El último día del festival había llegado, deberían investigar el paso del tiempo en los festivales porque no es normal lo rápido que pasa. La noche prometía y el cartel también. Decidimos aprovechar la tarde en el camping antes de coger el tren hacia el recinto del festival. Al final entre charlas, cubatas y mirar mal los horarios acabamos perdiendo el tren y llegamos, otra vez, tarde.
Nos íbamos a perder a Glasvegas, uno de los conciertos que más ganas teníamos de ver, pero nos lo tomamos con buen humor y seguimos con nuestra propia fiesta en el andén del tren. Ya en el recinto decidimos seguir fuera por un rato, no nos hacía especial ilusión estar en las primeras filas de Love of Lesbian. En realidad no es que nos hiciera mucha ilusión verlos de nuevo tras haberlo hecho en cuatro o cinco ocasiones. Al final acabamos reclutando gente para nuestro pequeño grupo festivalero antes de entrar.
Cuando entramos Love of Lesbian ya estaba en el escenario pero al ver la cantidad de gente que se dirigía hacia ese concierto preferimos optar por otra cosa. En el Escenario Energy System había una señora negra de pelo afro dándolo todo encima del escenario y no pudimos resistirnos a unirnos a ella. Eran Lisa & The Lips y dieron un auténtico conciertazo. Apenas había gente pero disfrutamos como locos bailando. Llamaba la atención que muchos a los que preguntábamos cómo se llamaba el grupo tampoco sabían respondernos.
Lisa & The Lips ya habían terminado su concierto pero Love of Lesbian tenían para rato todavía así que fuimos a ver qué tal. Es inevitable estar ya cansado de tanta camiseta de John Boy, tanto amante guisante y tanta niña imantada, a veces les pegaría a todos ellos, pero hay algo que no se puede discutir y es que no hay concierto de Love of Lesbian que no se convierta en una auténtica fiesta. Antes de subirse al escenario Santi Balmes ya tiene al público en el bolsillo pero cuando está encima hace con él lo que quiere. Y así acabamos nosotros también, como un fan de John Boy cualquiera. Tenía curiosidad por saber por qué se llamaban Love of Lesbian así, una duda que tenía desde hace tiempo, y me dediqué a preguntarle a la gente; solo un chico supo responderme y me contó algo relacionado con unas prostitutas rusas, no me acuerdo muy bien. También era gracioso ver la cara de la gente al preguntarles que cuándo tocaban “Mi Realidad” o “Copenhague” o cuándo era el turno de Zombie Kids. Un concierto de Love of Lesbian da para mucho, hasta para acabar gritando el “Fantástico” tan oído y odiado este verano.
Cuando el concierto terminó decidimos salir a tomar algo antes de seguir la noche, mientras tanto intenté que alguien me regalara un gorro pero sin éxito. Es digno de destacar la cantidad de sombreros graciosos que pueden verse en un festival. También me topé con un tío disfrazado de Amante Guisante que acabó diciéndome que “todas las mujeres eran unas p*tas”. Un romántico. Antes de la salida nos topamos con el puesto de las #PulserasVerdes, la iniciativa del festival para que los solteros se identifiquen entre sí. Tras estar un buen rato intentando convencer a la chica encargada de ponerlas de que nos acompañara, sin mucho éxito, acabamos saliendo con tres pulseras verdes en el brazo.
Ya fuera volvimos a visitar a uno de los hombres más queridos del festival: el dueño del puesto de las cañas a 1€. Al final el grupo acabó creciendo más y entramos de nuevo, era el turno de Fangoria. No es que me gusten pero quién no haya cantado nunca alguna de sus canciones a pleno grito no debe vivir en este país. Al final, tras escuchar “Ni tu nadie” y alguna que otra más. optamos por la mejor opción: pasar de Fangoria e ir a ver a Standstill. Tuvimos la suerte de perdernos a Mario Vaquerizo.
No había demasiada gente en el césped y, casualidades del destino, un puff apareció allí en medio para hacernos más cómodo el concierto. La verdad que disfrutar tumbado y cómodamente del espectáculo con el que Standstill se presentaron en el Low Cost fue una gozada. Las proyecciones que acompañaban el concierto lo hacían diferente y especial. Un concierto más que notable en todos los aspectos. Llegaron Grises para reemplazar a Standstill en el escenario y si dijera que recuerdo su concierto estaría mintiendo. Solo recuerdo que mientras hablaba, mucho, había algo de fondo que no sonaba mal y, si no me equivoco, eran ellos. En ese punto de la noche no me importaba ir de un lado a otro cargado con el puff, mi nueva posesión más preciada, o pedirle a la gente que me diera sus bocadillos.
Llegaron Buffetlibre Djs para poner fin al festival. Se han convertido en una apuesta segura y a juzgar por lo bien que parece pasarlo la gente durante sus sesiones está más que justificado. También iban apareciendo mis amigos perdidos, a ellos sí que le funcionaron las pulseras verdes e iban a terminar la noche dando las gracias al festival por más de un motivo. Los demás volvimos a caminar hacia el camping, tirando nuestras pulseras verdes por el camino.
Una edición del Low Cost Festival que ha batido todos sus récord de asistencia y a la que se le pueden poner pocas pegas. Organización, horarios, servicios… todo funcionaba sin ningún tipo de problema; como ya dijimos quizás sea el tema de los precios lo único reprochable pero no hay festival grande en el que no lo sea. Siempre se pueden mejorar cosas, eso sí, pero sin duda vivimos un buen festival y no dudaremos en volver el año que viene si tenemos la oportunidad.
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