Recientemente afirmaba públicamente usted, señor Montoro, que el problema del cine español es que es malo. Las declaraciones que hacía al programa «Hoy por Hoy» de la Cadena ser eran más extensas, y en ellas explicaba el porqué de la reducción de subvenciones, además de aseverar que la subida del IVA del 7 al 21% no tenía nada que ver con el desplome del sector. Pues bien, Dios me libre de tratar discutir con usted, señor ministro, todos sabemos que las opiniones son como los traseros, cada uno poseemos el propio y creemos que el de los demás apesta.
No obstante, si que me gustaría recomendarle un género de cine que es genuinamente español y que parece desconocer – pues si lo conociese, estoy seguro no se atrevería a decir que nuestro cine es de poca calidad- con el que, además, es probable que comprendiese la realidad de una clase social que dista mucho de ser la suya, pero que no deja por esto de tener interés para un burgués como usted, esto es, la clase obrera. Muchos os preguntaréis que por qué el señor Montoro iba a tener interés por comprender al proletariado o, más bien, al lumpenproletariado, a lo que parece acercarse más este género. Pues bien, muy sencillo, estoy seguro de que el ministro sabe que para combatir al enemigo -porque vosotros no, pero él tiene clarísima la lucha de clases y el lado de la trinchera en el que está-, lo principal es conocerlo.
Vea cine quinqui señor Montoro, vea cine quinqui y enamórese de él como me sucedió a mí. Porque no son necesarios los efectos especiales para hacer buen cine, porque el buen cine no tiene efectos especiales, el buen cine es realista, plasma realidades. Y no son efectos especiales, sino más bien hiperrealismo cuando en un plano la aguja encuentra la vena y se ve a El Pirri apretar el émbolo y su cuerpo se llena de potro, de jaco, caballo, burro, heroína y lo inunda de sensaciones, de escalofríos y lo deja con un flash, un colocón que parece tan real en la pantalla porque se acababa de chutar de verdad delante de las cámaras. Porque El Pirri fue yonki y apareció muerto de sobredosis en un descampado señor Montoro, por eso interpretaba tan bien el papel. Eran auténticos yonkis haciendo arte y narrando la realidad del Estado español.
Vea cine quinqui señor Montoro porque es fascinante que de algo tan oscuro, tan dañino, la heroína, surgiese un movimiento tan lleno de luz, tan vivo. Las calles estaban plagadas de droga, de putas, de atracadores o ladrones, pues esa misma gente, esas mismas putas, esos mismos ladrones, esos mismos consumidores te lo mostraba y sin tapujos, con un realismo que roza el documental y con una sencillez encantadora; el lenguaje, las escenas, las vidas, todo es testimonio de lo que esta pasando.
Vea cine quinqui señor Montoro porque hasta el propio Eloy de la Iglesia, máximo exponente del género con filmes de la talla de El Pico o La estanquera de Vallecas estuvo enganchado a la heroína. Porque nunca antes el cine había estado tan cerca de las masas, de las calles, de los barrios. Porque es testimonio de los años del posfranquismo, de unos años en los que el impulso popular en ciertas regiones del Estado español tuvo que ser frenado desde el poder de forma sucia, “fomentando” el consumo entre los jóvenes en Euskal Herria, como ejemplo más sintomático, para neutralizar así lo que no interesaba.
En fin señor Montoro, lo más probable es que este texto jamás le llegue y por otro lado tampoco creo que me fuese a hacer mucho caso. Pero ha llegado hasta ti lector anónimo, y una vez aquí puedes hacer dos cosas; seguir los pasos del señor Montoro, que seguramente habría pasado de mi puta cara, o seguir mi consejo: Ve cine quinqui compañero, ve cine quinqui, porque es la polla, porque no te arrepentirás de hacerlo. Ve cine quinqui, señor Desconocido, y enamórate de él, como me pasó a mí.
4 Comments
¡¡Bravo, Sergio!!. Por aportar algo, el que pueda que vea también «Deprisa, deprisa» de Carlos Saura. Obra maestra.
[…] Vea cine quinqui, señor Montoro […]
Pd: Error mío:…..¡¡bravo, Arturo! Y bienvenido y tal.
Y para los fanáticos: «Aborto negro» un cortometraje de este mismo año, respira toda la esencia del cine quinqui español