Tras haber pasado por los festivales de Toronto y San Sebastián, el próximo 27 de octubre se estrena en España El secreto de Marrobowne, el debut en la dirección de Sergio G. Sánchez, guionista de El orfanato y Lo imposible, bajo la producción de J.A. Bayona. Una propuesta dramática de terror protagonizada por un reparto internacional encabezado por Anya Taylor-Joy, a la que pudimos ver en Múltiple y George Mackay, protagonista de aquella pequeña joya titulada Amanece en Edimburgo. La película nos cuenta la historia de un grupo de hermanos que tras la muerte de su madre se encierran en una granja por temor a que sean separados. La propuesta, pese a pasar por lugares comunes, parece ofrecer un buen puñado de sustos y está destinada a ser uno de los grandes éxitos de taquilla del cine español de 2017.
Cierto es que el público patrio siempre está hambriento de cine de género y en España llevamos un siglo manufacturando productos de ese tipo. Los historiadores consideran que comenzó en Cataluña en 1905 con El hotel eléctrico, aunque hay quienes dicen que no fue hasta 1919 con El otro. Sea como fuere, el género no es un extraño en nuestro país, donde podemos encontrar títulos a lo largo de todo el s.XX (exceptuando la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura) que alcanzaron cotas magistrales con títulos como El cebo (1958), El extraño viaje (1964) o esa obra magna titulada La cabina (1972). De hecho, fue en la década de los setenta con el final de franquismo y el comienzo de la Transición que el cine de terror español vivió su época dorada en cuanto a sistema de producción. Las salas de cine se llenaron de vampiros, fantasmas y hombres lobo. Además de mujeres bellas ligeras de ropa. Nombres como Jess Franco o el productor Jose Antonio Pérez Giner fueron figuras clave para el cine de esa época. El problema es que era un cine más cercano a la serie B que a los productos de Hollywood y eso acabó desembocando en su desaparición en los años ochenta, con honrosas excepciones.
No fue hasta mediados de los años noventa cuando creadores como Álex de la Iglesia o, sobre todo, Alejandro Amenábar, consiguieron transformar el terror patrio en auténticos blockbusters capaces de verse las caras con títulos hollywoodienses de cualquier género. Productores como Andrés Vicente Gómez o José Luis Cuerda, apostaron por ellos y consiguieron parir cintas que a día de hoy son consideradas piedras angulares de nuestro cine y el espejo en el que mirarse. Consiguieron ‘americanizar’ el cine fantástico y de terror, dotándolo de unos valores de producción nunca vistos hasta entonces en España. Y no sólo nos ofrecieron películas para enmarcar, sino que demostraron lo que en los años noventa era impensable: que calidad, crítica, premios y taquilla podían ir de la mano. Tras ellos vinieron muchos otros directores como Jaume Balagueró o Paco Plaza. E incluso el propio Bayona. E incluso se dio paso a que cineastas reconocidos internacionalmente como Guillermo del Toro rodaran en nuestro país propuestas arriesgadas y de una belleza escandalosa. Porque terror, cuando está hecho con amor, engancha como pocos géneros pueden hacerlo.
Así que vamos a tratar de repasar los mejores títulos de cine de suspense y de terror de nuestro cine en el cambio de milenio, desde que Alex de la Iglesia y Alejandro Amenábar lo dignificaran hace más de dos décadas.
EL DIA DE LA BESTIA (1994)
Lo que ahora es habitual, en 1994 no lo era tanto y en la deficiente industria patria que empezaba a florecer se estaba alzando un talento que ya había cosechado cierto éxito con sus cortometrajes y con su primera película, titulada Acción mutante (1993). Nos referimos a Alex de la Iglesia. El director que tuvo la dura tarea de dignificar el cine de género y redirigirlo a un público mayoritario consiguiendo aquello tan difícil como es cosechar buenas críticas y recaudar millones.
