Hay que saber a qué juega Juego de Tronos, perdón por la redundancia, porque si no es muy fácil sentirse ligeramente decepcionado con los pilotos de las temporadas. Y es que nos dejan siempre con la miel en los labios, incluso temblando durante un año e, inconscientemente, esperamos un ritmo similar al regresar a Westeros. Y eso no es así. Este arranque ha sido, además, especialmente frío.
Y no, no esperaba que le cortaran la cabeza a Tyrion ni nada por el estilo, lo único es que ha sido un capítulo en el que no ha pasado prácticamente nada, o casi nada, o nada realmente significativo. ¿Quiere esto decir que ha sido un mal capítulo? En absoluto (no hay mal capítulo de juego de tronos, solo aburridos o acojonantes), pero más que un capítulo ha sido un “anteriormente en Juego de Tronos” de casi una hora. Desgranemos el asunto:
¿Es posible odiar más a Cersei?
¡Un flashback en Juego de Tronos! ¡Wow! Vale, no es tan impresionante, pero seguro que ningún “nolector” se lo esperaba. Independientemente de que esa bruja le haya adivinado el futuro (no veo la hora para que se cumpla) a la rubia más odiosa de los siete reinos, lo más sorprendente es que Cersei ya fuese una verdadera hija de ya sabéis qué desde jovencita. ¿No sería un milagro de navidad que, en el momento en el que Cersei le dice a su amiga “no tengas miedo, este bosque es de mi padre”, un dragón viniese y se la comiese viva? ¿No? ¡Venga ya!
El padre de Tyrion yace sobre su lecho con esas ridículas lentillas y Cersei nos dice que quiere al enano muerto (¡JA! Pensamos nosotros). Sabe que Jaime lo ayudó a escapar, sabe que su hermano no es el mismo, aunque sospecho que se siguen amando exactamente igual.
El enano alcohólico
De Tyrion hay poco que decir, excepto que la barba le queda la ostia de bien. Está a buen recaudo en Pentos con su colega eunuco. Bebe más vino que nunca y es igual de cínico que siempre. Mi personaje favorito por cierto, porque vomita vino y acto seguido sigue bebiéndolo. Por cierto, la barba le queda como un pincel, por si no lo os había dicho.
Su plan de unirse a Daenerys, no sé a vosotros, pero a mí me parece muy interesante. Es una pareja que jamás me esperaría pero, de repente, tiene muchísimo sentido. Las dos mejores personas de Poniente u Oriente unidos por una causa común.
Daeneris se acuesta con alguien
Sí… estooo… han matado a un inmaculado que no conocemos y Daeneris se ha acostado con el guapo de «Treme«. Lo más importante es que aún no se ha tintado las cejas. Corto y cierro hasta el segundo episodio de la temporada (sintiéndolo mucho).
John Snow, hijo bastardo de El loco de la colina
En serio, vamos a sincerarnos ya chicos, que parece que nos de miedo decirlo. John Snow es más soso que la sémola de trigo, esto es así. Pero lo queremos igual, porque nadie es perfecto y porque al fin y al cabo es un Stark (sí, soy pro-Stark). La trama más allá del muro comienza a ser más interesante desde que el pesado de Baratheon se ha presentado allí para intentar aliarse con los salvajes. Snow ha sido el elegido para negociar con El Rey de las Tierras Salvajes, con un evidente fracaso.
Mance Rayder va a arder vivo por orden de Stannis, y no le importa admitir que tiene mucho miedo a morir. Es una pena, primero porque salvo Snow, pocos líderes albergaban tanta humanidad en Juego de Tronos, y segundo, porque al espectador no le ha dado tiempo a encariñarse lo suficiente de Mance como para que esa escena suponga una pena de verdad. Pero el bueno de John no quiere verlo sufrir, así que le asesta un flechazo, desafiando así a todos en el muro. Hay que admitir que además de soso es un machote.
Y una vez hemos calentado motores…
Ya estamos metidos de lleno, ahora sí. Yo voy a encerrarme unos días en casa por si alguien intenta cortarme la cabeza por este análisis, por lo menos hasta el lunes que viene, cuando comienza realmente Juego de Tronos. Seguro que Aria Stark estará presente, porque queremos saber qué ha pasado con ella, lo exigimos. ¡Queremos a Aria maldita sea!
Como veis, no os puedo prometer un análisis exhaustivo con un montón de conocimiento sobre el mundo de Martin, ¡pero os puedo prometer un montón de dinero! ¡O lo mismo y no! ¡Ale, hasta la semana que viene!
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