Hace ya más de una década que Calle 13 es sinónimo de fiesta. Ahora, René se ha lanzado a la aventura en solitario enarbolando la bandera de la anormalidad. Residente, con este nuevo álbum, se deshace de reglas y estándares, deja atrás el reguetón y entra de lleno en la percusión desinhibida. El de Puerto Rico tenía la ocasión de abrir el mágico escenario del Auditorio Parque Torres en esta 23º edición, y lo hizo a golpes de realidad.
Residente defiende la anormalidad en la jornada inaugural de La Mar de Músicas 2017
Antes si quiera de que la banda pusiese un pie en el escenario, un corazón apareció en pantalla y latió. Un golpe seco. Otro. Cada vez más rápido. Con más fuerza. Palpitando hasta superar el metrónomo. Más intenso, directo al pecho. Casi ensordecedor por instantes. El atronador ritmo cardiaco parecía a punto de desbordar sangre y rabia. El público, en absoluto embelesamiento, ya empezaba a perder el control de su cuerpo. Y de repente, estalló.
Y es ahí cuando comienza el show de Residεntә (2017, Sony Music), aunque también ha sido una bonita metáfora de lo que iba a desarrollarse. La gira de René recoge latidos de todo el mundo y transmite su pulso. El puertorriqueño se convierte en el altavoz de los aguerridos y actúa de desfibrilador para los pechofrío. El ritmo no da tregua desde la primera canción, toda una oda a la anormalidad como máximo apogeo de la raza humana. Retumban baterías, timbales, tambores y varios instrumentos más de percusión que no soy capaz de reconocer. Apenas han pasado un par de canciones, pero la actividad ya es frenética encima del escenario.
En frente, un Auditorio Parque Torres a rebosar. Las gradas del lugar dan paso a miles de personas de pie sobre los asientos, entre los pasillos, en medio de las escaleras, pegaditos al foso e incluso encaramados a los muros. Todos embelesados. Locos en su manicomio. Felices ante la fiesta que proponía Residente. Y ahí radica parte de la magia de este artista. La carga política es más que evidente en la trayectoria de Calle 13, pero el último trabajo de Residente da un paso más. Lanza mensajes sociales que calan en las personas de a pie.
Pero su música sigue sirviendo de carne para Djs de verbena en cualquier punto del planeta. El repertorio es aceptardo por todo tipo de públicos. Más aún en esta gira en la que se acompaña de una brutal banda formada por dos cuerdas increíbles, una corista con una gran capacidad emotiva y un sinfín de percusión para poner la noche en compás. Desde la primera canción hasta la última, contando Residεntә casi al completo y las absolutamente necesarias de Calle 13, Residente propuso un repertorio más que convincente. Ha sabido encontrar el punto de equilibrio perfecto entre el ritmo latino y la reivindicación.
René escarba conciencias y deposita ideas. Abajo, todos bailan y algunos piensan. Todo un show para hacer fluir a cualquiera con sangre en las venas.
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