Su segunda película, titulada El día de la Bestia, se nos presentaba como una comedia negra con tintes de terror en la que un sacerdote (el desaparecido Alex Angulo) descubre que el Anticristo nacerá en Nochebuena en Madrid. Para evitar el apocalipsis tendrá que viajar a la capital y reclutar a su particular ejército formado por un yonki de Carabanchel, interpretado por un Santiago Segura que nunca ha estado igual de pletórico y un vidente charlatán italiano que presenta un programa en la línea de Cuarto Milenio (Armando de Razza). El terror y la comedia negra se dan la mano con un exquisito equilibrio que únicamente ha sido igualado por Paco Plaza en REC3.
La película supuso tal soplo de aire fresco que acabó alzándose con 6 Premios Goya, incluyendo el de Mejor Director. Su guión lleno de ingenio, crítica social y diálogos rápidos y tronchantes, las interpretaciones de un grupo de actores en estado de gracia, un ritmo endiablado (nunca mejor dicho) y una dirección potente, dio como resultado una de las películas más recordadas de los noventa. Y no es para menos. Nunca una historia satánica ha sido tan terrorífica y divertida a la vez.
TESIS (1996)
Y si El día de la Bestia allanó el camino, Tesis metió la quinta y pisó el acelerador, adelantándole por la derecha. Un jovencísimo Alejandro Amenábar que contaba solamente con 23 años, dirigió una de las mejores películas que ha dado nuestro cine. Un thriller tan firme, tan bien rodado y tan ejemplarmente dirigido que, aún a día de hoy, sigue siendo la vara de medir para el cine de género español.
Con una planificación milimétrica, Amenábar nos contó la historia de Ángela (Ana Torrent), alumna de comunicación audiovisual que prepara una tesis sobre la violencia en el cine. Junto a su compañero de clase, Chema (al que da vida un joven Fele Martínez lleno de energía y cinismo) descubrirá una red de cintas “snuff” en la que chicas de su entorno cercano y compañeras de clase son brutalmente torturadas y asesinadas. A ellos se les unirá Bosco (Eduardo Noriega haciendo lo único que sabe hacer), un niño pijo que tiene una cámara de vídeo que despierta ciertas sospechas. Giros hitchckonianos y persecuciones frenéticas por la facultad, unidas al sólido guión, dan como resultado la mejor (que no la más perfecta) obra de su director.
El éxito de Tesis fue tal que acabó ganando 7 Premios Goya, incluyendo el de Mejor Película. La crítica se rindió a los pies de Amenábar (al que bautizaron como Orsoncito) y el público abrazó una propuesta que les resultaba a su vez, fresca, seria e inquietante debido a su cotidianeidad y cercanía. El boca a boca hizo el resto. Tesis sigue siendo la película con la que toda una generación descubrió que el cine español tenía un grandísimo potencial y podía enfrentarse cara a cara con el cine internacional y salir victorioso. Y eso, no es moco de pavo incluso 21 años después.
LOS OTROS (2001)
Los Otros supone la culminación de Alejandro Amenábar como director. Nunca, en toda su filmografía, el resultado entre lo buscado y lo encontrado ha sido tan perfecto. Es imposible que no repitiese en esta lista. Y mucho menos con un título de esta envergadura. Pues no hablamos de una película cualquiera; lo hacemos de la película más taquillera del cine español a nivel internacional. Recaudó la friolera de 27 millones de euros sólo en nuestro país con un presupuesto de 17. Y acabó con una taquilla mundial de 210 millones de euros. Ninguna película española ha recaudado más en todo el mundo. Un rotuno éxito.
Pero no sólo el público se rindió a la propuesta de Amenábar; la crítica adoró la cinta que acabó teniendo una valoración de 74 en Metacritic. La película nos contaba un clásico cuento de fantasmas protagonizado por una Nicole Kidman en estado de gracia, en la que es una de las tres mejores interpretaciones de su carrera. Y eso es decir mucho de una actriz a la que llaman La Faraona por algo. Aprovechando el mágnifico uso del punto de vista de una manera que haría sonrojar al mismísimo Hitchcock, Amenábar nos relata una tragedia familiar de tintes góticos que bebe de los relatos clásicos de terror.
