Las obras de rehabilitación de Torre Arcayna, permitirán devolver el esplendor a la histórica casa-torre del siglo XVIII y a su magnífico jardín.
Este lugar está situado en mitad de la huerta junto a los históricos pinos centenarios de la pedanía de Churra. La casa y el jardín forman, junto a la iglesia, un conjunto histórico que es pieza esencial en la identidad y el imaginario colectivo de los vecinos de Churra y El Puntal.
Los trabajos de rehabilitación del edificio y jardín cuentan con un estudio arqueológico que ha analizado la documentación histórica del edificio y el jardín, la prospección arqueológica, la documentación fotográfica y la realización de catas parietales sobre los enlucidos y pinturas interiores y exteriores, así como la fotogrametría de los alzados.
Estos trabajos, que continuarán durante el proceso de rehabilitación del inmueble, permitirán la recuperación y conservación fiel del histórico inmueble.
Torre Arcayna
Torre Arcayna es una vivienda solariega, cuya parcela está formada por cinco núcleos claramente diferenciados:
- El primero, la propia vivienda y dependencias anexas, que ocuparía el extremo suroriental
- El segundo sería la Iglesia-Parroquia Nuestra señora de la Encarnación, justo en la esquina opuesta.
- El tercero, la casa del guarda, entre la iglesia y la vivienda.
- La cuarta, en la parte central y septentrional de la parcela, lo ocupa el huerto, el cual aparece dividido por un andén de bloques de cemento en sus caras.
- Finalmente, la zona de jardín, presidida por un pequeño cenador, sustentados con pilares de ladrillo y cubierta de hierro y alambre.
El inmueble está catalogado en su fundación en el siglo XVIII, aunque ya existen referencias anteriores a esta finca, y ya en 1600 se conoce la instalación de la Ermita-Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación en 1600 fundada por Diego Sánchez en terrenos de su propiedad, en el Pago de Churra la Vieja. La actual iglesia se erige en 1910.
El jardín
El histórico jardín contaba con un cenador y unos andenes que distribuían los espacios donde se ubicaban los huertos. Gracias a las ortofotos, se ha podido analizar la distribución del jardín y su evolución, destacando el cenador compuesto de ocho columnas de ladrillo sustentando una estructura metálica que, en su momento, debió soportar la bóveda vegetal que conformaba esta cupulilla, de la que en la actualidad sólo quedan las nervaturas metálicas, y resto de los cipreses que lo circundaban, siendo objeto también de análisis arqueológico.
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