C'Mon Murcia

León Benavente en 12&Medio: lo que está claro es que algo tiene que cambiar

Bruce Springsteen es un pesado. Mejor: hoy, Bruce Springsteen es un pesado. Hubo un tiempo en que cualquier cosa que decía iba a la enciclopedia. Era LA verdad. Lo decía y las bocas se cerraban porque el tema estaba zanjado. En aquella época dijo que la primera vez que escuchó Like a Rolling Stone iba en coche con su madre y que sintió que, con ese golpe de caja, alguien había abierto de una patada la puerta de su mente. Ese golpe de caja sigue latiendo. Este fin de semana lo hemos comprobado en Murcia gracias a dos conciertos de un concepto –más que una banda- que responde al nombre de León Benavente.

La escena: es domingo, son las nueve de la noche. No conozco a nadie sin resaca, y no hablo solo de drogas. La sala 12 & Medio huele a expectación. León Benavente tocó anoche sobre este mismo suelo y todavía hay algunas gotas de sangre. Al poco aparecen Abraham Boba (teclista y cantante), Eduardo Baos (bajista), Luis González (guitarrista) y César Verdú (batería). Boba suelta un HOLAAAAAAAAAAAAAAAA y los que decíamos que era un tipo hirsuto callamos. Y esto aún no ha empezado.

León Benavente dibuja la atmósfera con una instrumental. Por cierto, la sangre del suelo está fresca. César Verdú aprieta los dientes y Abraham Boba grita y Ana me dice: Joder, la banda son estos dos. Yo asiento. Suena Revolución y Boba se siente orgulloso de lo que escribió:

Que sí, que estamos en la era inteligente
Que aquí el más loco parece un demente
Nos va a hacer falta mucho más que suerte
Y aquel que llegue a mayor
Que luego lo cuente en clave de humor
Que nadie quiere dramas a su espalda

Escucho estos versos y entiendo por qué lo que hoy conocemos como indie es tan mediocre. Hay un término que se utiliza siempre que se habla de aquellos grupos de finales de los 80 y que ya no se emplea. El término es inteligencia. Bob Mould, Michael Stipe o Thurston Moore explicaban algo. Sitúa su discurso junto al de Santi Balmes, ¿ves? Es un abismo y los separa. León Benavente toca rock inteligente. Letras inspiradas que hablan de 2014 pero que difícilmente envejecerán porque la Historia se repite, letras que huyen de los tópicos. Aquí no vas a escuchar a nadie cantando: LA POLÍTICA ES UNA MIERDA Y LOS POLÍTICOS NOS ROBAN Y LO VAMOS A QUEMAR TODO. La sutileza de Boba hace que sientas la necesidad de prender fuego, pero no lo dices. Lo meditas y sabes que vas a explotar. Boba entrecierra los ojos y nos empuja. Y gritamos Revolución, revolución, revolución, revolución, revolución, revolución.

La canción termina y Verdú mira fijamente a una de sus baquetas, astillada. La mira como diciéndole que le ha fallado. Arranca la astilla y vuelve a apretar los dientes. Toca con la fuerza con la que Dave Grohl hizo que Nirvana tronase. Toca con la precisión de Phil Selway. Toca como nadie. Toca y Murcia tirita. Toca y León Benavente se convierte en una máquina perfecta. Ana me dice: Abraham Boba es el teórico de la revolución, pero el que estaría con el cuchillo entre los dientes es César Verdú. Es verdad. Yo quiero a César Verdú de mi lado en una revolución.

En Década cantamos que algo tiene que cambiar, o si no, se irá todo a la mierda. En El Rey Ricardo,  que muera el rey Ricardo. Boba sonríe, como diciendo que por fin hemos despertado, que por fin nos hemos dado cuenta de que estamos hasta la polla.

Para despedirse tocan su Odisea. Su Odisea se llama Ser brigada y su Ulises podrías ser tú. Suena el riff y gritamos. Y entiendes que puede ser que León Benavente tenga mucho apoyo mediático, pero que si se han puesto en cabeza con menos de un año de vida es porque ofrecen algo de lo que nadie es capza.  Edu Baos baila alrededor de su bajo y me doy cuenta de que es un animal y que toca el bajo por no plantarse delante de ti y liarse a puñetazos. Y miro a Luis González y pienso que si no levanta la cabeza es para no deslumbrarte. Y que es cierto que sin los textos de Boba o la tensión de Verdú León Benavente no sería nada, pero Baos y González lo sitúan a un nivel inalcanzable para cualquier banda de este país.

Boba ha cogido el micro y está dando vueltas en el escenario. Está soltando esos párrafos perfectos de Ser Brigada –¿La mejor canción en castellano de los últimos 2.500 años?- y baja del escenario. Nos hacemos a un lado y él sigue escupiendo. Su mirada irónica torna en furia y parece que nos quiera meter las palabras en el cerebro a martillazos. Vuelve a subir y contagia su furia al resto de la banda y enfrente nos miramos unos a otros y preguntamos a nuestra memoria si alguna vez hemos estado en un concierto así. No encuentras respuesta y ellos ya se han ido. Vinieron a esto: a plantearte una pregunta.

Termina el concierto y noto cómo unas manos me sueltan el pecho.  Esas manos me han tenido una hora suspendido en el aire. Termina el concierto y pienso que León Benavente es un concepto y no una banda y que este es el camino.

Imagino a alguien limpiando al día siguiente. A alguien que frunce el ceño al comprobar dos capas de sangre superpuestas en el suelo. Alguien que sonríe al pensar en el golpe de caja de Like a Rolling Stone.

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