Sinopsis, curiosa palabra. La palabra sinopsis deriva del latín ‘sino’ que no significa destino como estarás pensando, significa si y no al mismo tiempo. Término inventado –por una mujer obviamente– que se traduce a que la has cagado cuando haces algo porque te han dicho que si lo hagas pero en realidad no querían que lo hicieras. Al ‘sino’ se le añade ‘psis’, que significa psicología en plural, que a su vez significa locura. Lo sé porque mi segunda ex estudiaba psicología y estaba un poco loki.
En fin, concluyendo con la verídica etimología de la palabra sinopsis que acabo de inventar desarrollar, he pensado hacer un favor a la humanidad y ahorraros que tengáis que malgastar vuestro preciado tiempo metiéndoos a Filmaffinity e IMDB para ver de qué van, quién sale, cotejar puntuaciones, etc. Por lo que voy a hacer un repaso general –con lenguaje de la calle, claro– a todas las series que un servidor está viendo ahora mismo porque vive solo con sus dos tortugas Hank y Karen y no tiene amigos. Es posible que tú si tengas vida social, te importen una mierda las series y prefieras estar subiendo fotos a Instagram del triatlón que ganó tu novio en Calasparra, lo respeto. Pero entiende que yo no tenga una novia que me diga ‘tk cari’ por las noches –¿lo de ‘tk’ se sigue usando? – ni que me mande una foto de los 10k full moon race moon –otra vez– de Beniel de este sábado, y tenga que malgastar mi tiempo escribiendo estas mierdas que igual ni me publican. Bueno, allá voy, sin spoilers y todo:
The affair. Historia de cuernecicos, movidas relacionales y tal, con la curiosidad de que la misma historia se cuenta desde cuatro puntos de vista diferentes. Ya sabes, ¿como cuando te tiras dos horas y media sentado en el coche en medio de la huerta por Guadalupe discutiendo sobre algo que hiciste, pero que tu novia lo ve de otra manera? Pues igual. La gracia de la serie, aparte de la propia trama, es el reparto: sale McNulty de The Wire, el colega Paaaacy de Dawson Crece –que es clavaito a mi amigo Santiago– , Ruth Wilson de Luther y la tierna de Maura Tierney de Urgencias.
The Leftovers. Me estoy pasando con esta serie. Se la estoy recomendando a todo dios como si HBO me pagará comisión. Ya hablé de la primera temporada aquí, pero es que con los primeros cuatro capítulos de esta última estoy flipándolo. Me quiero follar al marido de Jennifer Aniston –el de la fotico–, a su mujer Nora, al negro, a Liv Tyler, al cura, a la hija –dos veces–. Hasta he pedido cita para tatuarme la pluma de Chrys Zilka y después me lo pienso tirar también. Esta serie tiene algo que te deja mal cuerpo, como cuando me enteré que una ex –o dos– me puso los cuernos o tonteo con el gilipollas ese de los tatuajes de mierda, hijo de puta, te mato, te quiero. Sí, nos van a dejar con la mierda en la boca como en Lost pero me da igual, porque soy adicto a sufrir. The Leftovers es un serión –serión como concepto de serie grande, no como ‘estás muy serión cariño’ que se lo oí a una tía de Huesca en La Manga, en el verano de 2003–.
The Walking Dead. Sí, Dani, Segui, give me five. La llevo al día cabrones. Estoy orgulloso de ello. The Walking Dead va de una epidemia que ha afectado a los citizens de EEUU y todavía no ha llegado a la isla de la mujer de Rafael en La Manga del Mar Menor. En la serie casi todo dios son zombies que andan a dos kilómetros por hora y se les oye venir desde al menos ocho, eso sí, aparecen detrás de un arbusto y te comen la oreja como si fueran el gato ninja más silencioso del universo. Solo la veo porque quiero que maten al hijo del sheriff y por ese gif.
Homeland. Aquí no puedo hacer un give me five con nadie. Nadie sigue viéndola, bueno sí, sí podría pero no puedo hablar con ella/él en este momento. Homeland va de yo que sé, ¿la típica mierda de seguridad nacional americana? Conflictos entre yankees súper inteligentes y pobres ignorantes creyentes de Alá que se inmolan. No sé, sé que hay tiros, asesinatos, explosiones y mi amor platónico desde que vi una de mis pelis favoritas: Romeo + Julieta, Claire Danes –esta película me la han regalado, dos veces xD–. Nunca entendí porque si es bipolar se medica, si todas las tías son bipolares y acaban casándose y siendo felices y eso, me parece un gasto innecesario de medicinas dentro del programa privado de salud americano –lo de bipolar es un poco spoiler pero me da igual, porque no vais a verla–. También sale el amigo Rupert Friend, un tío que no sé por qué pero a las tías os pone tontorronas –A mí también me pone un poco–.
Fargo. La primera temporada va de una cosa, la segunda de otra. No es una gran sinopsis, lo sé. Pero es que mi amigo Josema, al que recientemente llamo Victorio, por Victorio y Lucchino –y qué cojones nos importará eso, preguntaréis– la resume como: es una puta serie en la que los protagonistas son unos fracasados –el Hobbit de Martin Freeman interpreta ese papel en la primera temporada– y me ha parecido un buen resumen, para que tocarlo. En la segunda temporada sale el Jesse Plemons, más conocido como el hermano falso, gordo y pelirrojo de Matt Damon, y que últimamente está hasta en la puta sopa: Breaking Bad, Olive Kitteridge, Black Mass…
The Wire. Que la hayas visto en su momento cuando no era meinstream y te sientas especial no quita a que sigas siendo un gilipollas. Aclarado ese punto, la estoy viendo por quinta vez los domingos de madrugada. Este clásico va de polis intentando pillar a niggis con micrófonos ocultos en una pelota de tenis y pinchando teléfonos del tamaño de tu cabeza. Esta es la serie de mis negros. De aquí ha salido el puto Idris Elba haciendo acento de Baltimore cuando el tío es más inglés que la reina –¡ojo! Suena como posible primer 007 nigger of the history–. También sale Omar Little, si no conoces a Omar no eres nadie –o igual si y eres mucho más interesante que yo– pero da igual, Michael K. Williams es dios. A mi sobrina le regale un babero con su foto bordada comprado a una tía de Washington por 32 dólares más gastos de envío. También sale el puto hermano Mouzone, que es otro Dios. ¿Por qué? Primero porque le dio a favorito en Twitter a esta ilustración que hice, y segundo porque en la serie viene de NY con un libro, una minipistola y vestido de traje y pajarita y se mea a todo B-more –la gente de la calle como yo abreviamos así para referirnos a Baltimore–. A ver, hay más negros. Sale Marlo Standfield sacándose la polla también para después salir en Héroes, incluso sale el jodido Method Man.
The knick. ‘Es muy lenta’, ‘me da mucho asco’… ¡Eh! Lávate la boca para hablar de Soderbergh. Seriaca que trata de los comienzos de la investigación científica en un hospital en la ciudad de no sé dónde, mezclado con toques raciales, cocaína, heroína, prostitutas paraguayas, etc. Sale Clive Owen y un negro que se tira a una blanca –en 1990 eso estaba como mal visto y tal–. No ponedla a la hora de cenar porque hacen operaciones y cirugías así con sangre y esas cosicas. Si quieres ampliar información sobre The Knick, mi compañero de la oficina C’mon imaginaria, Óscar, escribió sobre ella aquí.
Y nada, esto es todo amigos. La semana solo tiene siete días. Por cierto, la palabra semana viene del latín ‘sem’, que significa semen y Ana, que significa, yo que sé, ¿perra del infierno?
No Comments