La noche del viernes (y el festival en sí) se inició para mí con la actuación de Trajano! en el escenario Foods & Events del recinto. Pequeño y situado de paso, la disposición no parecía la más adecuada para captar la atención de los viandantes. No obstante, las bandas que pasaron por él, como el cuarteto madrileño, sí que lo hicieron.
Con su sonido ambientado en los 80, Trajano! nos presentaron el que es su primer disco, “Antropología”, cargado de reminiscencias a unos Joy Division y demás grupos de post punk de aquella época. Si bien actualmente podría compararlos con los británicos Neils Children, el sonido de Trajano! Es característico por sus guitarras y la voz de Lois Brea, la cual se hace difícil de olvidar una vez la escuchas por primera vez. Un repertorio medianamente corto pero intenso, llenando con soltura y profesionalidad el escenario, consiguiendo atraer la atención de aquellos que, sencillamente, pasaban por allí y se enganchaban a sus ritmos frenéticos y sintetizadores del pasado. Un sonido antiguo, pero a la vez moderno, del cual personalmente no me canso. Merece la pena disfrutar con ellos, sin duda.
Mientras tanto en el Jägermeister…
Después de 2 años esperando a que volvieron a pasar por Murcia, el concierto de Dry The River en el Jagermeister parecía la mejor opción para comenzar el festival. La ilusión estaba al máximo… pero fue llegar al concierto y ver que algo no iba bien: el sonido. Algo que se repetiría continuamente durante todo el festival. Aún así, dejé a un lado los incovenientes y decidí disfrutar de uno de los conciertos que más esperaba del festival. Sus nuevas canciones se mezclaron algunas del primer disco como «No Rest», para mi el mejor momento del concierto. De pronto, y sin esperarlo, el concierto terminó. 40 minutos. Insuficientes. Un grupo desaprovechado que podía haber dado mucho más al festival. Indignado y con ganas de más decidí esperar a que Smile lo arreglara.
The Strypes tomaban con fuerza el escenario principal, Estrella Levante; a pesar de su juventud, he de decir que la joven banda irlandesa me sorprendió gratamente con su sonido retro rock & roll, provocando que el público que se encontraba en dicho escenario bailara al más puro estilo Grease en muchas ocasiones. Presentando temas de su álbum debut, publicado el pasado año, “Snapshots”; no faltaron temas como Blue Collar Jane, Hometown Girls, Mistery Man o Angel’s Eyes; y además se lucieron realizando algunas covers de otros artistas, tal como I’m a Hog for You, de los míticos The Coasters, o Heart of the City de Nick Lowe, entre otros. Un concierto durante el cual fue imposible parar de bailar y de disfrutar con la música de estos chicos, a los cuales seguiremos la pista muy de cerca.
Mientras tanto en el Jagermeister…
Smile ofrecieron uno de los mejores conciertos del festival, cargado de buen rollo, alegría y fiesta. Mucha fiesta. Era imposible estar quieto mientras los de Getxo estaban en el escenario. Sin duda una de las sorpresas del festival descubrir el directo de este grupo capaz de alegrarte la noche solo con escuchar una de sus canciones. Y si es «City girl» te alegran la noche, la semana, el mes y el año. Eso sí, estar en primera fila de este escenario y que se escuche el concierto de Izal del Estrella Levante… mal, muy mal.
Tras The Strypes, llegó el momento de los chicos de Brighton, The Kooks; que volvían al festival tras haber pasado aquí por primera vez en el 2011. En otro horario, con otro ambiente y con mucho más rodaje, Luke Pritchard y los suyos venían dispuestos a presentar su último Ep… y casi pareció que presentaban su primer disco, “Inside in/ Inside Out”, de 2006. Por mi parte, yo estaba más que encantada con este hecho, ya que realmente la trayectoria de The Kooks no ha sido de las que más haya seguido hasta la fecha, pero ese primer trabajo me resulta sublime. Abriendo directamente el concierto con Ooh La, se ganaron rápido a un público dispuesto a disfrutar de su pop rock a veces ingenuo, a veces gamberro. Pritchard se notaba cómodo en el escenario grande, y lo demostraba charlando y haciendo bromas con sus compañeros de banda; algo que aquellos que asistimos a su concierto del 2011 no recordábamos, sin duda. Eddie’s Gun, Seaside en versión acústica o Sofa Song se mezclaron con otros temas, como su recién publicado single Down, Sway, Tick of time o Junk of the Heart (Happy), para finalmente cerrar el concierto con su ya mítico Naïve. Sin duda, una actuación que dejó muy buen sabor de boca a la mayoría de sus asistentes.
