Hace poco más de diez años que Alejandro Iñárritu estrenó ’21 gramos’, una película que se ganó un hueco en la historia del cine americano y consolidó al director en unos de los escenarios más competitivos del mundo. Con él, pudimos apreciar 118 minutos de cine puro, pero Iñárritu vio algo mejor: contempló Hollywood.
Con esa visión de la meca del cine nos llega Birdman: la inesperada virtud de la ignorancia, extraña comedia negra que dibuja con maestría una maravillosa crítica a… todo –para Hollywood ellos engloban un todo—. ¿Qué es lo que demanda el público? ¿Qué es lo que ofrece la industria? ¿Sabemos lo que queremos?
Nos encontramos en una situación en la que Marvel maneja los hilos de nuestro mundo –lo siento DC, pero no eres tan guay–. Las explosiones, las capas, los Optimus Prime subidos a velocirraptores de metal… Son lo que el público obtiene tras su demanda. El cine que mueve millones de dólares y los post en Tumblr son lo que engordan los bolsillos de Disney y Sony, pero también el ego de sus protagonistas.
Un ex superhéroe interpretado por Michael Keaton –ex Batman–, un excéntrico actor de teatro interpretado por Edward Norton –ex Hulk— y una pseudo adolescente con problemas de identidad interpretada por Emma Stone –ex Gwen Stefany, AKA ‘LanoviadeSpidermannopelirroja’—, encarnan a la perfección el modelo predominante de Hollywood en los últimos años y sirven a su vez como crítica para el mismo. Un mensaje que solo podrán entender en toda su complejidad aquellos que viven de la industria –seguro que Robert Downey Jr. flipó más que todos nosotros juntos cuando la vio–.
Hace años que una película no sorprende así. Hemos alabado la originalidad de grabar una comedia muda en el Siglo XXI con The Artist –meh— y los elogios han caído de lo lindo por filmar una película indie durante 12 años con Boyhood –meta meh—, pero ahora podemos ver algo más. Una maravilla interpretativa, narrativa y visual que, cuanto menos, sorprende. Su carrera hacia las categorías principales parece imparable, aunque claramente mermada bajo la sombra del film de Richard Linklater.
Estamos ante la academia de Hollywood, los grandes premios de los Oscars, donde ‘lo viejo, si no es nuevo, dos veces bueno’. O algo así.
PD: The Lego Movie, te echo de menos.
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