El número de agosto de la edición americana de Rolling Stone salió hace unos días. En la portada aparece Dzhokhar Tsarnaev, coautor del atentado de hace unos meses contra el maratón de Boston. La fotografía muestra a un Tsarnaev con pelo desgarbado, bigote, perilla y camiseta de Armani Exchange. El subtítulo dice: EL BOMBARDERO, cómo un popular y prometedor estudiante fue repudiado por su familia, cayó en el radicalismo islamista y se convirtió en un monstruo.
Los ataques no se han hecho de esperar. Los ha habido de todo tipo: unos han criticado el simple hecho de que la revista trate el tema, otros creen que el momento no es el adecuado. La mayoría condena que Tsarnaev aparezca en portada con una fotografía en la que aparece como una estrella de rock. Argumentan que Rolling Stone no puede ceder a un terrorista el espacio que han ocupado Barack Obama o Steve Jobs y que la revista ha elegido a Tsarnaev para vender números en un sector en caída libre. Se habla de glamourización. El asunto ha sido trending topic, cadenas como CVS o Walgreens han retirado los ejemplares de Rolling Stone de sus establecimientos y algún internauta ha sugerido un uso escatológico para las páginas de la revista.
Estos argumentos son fácilmente rebatibles teniendo en cuenta los valores del buen periodismo, hoy en horas bajas. La fotografía. Es cierto que Tsarnaev recuerda a Dylan o a Jim Morrison. Sí, es un universitario guapo con aire de intelectual. La clave de la foto está en que no fue tomada por Rolling Stone para la portada. La foto existía desde hace tiempo. ¿Hubiera sido preferible usar la imagen de la detención de Tsarnaev o algún momento del atentado? No. En absoluto. Eso sí habría sido glamourización. Es cierto que hasta una piedra es cool si aparece en la portada de Rolling Stone. Pero es solo una piedra. Es decir, si Tsarnaev nos parece cool por aparecer en Rolling Stone, el problema es nuestro.
Estamos acostumbrados a ver portadas de periódicos con criminales en fichas policiales, con esposas y un policía a cada lado. Pero esta no es la cara del terrorismo. O al menos, esta no es toda la cara del terrorismo. Lo que nos dice esta portada es que el terrorismo está en todas partes, cualquiera de tus colegas podría ser un terrorista. La portada dice que los terroristas no llevan metralletas ni van vociferando mantras de Bin Laden. Esta portada mira a los ojos del terrorismo.
El escritor Bret Easton Ellis tuiteó al respecto:
El reciente amor americano por el culto al victimismo es parte de la infantil narrativa sentimental que nos está envolviendo (…) un triste recordatorio de la sociedad con sensibilidad de bebé en la que nos hemos convertido.
El momento. Otra de las críticas más extendidas a la portada es el momento de la publicación, meses después del atentado, que provocó tres muertes y 260 heridos. Aquí reside otra de las claves del asunto. Rolling Stone ha necesitado meses para publicar este texto porque un reportaje como el que ha escrito Janet Reitman no se escribe de la noche a la mañana. El buen periodismo necesita tiempo. La polémica portada viene respaldada por un extraordinario reportaje. Reitman ha llegado al fondo del caso. Ha recreado la vida de Tsarnaev, sus orígenes, sus motivaciones, su entorno. Todo. Hace poco leí que no hay temas sensacionalistas, solo tratamientos sensacionalistas. Hubiera sido fácil que un reportaje sobre el atentado de Boston cayera en el amarillismo. Reitman ha contado la historia sin ser sesgada ni demagoga.
Rolling Stone fue fundada a finales de los 60 por Jann Wenner. Fue el canal de difusión más importante para el desarrollo de la contracultura. En sus páginas, periodistas de la talla de Hunter S. Thompson o Carl Bernstein ofrecían un periodismo que escapaba de las notas de prensa presidenciales, del periodismo acartonado que instauró Hearst. Con el reportaje de Reitman, Rolling Stone puede volver a ser contracultural. Otro periódico te ofrecerá la foto de la detención de Tsarnaev, te dirá que el chico era un demonio. Rolling Stone te dice que tú también podrías haber creído que el monstruo era humano.
¿Ha utilizado Rolling Stone esta portada para vender? Claro. Esta y todas. Por una sencilla razón: Rolling Stone está formada por periodistas. Los periodistas son seres humanos y los seres humanos necesitan comer para sobrevivir. En este sistema en el que vivimos, para comer es necesario dinero. El problema viene cuando los periodistas venden algo que no es periodismo. Algo como Sálvame. Pero no. Rolling Stone está vendiendo excelente periodismo. No está ofreciendo un reportaje del tipo cuando-nos-cruzábamos-por-la-escalera-siempre-saludaba. Una de las preguntas más recurrentes que he encontrado a este respecto es: si tu hijo hubiera muerto en el atentado, ¿sacarías esta portada? Creo que la pregunta está fuera de lugar. De todas formas, es similar a preguntarle a un policía: ¿Detendrías a un traficante de cocaína si fuera tu hijo? Si es un profesional, lo hará.
Ante el aluvión de críticas, los editores de la revista publicaron en Facebook el siguiente comunicado:
La historia de la portada que publicamos esta semana responde a la tradición del periodismo y se basa en el compromiso de largo tiempo de Rolling Stone de una cobertura seria y veraz de los hechos políticos y culturales más importantes de nuestros días. El hecho de que Dzhokhar Tsarnaev es joven y está en el mismo grupo de edad de muchos de nuestros lectores, hace más importante para nosotros examinar las complejidades de este tema para obtener una comprensión más completa de cómo sucede una tragedia como esta.
Un usuario colgó en el muro del Facebook de Rolling Stone una portada alternativa en la que aparece Jeff Bauman, un chico que perdió las dos piernas en el atentado. Argumentan que Bauman es un ejemplo positivo. Volvemos a lo mismo. En la vida no hay solo ejemplos positivos. Para dar ejemplos positivos ya está Disney. Rolling Stone tiene como responsabilidad sacar a la luz lo que la sociedad esconde bajo la alfombra. Poner en portada a Bauman hubiera sido una americanada. Legítima y merecida, sin duda. Pero americanada. Rolling Stone sabe que el sueño americano terminó hace tiempo.
5 Comments
[…] Mirando a los ojos del terrorismo, portada de Rolling Stone […]
Este tio es un genio escribiendo!!sigue así anigo.
¡Gracias tío! Ya nos veremos
Buen artículo, aunque partiendo de la premisa de que el atentado de Boston fue provocado por estos dos. Cosa que dudo mucho. Un buen reportaje de investigación acerca de lo que realmente ocurrió sí que es buen periodismo, la falsa bandera otea demasiado cerca…
Aún así, buen artículo! 🙂
Es otra forma de verlo. Imagino que pasarán años hasta que alguien consiga cuadrarlo todo para dar forma al posible reportaje que dices. Creo que el reportaje de Reitman es buen periodismo en el sentido de que consigue recrear el mundo de Tsarnaev. Cuando uno lo lee tiene la sensación de conocer al asesino.