Mientras tanto en el Jägermeister…
Tras Dry The River y Smile llegaba para mi EL CONCIERTO del festival. Ni Damon Albarn, ni Pet Shop Boys, ni The Prodigy… Él Mató a un Policía Motorizado. Los argentinos se subieron al escenario sin hacer mucho ruido, ya se encargó el público de hacerlo. Un concierto sin desperdicio, desde la primera a la última canción consiguió que el público se rompiera la garganta, saltara y viviera el concierto como si fuera el último del festival. Los problemas de sonido nos dieron una tregua y pudimos disfrutar de un auténtico conciertazo. Tanto si los conocías como si no, uno de los mejores momentos del festival.
La tormenta se iba anunciando poco a poco en el ambiente; la actuación de The Prodigy era sin duda el plato fuerte de la noche, inminente; y el público cambiaba poco a poco. Si en los dos conciertos anteriores había predominado la ingenuidad y las ganas de bailar, ahora el aire comenzaba a oler a rabia, casi a ira. Expectantes y con muchas ganas, todos recibimos a The Prodigy y su Voodoo People con gritos, aplausos y muchas ganas de darlo todo. Un repertorio que, a pesar de los más de 20 años que llevan en activo los ingleses liderados por Liam Howlett, no cansa.
He de decir que no era mi primera vez viendo a The Prodigy, pero da igual las veces que los veas: imponen. Una banda tan salvaje que sigue en activo desde sus inicios, a principio de los 90, impone y mucho. Pueden haber pasado 20 años, pero siguen ofreciendo un show digno de ser visto y, sobre todo, vivido.
Maxim, MC vocalista de la banda, bajó en un par de ocasiones del escenario, imponiendo sólo con su mirada oculta tras las lentillas de color blanco. Para cuando sonaba Thunder, decidió que era un buen momento bajar nuevamente y perderse entre el público durante más de veinte minutos, He de decir que éste ha sido uno de los momentos más épicos del SOS Festival, y que rogamos a Íker Jiménez que nos ayude a desvelar el secreto: ¿dónde carajo fue Maxim mientras Keith Flint seguía cantando en el escenario él sólo?
Además de cantar temas míticos como Breathe o Firestarter, los ingleses repasaron también temas de su trabajo del 2009, “Invaders Must Die”; así como de “Music for the Jilted Generation”, el que fuera su segundo trabajo. Un concierto cargado de energía y con bises, ya que volvieron a salir para cerrar el concierto con Take me to the Hospital, New Beats, Their Law y Hyperspeed. Un concierto durante el cual el público más entregado no paró de saltar y gritar, dándole a la banda lo que ellos pedían: fuego. Tal y como terminaba este concierto, deseabas que volviera a empezar para poder volver a disfrutarlo.
Mientras tanto en el Jagermeister…
Cuando confirmaron a Za! vi un par de vídeos para ver qué tal. Eran tan raros que pensé que había que verlos. No pude ver el concierto entero pero sí el último tramo. Y sí, era todo muy raro, tan raro como genial. No puedo decir mucho sobre el concierto solo que el rato que pude verlos comencé a saltar solo mientras intentaba reproducir los sonidos raros que venían del escenario. Quizás la orquesta más extraña, original y divertida que he visto.
The Bloody Beetroots cerraban la programación del escenario Estrella Levante; y los que conocemos a Sir Bob Cornelius Rifo, sabemos que no lo va a hacer de forma simple, sino dando un auténtico espectáculo. Las luces y el mítico piano de cola que lo acompaña en sus conciertos junto a su Live Crew ya lo auguraban, así que tras la puesta en marcha del reloj que anuncia Spank!, tema estrella del último trabajo de The Bloody Beetroots, “Hide”; todos sabíamos que ya nada volvería a ser igual hasta que volviera a sonar el reloj que anunciara el cierre del show.
Bob Rifo sabe muy bien cómo animar a su público, cómo dar un espectáculo y dejarte con la boca abierta, y cómo hacerte gritar. Mezclando temas más serenos junto con sus ya míticos Rocksteady, Wrap 1.9 o la estupenda cover de New Noise (originaria de Refuse y cuyo líder, Dennys Lyxzén, estuvo girando con ellos durante el Church of Noise Tour que nos visitó en 2011, como parte de la Death Crew 77); el señor Rifo es capaz de utilizar uno samplers de violines (Volevo un Gatto Nero -You Promised me-) para crear ambiente como es capaz de marcarse un rock & roll que incluso hasta The Strypes hubieran envidiado. Enfrentándose a un público extasiado al que miraba a través de su máscara, cuyos ojos se encendían cual faro guía para que nadie perdiera uno de sus movimientos; The Bloody Beetroots fue un broche más que decente para la primera noche del Festival SOS, y muchos de los allí presentes se marcharon a casa con la impresión de haberse llevado consigo un trozo de historia, tanto del pasado (con The Prodigy) como del futuro, con The Bloody Beetroots. Nosotros, desde luego, repetiríamos sin pensarlo dos veces.
Crónica del Jagermeister por Sergio Mercader
Crónica del Estrella Levante por Libertad Sahakiel
Fotografías por Irene De Jáudenes
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