Si el sábado por la noche alguien desde algún punto de Murcia vio una larga columna de humo, que no se alarme: era el auditorio, que estaba siendo consumido por el fuego eléctrico de Fuel Fandango.
Inmersos en su gira de presentación de “Trece Lunas” aterrizaron la noche del 9 de Noviembre en el Auditorio Víctor Villegas, en la sala Miguel Angel Clares. Y de qué forma. La sala se quedó pequeñísima, y el público, totalmente entregado, aguantó sentado sólo la primera canción.
La fórmula es sencilla: cogemos la base de la electrónica más pura, con el bombo a negras y subidones hasta el infinito, le ponemos un poco de soul, un poco de funk, otro poquito de chill-out y a todo esto le esparcimos por encima unos polvitos de flamenco. El resultado es inmejorable: un sonido que te absorbe completamente, que entra en tu cabeza destrozando todo lo que tengas ahí dentro y se instala cómodamente entre tus neuronas, obligándote a la fuerza a bailar.
Perfectos en la ejecución, como es de esperar de un grupo de este calibre, lanzaban los temazos uno tras otro. Sin piedad ninguna Alejandro Acosta golpeaba con sus bases una y otra vez, acompañándolos casi siempre con su guitarra y Carlos Sosa lo apoyaba desde atrás con precisión milimétrica a las baquetas (único minipunto negativo de la noche, ya que el bajo volumen de la batería impedía apreciar con claridad todos los golpes y detalles). A todo esto le añadimos a Nita, que bien merece que le dediquemos el próximo párrafo entero:
A la cordobesa sólo la puede definir una palabra: Artistaza. Con mayúsculas. Es de esa gente que desprende ese algo especial, que ha nacido para estar encima de un escenario. Todos los allí presentes (independientemente de nuestro sexo) coincidíamos en una cosa: estábamos enamorados. La cantante se lucía con gracia sobre sus taconazos a golpe de cadera, desplegando su voz, sin parar de interaccionar con el público, e incluso se atrevió a coger las baquetas y golpear un pequeño set de percusión. Toda una exhibición.
El momento álgido de la noche también lo protagonizó ella. Alejandro puso en marcha su set de DJ con una mini sesión que encendió la mecha de la traca final. Sin un segundo de silencio Nita empieza a cantar, y con todo su arte se baja del escenario: Monkey. Las luces del auditorio se encendieron y el público se fundió en un baile con la cantante. El éxtasis fue generalizado, y ya sólo quedaba una bala en la recámara para terminar de fulminarnos: Always searching, temón donde los haya que desató la locura y acabó con toda esperanza de supervivencia.
En definitiva, un concierto redondo, un directazo que dejó el auditorio reducido a cenizas y a todos los asistentes en manga corta agradeciendo el fresquito nocturno murciano en la puerta del auditorio. Esperemos no tardar mucho en verlos por aqui de nuevo, el SOS4.8 sería una buena fecha…
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