Y no sólo el relato bebe de los clásicos, la puesta en escena es de un clasicismo delicioso que por ratos recuerda a George Cukor. Y la fotografía de Javier Aguirresarobe sabe aprovechar la luz hasta su último halo, siempre en virtud de una historia que gana con cada visionado. 8 Premios Goya (incluyendo Mejor Película y Mejor Director), nominaciones a los BAFTA y a los Globos de Oro y estreno mundial en el Festival de Venecia con ovación incluida no pueden equivocarse. Los Otros es una grandísima película que roza la perfección.
EL ESPINAZO DEL DIABLO (2001)
Un cuento rural con tintes góticos ambientado en la Guerra Civil española. Una historia con fantasmas. Un drama crudo con un recientemente desaparecido Federico Luppi y una Marisa Paredes en estado de gracia. La mejor película de Guillermo del Toro. La mejor explicación de lo que es un fantasma que nos haya dado el cine. Todo eso es El espinazo del diablo.
Producida por Pedro y Agustín Almodóvar, el director mejicano vino a España a rodar la historia de unos niños perdidos en un orfanato durante la Guerra Civil en el que se esconde un oscuro secreto. Niños y adultos viviendo a escondidas del ejército franquista en un retirado orfanato en el que desapareció uno de los niños durante unos bombardeos y del que se intuye su presencia fantasmal en busca de venganza. Es además una historia de pasiones ocultas y de bajos instintos. Una historia de supervivencia en tiempos difíciles donde los olvidados y los marginados son abandonados a su suerte y donde el mal puede cobrar cualquier forma.
Es curioso que un guión tan profundamente enmarcado en el contexto español llegue a producir casi una simbiosis con el director mejicano, respetando al máximo el rigor histórico y la ambientación patria. Una sutil mezcla de géneros que se entrelazan de una forma orgánica para desembocar en una de las más bellas y desasosegantes propuestas que nos ha dado nuestro cine. Un ritmo y una dirección artística que están siempre y en todo momento al servicio de la historia. Una historia que mima a sus personajes y se preocupa por ellos, porque ante todo, son ellos el centro emocional del relato. Un bello cuento con fantasmas al que el tiempo ha tratado de manera impecable.
EL HABITANTE INCIERTO (2005)
¿Nunca habéis vuelto de trabajar y habéis encontrado algo tirado o cambiado de sitio que no debería estar ahí y no le habéis dado importancia? ¿Nunca habéis tenido la sensación por un momento de que hay alguien más viviendo en vuestra casa? Precisamente eso es lo que explora el director Guillem Morales en su ópera prima: la sensación de no estar solos en nuestra casa. ¿Hay algo que de más miedo que eso? Es uno de los temores primarios del ser humano. La invasión de su intimidad.
Inspirada e influenciada por El quimérico inquilino de Roman Polanski y con influencias de terror europeo e incluso de Hitchcock, El habitante incierto nos cuenta la historia de un arquitecto al que abandona su novia. A partir de ahí, su equilibrio mental y emocional se pondrá en jaque cuando, al parecer, un intruso se cuele en su casa y empiece a tener dudas de que haya salido y de si no se ha quedado a vivir con él. Estableciéndose una sensación de angustia y fobia entre el protagonista y su propia casa.
La cinta parte de una premisa tan potente que acaba por diluirse a lo largo del metraje. Si bien es verdad que el propio guión de la película fragmenta el relato y lo parte por la mitad de tal manera que la primera parte es superior a la segunda por propia concepción en el guión. Pero es algo que se solventa con la dirección de Morales, que planifica al milímetro cualquier movimiento de cámara y de los actores para ofrecernos un ejercicio de estilo que acaba teniendo una coherencia interna para mantener arriba el castillo de naipes que plantea durante todo el metraje de una forma muy habilidosa donde sugerir siempre es mejor que mostrar.
