Una de las quejas nostálgicas de muchos amantes de la cultura preinternet es que se ha perdido la magia que consistía en esperar, ansiar y finalmente poseer. No les hagan caso, en su mayoría son unos masoquistas amargados a los que les gustaba sufrir y que si compraban un disco estaban forzados a amarlo aunque fuera la mayor basura que habían escuchado. A pesar de esto, hay cosas que nunca se perderán, como el «boca/oreja», que ahora podríamos denominar «teclado/pantalla» como un signo de los tiempos. Es cierto que existen millones de medios en los que podemos enterarnos de todas las novedades del mundo de las series, principalmente esas en los que se ha hecho una inversión bastante arriesgada.
Pero existe una región en el mundo en la que eso de la promoción de series, o no lo tienen muy claro, o directamente les da igual. Esa región se llama Reino Unido, y dentro tenemos una cadena de televisión que le está poniendo las cosas difíciles a la hasta hace poco intocable BBC. Channel 4 ha pasado en pocos años de ser un canal enfocado al público adolescente (con series punteras como Misfits, o Skins) a ser capaz de crear algunas de las ficciones más adultas de la televisión reciente. La manera en la que hemos llegado a conocer Black Mirror (que acaba de estrenar segunda temporada) ha sido gracias a este boca/oreja de nuevo cuño, gracias a una intensa campaña viral por parte de los fans, convirtiéndola en una serie de culto instantánea.
Así, sin esperárnoslo, Channel 4 nos ha sorprendido ahora con Utopia, una nueva miniserie propia, género en la que se están especializando en los últimos meses, con Secret State y The Fear. La miniserie cuenta la historia de un grupo de fans de un cómic de culto que se reúnen en chats online, que de pronto se ven envueltos en una conspiración cuando encuentran en manuscrito original de la novela gráfica, que se supone que contiene las claves de las mayores catástrofes del mundo, mientras una misteriosa enfermedad va creciendo en Inglaterra.
Es imposible no quedarse totalmente enganchado desde el minuto uno, en una escena hiperbólica que parece rodada por un Leone a los british. Y es que la puesta en escena es una de las claves de esta nueva serie, que está rodada según estándares cinematográficos, alcanzando momentos de gran belleza panorámica, por no hablar del uso de técnicas como el fuera de campo en algunos momentos, ciertamente genuino. Como gancho, por si la premisa no te parece interesante, en su reparto tenemos a Nathan Stewart-Jarrett, más conocido por ser Curtis en Misfits, y a varios intérpretes que seguro que reconocéis si veis habitualmente cine y series británicas, como Adeel Akhtar, el musulmán tontito de aquella obra maestra del humor moderno llamada Four Lions, o Neil Maskell, el prota de una de las películas británicas que mayor culto han generado en los últimos años, Kill List, aquí en un papel especialmente inquietante.
Entre los puntos fuertes de Utopia está su capacidad de saber camuflarse entre géneros, y es que es una serie que puede pasar del drama social, uno de los géneros favoritos en tierras inglesas, al thriller en cuestión de segundos. Ayuda también su atmósfera enrarecida, pasada por algún que otro filtro de color, y su música electrónica adictiva y original, que bebe mucho de Wendy Carlos (Tron, La Naranja Mecánica). Como viene siendo una buenísima costumbre, todo el reparto está a un nivel excelente a la hora de representar a unos personajes bien dibujados, rodeados de pequeños dramas. Hasta los niños, generalmente odiados en otras series, se ganan el pan.
Utopia es la serie del momento, otra prueba más de que en la Edad Dorada de la televisión no todo es cosa de los americanos. Dadle una oportunidad, seguro que ya habéis oído al típico friki de vuestra clase hablando de ella. Por una vez, hacedle caso.
Paco Silva
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Bravo!!!Utopia, qué maravilla, y pedazo de artículo Paco!!¡A por la segunda de Black Mirror enseguida!)