Boston; capital de Massachusetts, la ciudad de los Red Sox y escenario de la llamada «Revolución Estadounidense». Pero… ¿qué pasa si juntamos a Hulk (Mark Ruffalo), la chica que inspiró a Noah a escribir su diario (Rachel McAdams) y el Batman más clásico (Michael Keaton) en el mismo punto geográfico?
Spotlight nos transporta al año 2002: en la redacción de un periódico donde los ordenadores todavía parecen microondas y los relojes de pulsera no son algo «vintage». La historia que se narra nos plantea la cuestión entre religión y la benevolencia. ¿Ser católico implica ser buena persona?¿Se puede medir la indulgencia por el número de veces que vamos a la Iglesia los domingos?
Pues bien, este filme de Thomas McCarthy, intenta abrir los ojos a una sociedad que oye pero no escucha y que mira pero no es capaz de ver. La Iglesia Católica siempre ha sido una de las instituciones más poderosas, ricas y respetadas a escala mundial, sin embargo, siempre da la sensación de que quedan resquicios por explorar y es ahí donde se esconden los «puntos muertos» de la misma.
Hay frases en el guión capaces de encogerte el pecho y retorcerte por dentro. Si soy completamente sincera, tengo grabado en la cabeza uno de los diálogos más reveladores:
+Así que… ¿es así como funciona?
-¿Es así como funciona el qué?
+Nadie dice nada y, de repente, toda la ciudad mira para otro lado
Y sin duda la respuesta a esa pregunta es sí. Y digo que este es el tipo de cine que necesitamos porque nos hace cuestionarnos muchas cosas, porque estamos cansados de creer lo que ellos quieren que creamos y de pensar como nos dicen que pensemos. Porque necesitamos algo «un poco más allá», eso es lo que nos gusta.
Estos periodistas investigan un caso que creían cerrado, instados por su nuevo director, consiguen alzar la voz de unas víctimas atemorizadas de contar la propia verdad por miedo a que nadie los creyera. Y es cierto que esta película no es perfecta: el personaje de Rachel McAdams flojea, a veces cuesta pillar todos los matices de los testimonios y el ritmo del metraje puede ser demasiado frenético. A pesar de ello, hablamos de algo REAL: y eso va mucho más allá de cualquier nominación a los Óscar, los BAFTA o los Gotham. Nada es comparable al poder de contener la respiración del espectador cuando la pantalla funde a negro y podemos ver los créditos con el nombre del director. Si buscas esto, Spotlight es la mejor opción.
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