-Menuda cola más larga para entrar.
-Pero si nosotros tenemos pase de prensa, somos importantes.
Coincidiendo con el XIX Festival de La Mar de Músicas en Cartagena, tuvimos la oportunidad de asistir a uno de sus conciertos en el maravilloso entorno portuario de dicha ciudad. En el concierto tocaban los peruanos Novalima y los gamberros La Pandilla voladora, presentando su nuevo espectáculo. Pero empecemos por el principio.
Llegamos al festival bastante temprano, en torno a una hora y media antes de que abrieran las puertas al personal, incitado por mi acompañante, reiterando una y otra vez que era mejor para coger sitio ya que pintaba a que se iba a llenar enseguida y, la verdad, es que tenía razón. La respuesta del público a La Mar de Músicas este año es muy positiva, pese a la desfavorable coyuntura económica que estamos pasando. Tras subir una indeseable cuesta para acceder al recinto y esperar una cola bastante considerable, pasamos y cogimos sitio razonablemente cerca del escenario. Ya solo quedaba esperar a que empezara el primer grupo de la noche: Novalima.
No suelo hablar casi nunca o en contadas ocasiones de los teloneros o grupos que tocan antes del principal, pero en esta ocasión voy hacer una excepción porque la verdad, me gustaron bastante. A eso de las 23:30 salieron al escenario algunos de los integrantes de este grupo que contaban con un par de africanos tocando el cajón y la batería, más un guitarra y un bajo acompañados por un hombre al sonido, mesa de mezclas o controladora. Al poco tiempo salió la cantante, una peruana un poco gordita (costumbre de mi abuela de poner diminutivos a las palabras para que parezcan menos ofensivas) que se movía por el escenario con una soltura mucho mejor que la monitora de Zumba de mi madre.
La música de Novalima es una fusión de músicas de todo el mundo a lo que llaman música afroperuana. El repertorio de canciones consiguió atrapar al público que en numerosas ocasiones con canciones como Hotel Barcelona (basado en un incidente del grupo en un hotel), Bandolero y Coba Coba se levantaban de sus asientos para echarse unos bailes con sus parejas. Pero el concierto también tuvo momentos muy graciosos, como cuando se la picaron los dos integrantes del grupo africanos (o“niggahs” para los más hipsters), en el que uno se saco una especie de huesos de la cabeza de un animal y empezó a tocarlos haciendo sonido similar al cajón. También cuando se enzarzaron entre los dos en una batalla épica a ver quien tocaba mejor la caja o cajón. Pero el momento estelar fue en su despedida: la cantante invitó al público a subir el escenario a bailar para “quemar el cucurucho” y poner fin al concierto como se merecía. El público poseído por la música, se tomó sus palabras al pie de la letra y subió al escenario convirtiéndose aquello en una auténtica orgía festivalera, un auténtico espectáculo.
Pero el plato fuerte aún estaba por llegar. La banda formada por el Lichis (bajo), Tomasito (voz), Muchachito Bombo Infierno (guitarra), Albert Pla (guitarra eléctrica) y El Canijo de Jerez (guitarra acústica), entraba en escena a eso de las doce y media. Vestidos cada uno con sus trajes del “todo a cien” haciendo referencia a los superhéroes más cutres que os podáis imaginar, nos presentaron su disco “Del deporte también se sale”. Pero los que de verdad se salieron fueron ellos.
Empezaron el repertorio con la canción que da nombre al disco, seguida de Felicidad interpretado por el Lichis, que se le notó un poco apático durante todo el concierto en comparación con sus compañeros, pero supongo que es su rollo. También decir que la mayoría del público que asistió al concierto se sabía mucho más sus canciones que las de los otros integrantes del grupo con excepción de las de Los Delinquentes claro.
La cosa poco a poco se fue animando y nosotros que ya llevábamos el cuerpo golfo por las cervezas y otras cosas lo fuimos notando también en la gente que nos rodeaba. Llegaron canciones como El lado más bestia de la vida de Albert Pla, muy bien interpretada por todos, en el que cada uno cantaba una parte y con un toque muy flamenco. Nos pusimos sensibles con “La viajera” de Muchachito o la muy conocida El aire de la calle de Los Delinquentes en homenaje a el Migué. Todas las canciones acompañadas por numerosos bailes que causaron numerosas risas en los espectadores. Los zapateos del gran Tomasito también tuvieron su momento, Camino del Hoyo y El Tuerto. No faltaron las clásicas Joaquín el Necio de Albert Pla, la muy cañera Será Mejor de Muchachito, la famosa la Lista de la compra del Lichis o grandes éxitos de Los Deliquentes como Piratas del Estrecho, La primavera trompetera, o Después.
Ya rozando las dos empezaron a llegar las sorpresas, Albert Pla en un momento de locura, bajó del escenario y se perdió entre el público mientras seguía cantando, estuvo desaparecido un buen rato. Disfrutamos de un rato junto a él, nunca mejor dicho, y como no podía ser otra forma el público encantado de verlo pasar por su lado. Pero lo más sorprendente, y que no me esperaba, fue que cantaran Ama, Ama y enchancha el alma de Extremoduro. con un toque más flamenco que rock, eso sí, pero muy bien interpretada. Con esto acabó el concierto y se despidieron. Esperamos que sigan salvando al público con su música y su alegría en esta época tan mala que estamos pasando.
Crónica por Francisco Moya Parens
Fotografías
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