de Bamako.
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