EL ORFANATO (2007)
Uno de los grandes éxitos del cine español y el debut en la dirección de nuestro Juan Antonio Bayona. Escrita por Sergio G. Sánchez y producida por Guillermo del Toro, El orfanato se convirtió en todo un fenómeno en su estreno. Un equilibrio soberbio entre drama, emoción y terror que bebe de los clásicos del género y que lo lleva un paso más allá, dotando a la historia de un halo de cuento infantil que funciona en todos los niveles que se plantea.
Protagonizada por Belén Rueda, Roger Princep, Fernando Cayo y Geraldine Chaplin (habitual del director), El orfanato nos cuenta la historia de Laura, una mujer que decide montar junto a su marido y su hijo Simón un hogar para niños con necesidades especiales en el orfanato donde se crió de niña. Pero un día su hijo desaparece y empieza a resquebrajarse toda su vida. Su salud mental comienza a verse resentida mientras investiga más a fondo en el orfanato donde se crió, revelando secretos que deberían permaneces ocultos y llevándonos a una conclusión tan emotiva como funcional que acaba tornándose, como le pasaba a El espinazo del diablo en un bello cuento de hadas.
Un alegato a la figura materna y un canto feminista donde brillan con luz propia la impresionante interpretación de Belén Rueda y la dirección debutante de un Bayona que parece que llevase veinte años en el oficio. Una dirección tan firme, de formas clásicas y tintes Fordianos y con una emotividad que conmueven. Todo un triunfo que se vio recompensado con 7 Premios Goya, incluyendo Mejor Guión y Mejor Dirección Novel y que a día de hoy sigue siendo la sexta película más taquillera del cine español.
[REC] (2007)
En 1999, una película de presupuesto irrisorio titulada El proyecto de la bruja de Blair se había convertido en la película más rentable de todos los tiempos. Su secreto fue una campaña de publicidad que se aprovechó de las posibilidades de una cosa que estaba comenzando por aquel entonces llamada internet y del boca a boca. Una película que se enmarcaba en el género del found-footage (que podría traducirse como material encontrado) y que dio el pistoletazo de salida a toda una serie de películas con un formato similar. Ninguna de ellas tuvo el impacto y sobre todo, la calidad necesaria para trascender. Hasta que en 2007 los directores Paco Plaza y Jaume Balagueró nos presentaron [REC] en el año en el que el cine de género alcanzo su cima.
[REC] nos cuenta un relato en primera persona a través de la reportera de un programa de televisión y su cámara que están acompañando a los bomberos de Barcelona durante una noche. En un aviso acaban en un edificio donde, al parecer, hay un brote de algo que está atacando a la gente volviéndolos en una especie de animales salvajes. Al tratar de escapar, el edificio ha sido precintado por las autoridades y han aplicado un protocolo de emergencia sanitaria. A través de la cámara y la reportera asistimos a un relato vertical que, como si de un videojuego se tratase, va subiendo de piso en piso y escalando en tensión y opresión para desembocar en un final con tintes lovecraftianos y de tintes religiosos que no dejará a nadie indiferente.
Cabe destacar la gran labor de realización por parte de Balagueró y Plaza, la interpretación de Manuela Velasco y, sobre todo, el portentoso montaje de David Gallart que debería estudiarse en las escuelas de cine ya que es el elemento que da coherencia y sentido a toda la narrativa de la película. Un presupuesto de 2 millones de euros que se tradujeron en 32 millones en taquilla. Todo un éxito que propició tres secuelas más (y siendo [REC 3] la mejor de las cuatro, paradójicamente), dando pie a una de las sagas más rentables de nuestro cine y un ejemplo de modelo de negocio y franquicia pocas veces visto en el cine español.
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