C´mon, Joy, one more time. I have a feeling about this one
“Inside Out” es la primera película claramente adulta de Pixar, con todo lo (bueno y malo) que conlleva. Es paradójicamente la película más optimista de toda la producción, pese a que habla de algo tan complicado como el fin de la infancia, y digo la más optimista porque es la primera donde la presencia de un villano es inexistente porque todos los personajes (y digo todos) son, esencialmente, buenos. Todos quieren lo mejor para Riley, todos quieren protegerla (a su manera) y todos y cada uno de ellos están comprometidos a su felicidad.
Es una idea bonita. El problema es cómo cada uno quiere que eso funcione. “Inside Out” puede ser una montaña rusa de colores, una road trip involuntaria por el interior de la mente, pero también es una película donde cuarenta de sus ochenta minutos suceden… delante de una consola, con personajes tratando de definir qué es lo mejor para una niña que sufre los trastornos e inseguridades de una mudanza. ¿El problema? Nadie tiene claro qué es lo mejor para Riley, porque, oh, sorpresa, las emociones no se pueden medir con un joystick. “Inside Out” nos invita abrazar la idea de que el cambio en el ser humano es inevitable, el olvido necesario y que lo que nos hace tristes hoy nos producirá tristeza y después melancolía. La comparación con “Boyhood” no es accidental.
She will be happy. I promise that
Ideas como que la primera emoción de un bebé sea la alegría, o que un equipo de limpieza se encargue de eliminar datos (inútiles) aprendidos del colegio… “Inside Out” será recordada para muchos como la película más cerebral y valiente de Pixar, al mismo tiempo que la más representativa de los grandes logros la factoría: una grandísima calidad artística unida a un monstruoso trabajo de guion a sus espaldas, uno capaz de defender la melancolía y nostalgia como fuerzas positivas para entendernos como personas, aparte de ser un ENORME tributo a la Tristeza (la gran heroína de la película) como catarsis para hacernos avanzar por esos días de lluvia y pérdida.
Si todos estos mensajes significan renunciar a un público, Pixar asume las consecuencias. Y creedme, ya era hora. Pixar llevaba un año sin sacar película porque necesitaban “revaluar” la forma en la que estaban enfocando el negocio (Hola, “Cars 2”, Hola, “Monstruos University”). Resulta curioso comparar “Inside Out” con “Mad Max: Fury Road”: puede que sean las dos mejores películas del año, pero a su vez las dos son productos atípicos incluso dentro de su cadena de fábrica. ¿Anomalías o señal que otra forma de entender el cine comercial es posible?
I´m sorry Sadness, but Riley needs to be happy!
Decir que “Inside Out” está limitada por estas ideas sería injusto. Me quedo con idea, lanzada casi al final: “Inside Out” quiere emocionarte sin parar porque si no sentimos emoción ninguna, estamos perdidos, y el peor error de esta vida (según “Inside Out”, y Jung) es ser inconsciente. Ni la factoría del flexo está interesada en hacer películas de Minions, ni debería estarlo en el futuro. Ahora bien: como apuntó el maestro Miyazaki,” las películas de Pixar están hechas para educar a niños y adultos, mientras que en las mías quiero perderme con ellos”. Sería interesante ver si algún día Pixar se atreve a dar el último paso y aventurarse en costas aún más extrañas, donde la didáctica quede relegada a un segundo plano. De momento parece encontrarse muy a gusto en su propia isla. Esperemos que les dure.
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