En la España sórdida y extraña del siglo XXI cuesta fusionar y cuesta encontrar la critica social fuera del punk urbano. Si la crítica viene mojada en cisternas de humor socarrón y exagerado, pues mejor. Los Pony Bravo resisten al invasor como si un pueblo de irreductibles galos se trataran. Su lisergia en forma de concierto es uno de los mejores espectáculos divinos que puede uno ver en estos circuitos del país, tan encorsetados. La Sala REM vivió el pasado sábado una eucaristía mística con los sevillanos como sacerdotes.
Pero antes de la ceremonia de los Pony, pasamos por el almacén almeriense de metales preciosos de los Compro Oro. Un trío bizarro. Letras castizas envueltas en gitaneo punk, como los califica Víctor. Es como si los Juventud Juché tuvieran un disco con el cantante de Manos de Topo, producido por el Niño de Elche. Un buen cocktail. Una buena tralla meten. Guitarra, percusión y batería. A lo loco. El pobre cantante las pasa canutas. No se escucha nada a sí mismo. Al principio la gente está un poco fría del impacto. Pero a la mitad ya se arrancan algunos oles, algunos bailes y movimientos de castañuelas invisibles. Telita fina.
En un santiamén, los andaluces están dando inicio a su paseo por el cabo durante una noche alucinógena. Explican sus propuestas para dinamizar el turismo: Una ciudad del vicio con nombre Eurovegas, una playa en Ibitza. Una ciudad llena de tablaos y flamencas, llamadas Ninjas De Fuego, “turista te queremos, tú traes el dinero… ven a besar el cielo, ven a pillar el ciego”. Que tiemble el Ministerio de Exteriores y el de Festejos. Para mejorar nuestra posición en el exterior de la piel de toro, un repaso por China y por Guantánamo.
Creo que soy el único que no está seguro si Daniel, el cantante, se mueve o no. Aún no lo tengo claro. Ese contoneo suave de caderas y hombros con los ojos cerrados como si de una abducción mística se tratase. Natalia me pregunta si el zagal es ciego. Está en trance.
También me dice que tengo que hablar del blanco puro de la piel de Pablo. Es verdad, el zagal esta lechoso pero esto no influye en sus destructivos riffs tanto al bajo como a la guitarra. El color de la piel no nos importa. Estamos en contacto con la verdad.
Por cierto, que con esto de los patrocinadores, hay un luminoso de una marca de whisky junto a los altavoces y me paso el concierto con sed en la garganta, que parecía que estaba tragando arena.
El grupo, es experto en la fusión. Lo mezclan absolutamente todo. El llanto del blues del delta, con la copla. La psicodelia con música disco. El bogaloo con la bossa nova y el rock. La zambra flamenca con el fandango y el pop. El reggae y lo caribeño, con el kraut y la música africana. Todo junto. A la vez. Pero suavecito para no despertar del hipnotismo. Con medios tiempos que hacen danzar con sus ambientes. Con la soltura que el monje tibetano recita sus oraciones, Javi, Dario y el ya mencionado Pablo se intercambian las baquetas y las puas del bajo y la guitarra.
Pero terminan enseguida. A todos se nos hace muy muy corto. Me faltan “Cheney” y “El Guarda Forestal” pero el cuarteto tiene claro que sus apariciones marianas han de ser cortas.
Lo de la pasada noche, fue todo un avistamiento. Una experiencia extraterrenal que nos conectó con nuestras raíces Y las raíces de otros lugares. Nos hizo avivar nuestro letargo agnóstico y nos obligó a contemplar el fuego sanador.
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