Cuando Murcia llegó a ser la capital del Xarq al-Ándalus, un estado independiente durante el emirato de Ibn Mardanis (tercer cuarto del siglo XII), este reino se extendió por la mitad oriental de la península Ibérica. El conocido como rey Lobo en las crónicas cristianas, convirtió a Murcia en la capital de su estado y la transformó en una de las ciudades más importantes del Occidente musulmán, dotándola de un gran número de palacios y fortificaciones, entre los que destacan el complejo monumental de Monteagudo, el palacio de Santa Clara, el oratorio de san Juan de Dios, la fortaleza inacabada de la Asomada y las propias murallas de Murcia.
Precisamente en la falda del Castillejo de Monteagudo, fue donde edificó su finca de recreo o almunia, con numerosas huertas, acequias, pabellones, albercas y jardines. En este emplazamiento, los arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) vienen trabajando desde el verano del año pasado.
Sin embargo, no ha sido hasta esta última semana cuando se ha producido un hallazgo sin precedentes: un palacio real presidido por una alberca palatina (de 135m2) asociada a un gran jardín de crucero. Este conjunto monumental posee una configuración que solo cuenta con el antecedente de los palacios y jardines cordobeses de Medina Azahara (siglo X).
Estas excavaciones se enmarcan dentro del proyecto estratégico Las Fortalezas del rey Lobo, el primer parque arqueológico medieval integrado por 150 enclaves patrimoniales en torno a las fortalezas del Castillo de Monteagudo, el Castillejo, el Castillo de Larache y el de Cabezo de Torres. Un itinerario paisajístico, natural y arqueológico único en España de más de 1,5 millones de m2.
Dentro de este proyecto también tendrá lugar la restauración del Castillo y Cristo de Monteagudo, del Castillo de Larache y la calzada romana.
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