El viernes se celebró la primera edición de lo que han llamado Welcome Festival, aunque para todos los asistentes seguía siendo el BUM. El festival de la Bienvenida de la Universidad de Murcia volvía a celebrarse con Estrella Levante al frente en la Plaza de Toros de Murcia. Este año el cartel lo formaban Crystal Fighters, Analogic, Ayoho y We Are England amenizando entre concierto y concierto.
La noche dio comienzo con la arena de la plaza casi vacía, pocas personas acudieron a primera hora para ver a Ayoho, ganadores del concurso de bandas organizado por la Universidad. Esta banda de Cartagena no lleva ni un año en activo pero en estos pocos meses ya han vivido lo que otros grupos tardan años en conseguir. Sí, estarás pensando que es gracias a haber ganado el Vodafone Yu Talent, pero ganar un concurso entre más de 1.000 bandas también tiene su mérito. Volvieron a mostrar en directo las canciones de su primer disco, “Deference & Wonder”, pero fue al final de su concierto cuando se despidieron con una canción adelanto de lo nuevo en lo que están trabajando sorprendiendo a todos los allí presentes. Una nueva canción que se aleja del sonido de su primer disco y que muestra, no solo que la banda es tan joven que aún no ha encontrado su propio sonido, si no que tienen mucho por explorar y mostrar.
La segunda banda de la noche fue Analogic. No puedo decir nada malo de la banda… pero tampoco bueno. Un concierto correcto pero en el que apenas destacaron, un sonido que recuerda demasiado a otras bandas y que no les permite distinguirse y diferenciarse. Su segundo disco, “Instinto Animal”, ocupó la mayor parte del concierto, un disco que les ha hecho perder aquello que encontrábamos en su álbum homónimo y les llevó a ser nombrados como una de las promesas de la música murciana. Precisamente fueran aquellas canciones, en inglés, las que me hicieron levantar la cabeza hacia el escenario y pensar por qué no todo el concierto era así. Como he dicho, no fue un mal concierto, pero tampoco un concierto que vayas a recordar días después.
La tercera y última banda de la noche fueron Crystal Fighters. Hablar de la música de los londinenses es hablar de música vacía pero enormemente divertida, lo único que uno puede esperar con sus canciones es bailar y saltar y eso lo cumplieron. Tampoco me imagino a nadie esperando otra cosa de su concierto, al menos alguien que hubiera escuchado el grupo antes de ir. Banderas, confeti, pelotas hinchables… todos los elementos necesarios para que gente con un par de cervezas encima se lo pase bien.
Una de las características principales del BUM (perdón, Welcome) es el bajo precio de sus entradas: los universitarios por 5€ y el resto podía conseguirla por 10€. Un arma de doble filo que por un lado te llenará los conciertos pero por otro, será con gente que en su mayoría va por pasar la noche y para los que la música estará en segundo plano. Nunca olvidaré aquel concierto de Wilco con gente a mi lado cantando “Alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos…”. Por suerte, si eso te pasa durante Crystal Fighters pues el drama no es tan grande.
En resumen, una edición algo floja en su cartel en la que se echó de menos un nombre nacional que alargará la noche y la hiciera más atractiva. Puede que fuera uno de los carteles más flojos desde que lo que llamamos «indie» tomó el festival (no te olvides que hace años pasaron por el concierto de Bienvenida nombres como Melendi, Macaco o Melocos). Aun así, una noche divertida a bajo coste.
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