«Amar en tiempos revueltos». Esta frase podría resumir la mayoría de adaptaciones de novelas adolescentes ambientadas en un futuro distópico que nos llegan a la gran pantalla. Desde la aparición de la saga de Harry Potter y su enorme éxito, muchas han sido las novelas adolescentes que han intentado ocupar el trono que el niño mago dejó huérfano hace unos años. Algunas han conseguido emular su éxito (a nivel de taquilla, a nivel de calidad mejor no hablemos) como Crepúsculo y otras con el tiempo han sido olvidadas, como la saga de Las Crónicas de Narnia o La Brújula Dorada.
Uno de los últimos intentos por ocupar dicho trono es la película La Quinta Ola, que llega ahora a los cines, en plena resaca post Star Wars, con el fin de ocupar el hueco dejado por la saga de Los Juegos del Hambre y su inolvidable Katniss. Basada en la primera novela de la trilogía escrita por Rick Yancey, forma parte de ese grupo de películas ambientadas en un futuro distópico en el que un grupo de adolescentes, normalmente liderado por una chica (que en una situación extrema se debate entre el amor de dos chicos), se tienen que enfrentar a una institución, organización o seres que amenazan la estabilidad del sistema. En esta última no se trata del Capitolio sino de unos extraterrestres, llamados Los Otros, que quieren invadir la tierra; para ello llevan a cabo oleadas de destrucción con el fin de acabar con sus habitantes. La protagonista, Cassie Sullivan (Chloë Grace Moretz), deberá aprender a sobrevivir en un mundo desolado y despiadado para poder encontrar a su hermano y volver a estar juntos.
La película tiene un arranque interesante que recuerda algunos de los debates morales que se plantean en la serie The Walking Dead, como el de hasta que límites podemos llegar con el fin de salvaguardar nuestra propia supervivencia. El planteamiento del conflicto, con la invasión extraterrestre, está narrado con brío y ritmo mediante un flashback que nos permite conocer a la protagonista y ver su evolución durante los acontecimientos que le ha tocado vivir en una época de su vida tan complicada. Este inicio trepidante, que hace alarde de una economía narrativa más propia de El Corredor del Laberinto (en la que el desarrollo de los personajes y los diálogos tienen lugar durante las persecuciones) nos puede hacer pensar que nos encontramos ante un respetable ejercicio de cine de evasión. Pasada la primera media hora y con el presupuesto del film agotado ante el despliegue de efectos especiales y destrucción (el director abusa del fuera de campo para ocultar las carencias técnicas del film) ese pensamiento desaparece. Es entonces cuando la película empieza a visitar lugares y situaciones comunes del género, dejando al descubierto las carencias de un guion infantil e ingenuo, que tiene sus momentos cúlmenes en la afirmación sobre el ejercito americano y la explicación del origen y forma de los extraterrestres; momentos que, ciertamente, provocaron la risa del respetable.
En el segundo acto el interés decae y empiezan a aparecer problemas de ritmo, a pesar del empeño que le pone Grace Moretz a su interpretación, precisamente porque el film deja de seguir la pista de sus referentes. Ya nada queda de ese inicio fulgurante al más puro estilo El Corredor del Laberinto o de la madurez y seriedad (que nos hacia recordar algunos planteamientos de Los Juegos del Hambre) que desprendía el guion en sus primeros compases; en su lugar el film otorga todo el protagonismo a la trama romántica, siguiendo la estela de Crepúsculo pero cambiando vampiro por extraterrestre. Toda esta trama romántica se desarrolla mientras la película se dedica a copiar claves y situaciones argumentales de la serie televisiva Falling Skies (SPOILER: los adolescentes y niños soldado manipulados para destruir a los seres humanos). Crepúsculo y Falling Skies; sin duda, dos malos referentes.
Al final el resultado se parece más al de un interesante piloto de una serie televisiva que al de un millonario blockbuster que, por desgracia, palidece ante sus hermanos mayores. Un film entretenido si logras obviar las lagunas de un guion que es capaz de desaprovechar y reducir a meras caricaturas a los personajes interpretados por Liev Schreiber y Maika Monroe (conocida por la brutal The Guest). Era inevitable, con tanta ola el guion acaba haciendo aguas por todas partes, en una película en la que lo más interesante es la banda sonora de Henry Jackman; pura épica a la que las imágenes no corresponden. Katniss se merece una heredera a su altura; definitivamente, Cassie no lo es.
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