La apuesta fuerte por el jazz femenino, uno más sutil, elegante y cercano, apareció en el Festival de Jazz de San Javier de la mano de tres poderosas mujeres venidas de Norteamérica dispuestas a dejarnos un buen sabor de boca. René Marie, con su potente voz y su registro vocal realmente increíble, nos dejó embelesados, tratando desde la dulzura hasta la rudeza las letras que cantaban, un rugido que partía la noche, llegando incluso a emocionarse mientras interpretaba uno de los mejores temas con la sola compañía de Lynne Arriale al piano. En general fue una sorprendente mezcla de sonidos, muy bien llevados, con un saxofón tocado por Grace Kelly que relanzaba la voz de René hasta hacer retumbar el auditorio. La música negra más profunda, con fuerte influencia de la elegancia y las melodías de la Costa Este de Estados Unidos, se fusionaban a la perfección con un jazz relajado y bien tratado. Tanto la considerable voz del jazz contemporáneo de René Marie, como la elegancia al piano de Lynne Arriale y la jovial música de Grace Kelly al saxo, hicieron de la noche en el auditorio Almansa una inolvidable, demostrando que cada vez más las mujeres se van haciendo huevo en este Festival.
A continuación llegó un personaje muy esperado, una gran baza del Festival para esta edición. Bill Evans y la Soulgrass Band entraron fuerte y nos presentaron un concierto con muy diversos estilos, desde un jazz característico de Nueva Orleans aderezado con un viejo rock setentero hasta un funk descafeinado y un folk americano capitaneado por el banjo de. No es la primera vez que venía, ya había estado sobre ese escenario en otras ocasiones con diferentes bandas. Animado y divertido, entretuvo al público con sus increíbles solos de saxo, las peleas con su guitarrista Mitch Stein a ver quién lo hacía mejor y play music que montaron él con su saxo soprano y Ryan Cavanaugh con su banjo. Porque de eso se trataba y a eso se dedicaron, “play”: a jugar y tocar. Bill Evans lleva una larga carrera como saxofonista, grabó los discos de Miles Davis entre los años 1980 y 1984, además de grabar con gente tan diversa como Mick Jagger, Herbie Hancok o Michel Franks, entre otros. El baterista y cantante Josh Dion fue quien le dio fuerza a las canciones con esa voz típica del rock de carretera en los años ’70 afinada con un vaso de viejo whisky. Fue una gran noche en el Festival de Jazz de San Javier.
Fotografías por Irene De Jaúdenes
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