La periodista, locutora, presentadora y escritora Mara Torres ha finalizado hoy, viernes 9 de mayo, el octavo ciclo literario de Escritores en su tinta, organizado por el Ayuntamiento de Molina de Segura (Murcia).
Poco después de las ocho de la tarde daba comienzo, en la Biblioteca Salvador García Aguilar de Molina de Segura, el acto presidido por Mara Torres. La velada de esta noche finalizaría con el ciclo Escritores en su tinta, dando por concluido un año distinto (pues contaría por primera vez con escritores de alcance internacional) que sumar a la larga lista que comienza a escribirse en la historia de esta joven biblioteca. Tal y como este ciclo literario nos ha ido acostumbrando, Lola Gracia subía al escenario como coordinadora, acompañando a la invitada estrella. Mara, sonriente, saludaba a los presentes, y Lola, por su parte, iniciaba una breve presentación de la conocida ganadora del Premio Planeta 2012. Iniciaba la coordinadora su discurso contando que la invitada de esta noche, a pesar de que en principio no pudiera parecerlo, era la más vinculada con la localidad de Molina de Segura, pues en el año 2006 fue galardonada con el premio Setenil, que tan bien conocen los habitantes de este municipio. Torres, agradecida por ello, confesaba: “Me hacía especial ilusión venir a Molina de Segura y esto no lo digo por estar en Molina de Segura. Lo digo porque es verdad.”.
Tras esto, Mara, guiada por las preguntas que Lola Gracia formulaba (y a las que más tarde se le uniría las del propio público), iniciaba un evento en el que las palabras “ausencia”, “muerte”, “amor” y “pérdida” brillarían por encima de cualquiera de las demás. Tal y como en la sala se recordaba, Mara Torres ha escrito mucho sobre estos tres temas, y por esta razón tenía bastante que contar a su público sobre ellos.
Conforme avanzaba la velada, Torres se iba abriendo a su público, hablando de vivencias y experiencias pasadas. Tanto ha sido así, que la aclamada autora ha llegado a describir con lujo de detalle cómo vivió la noche en la que recibiría su premio Planeta. Revelaba que fue una experiencia apasionante y que siempre estaría tremendamente agradecida, pero que ahora, sin embargo, le suponía un escalón muy grande, pues teme que con sus próximos escritos defraude a los lectores. En relación con el Premio Planeta la escritora también ha añadido: “La vida te da y te quita. A mí me dio el Premio Planeta, y después… me quitaría a mi hermana”, emocionada tras estas palabras, se daría el paso a las próximas preguntas. Pero antes de cambiar de tema, también se tocaría, como era de esperar, el delicado asunto de las resonantes críticas que colmarían a la obra que ganó el Planeta, “La vida imaginaria”. Mara decía estar preparada para el aluvión de críticas que le llovió encima y contaba que a pesar de lo negativo de ellas, pensaba que el efecto que habían causado había sido precisamente el contrario. Según esta periodista, el público, al ver la dureza de las críticas, sintió cierta pena por ella, y precisamente este sentimiento sería el que ayudaría a la primera vinculación de los lectores con el libro.
Mara Torres se ha mostrado a lo largo de toda la velada como una mujer imaginativa, una mujer que necesitaba “la vida imaginaria” para poder vivir. “La literatura me da alas”, confesaba cuando hacía a sus lectores partícipes de que necesitaba de la ficción para poder sobrevivir.
De sus años de periodismo destaca sobre todo aquellos en los que trabajó en “Hablar por hablar”. Según cuenta, este programa la enseñó a escuchar, y a redactar para ser escuchado. Mara además se ha descrito a sí misma dentro del programa como a un oyente más “sólo que yo podía hacer preguntas”, apuntaba. También ha hablado del telediario de la dos, en el que trabaja actualmente. Define este programa como un telediario incompleto, pero complementario.
Aproximadamente hora y media más tarde Mara se despedía de su público diciendo que estaba segura de que había algo que no olvidarían tras aquella charla, y aquello no era ni más ni menos que una impactante y acertada idea que la escritora había apuntado minutos atrás: “La muerte, cuando empieza a llenarse de conocidos, se convierte en un lugar hospitalario”.
Lola Gracia despedía el acto, daba las gracias al público por su presencia en él, pues a pesar de encontrarse en un viernes tarde la asistencia había sido numerosa, y cerraba el telón de Escritores en su tinta. O más bien lo dejaba entreabierto, preparado para poder volver a abrirse, aunque para eso, “según dice la leyenda…”, aún tendremos que esperar. Hasta el año que viene. O mejor. ¡Hasta el año que viene!
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