Tenemos la tendencia a vanagloriar lo que viene de fuera de nuestras narices y obviar lo propio. Es algo natural que se repite. Es injusto pero inherente a nuestro comportamiento. El jardín de al lado siempre parece más verde, pero cuando llegas está lleno de cacas de perro. A veces ocurre a la inversa por supuesto, que seas profeta en tu tierra. Pero en lo que a música se refiere siempre estamos buscando lo fácil y lo ajeno. Cuando aquí hay propuestas selectas a las que pegar la oreja. Stay y Los Últimos Bañistas dieron dos buenos conciertos en la sala 12&Medio el pasado sábado
El ya veterano (6 álbumes les contemplan) conjunto de Barcelona Stay, están presentando su último disco The Mean Solar Times, de 2016. Los de Barcelona tienen la fórmula mágica. Mitad psicodelia, mitad britpop alternativo y mitad sonido Madchester. En cada uno de sus trabajos van variando la cantidad de unos y de otros para conformar brebajes que tienen algo de cada uno. Unos más tirando de pop y otros más de psicodelia. Es en este reciente trabajo, es donde intensifican aún más ciertos pasajes de este último estilo, entre efectos guitarreros y valles atmosféricos algo mas pesados. Disimulando poco los sonidos del sitar con guitarras.
Es de agradecer, que a pesar de lo onírico de sus composiciones, el grupo haga activismo político. Con esto no quiero decir que los vayan a llamar al Viñarrock. Sería ésto hacer que mejorasen demasiado los gustos del personal. Lo que hacen es dejar clara la posición que tienen ante los desmanes variados de poderosos y ricachones. El tema “Change is Coming” (Que sirve de introducción) es más que un himno de lucha. Es una declaración de intenciones del quinteto. Y para mí un himno animoso, de los que te dan un chute de energía cuando el alma anda alicaída. Además, al acabarla levantan el puño en señal de protesta. Antes se podía ver en fotos, como el Fender del bajista llevaba una pegatina de Tíbet Libre (Ahora exprime un Guild rojo precioso). Es el teclista el que adorna la vetusta y cascada estructura de su hammond con una pegatina de la CNT. ¿Lo veis? Si es que es para quererlos. No hace falta que uno se rasgue las vestiduras por lo que es justo, simplemente dejarlo claro. Cosa que se echa de menos entre los músicos actuales de algunos géneros. El batería por su parte anda intentando no cargarse un set al que aporrea sin hacer prisioneros. Entre canciones suelta chascarrillos, pero no lleva micro. “Perdonarle que es un poco burro y va a romper algo”. Afortunadamente no hubo víctimas.
El guitarra que les acompaña es el que pone el broche. Los tres que llevan mástiles, cuando no están cantando se dejan llevar por el ritmo, pareciendo que se van a topar entre sí.
Lo más flipante del tono de voz del cantante, es que da la sensación de serte familiar. No es que la hayas oído en la garganta de otra banda, sino que parece sintetizar todas esas grandes voces que nos hacen flipar.
Hacen una versión de Los Kinks. Tienen una EP de canciones de Mersey Beat. Está clarísimo que los derroteros psicodélicos de los Beatles, de Brian Jones con los Rolling y de Syd Barret con los Floyd son influencias obvias. Pero también los Stones Roses, a los que me parece ver pasearse por la sala esa noche alguna vez. Lo que pasa es que hay un sonido personal. Hay un sonido Stay. Que además es un sonido revivalista de varias clases. No hay duda.
Hay una calidad más que considerable en su construcción. Da la sensación que como más se disfrutarían estas sería en un equipo alta fidelidad, un vinilo de alto gramaje, unos auriculares de precio de varias cifras y gran volumen; pero que en unos altavoces de un ordenador malo, seguiríamos paladeando estas soberbias melodías. Pero creo que no hay lugar mejor que la 12 Y Medio para hacernos gozar sobremanera a los asistentes.
Luego, el quinteto de Cartagena, con nuevo batería, Los Últimos Bañistas, dieron otro de sus más que correctos directos. Creo que es la vez que mejor han sonado de las varias que les he visto. Otra vez la 12&Medio tiene la culpa. Otro grupo que debería tener más adeptos, pero que se queda entre dos tierras. Tocan bastantes canciones, 16 en total. Un exaltado de las primeras filas deja caer: “Ole ahí esas guitarricas a lo Wilco”. No había caído en la referencia, pero algo hay. Pero las que más me gustan, a parte de la redondísima “Dinero” con la que acaban, es una versión rockera del “Das Model” de Kraftwerk y un bonus digital muy cañero titulado “Un Día Con el Diablo”. Me gustan más sus partes duras que las tranquilas.
Aunque no vayan a romper el panorama musical en adeptos, ambos conjuntos tienen la siempre difícil capacidad de hacerte pasar un buen rato de rock veraz y regular. Unos desde la mezcla de sonidos británicos y otros de clasicismo.
No Comments