La comparación flota en la mente de todos los asistentes al concierto de Exquirla de esta noche de una forma tan obvia que materializarla a través de la boca parece un pecado. “Esto no es Omega”, se han hinchado a repetir los participantes del proyecto. Aún así, compartiendo el cartel con Lagartija Nick es evidente que la palabra va a aparecer más de una vez durante la noche. Una de las primeras veces que la escucho es en boca de Ángel Carmona. Se me hace raro ponerle cara a la voz que me lleva acompañando al trabajo día a día tanto tiempo. El narrador hecho carne. Esteban Girón hace de portavoz del grupo y, en algunas preguntas, repite palabra por palabra lo que ha dicho una y otra vez en las decenas de entrevistas que habrán hecho este año. El grupo y el Niño de Elche, que le esperan en las escaleras del escenario, se ríen.
El primer minuto recalca ese “esto no es Omega” que parece no van a dejar de obligarles a pronunciar. No es sólo que el Niño de Elche no sea Morente ni que Toundra no sea Lagartija Nick, para lo bueno y para lo malo, si no que, como ya ha quedado patente, aquí no se trata de fusionar el cante con el post rock. No se cogen dos mundos apartados el uno del otro y se les hace chocar, se cogen los fragmentos y se trata de recomponer algo nuevo, no. La voz es otro instrumento más de la banda. Para recalcarlo a veces está al nivel de volumen del bajo, con las guitarras por encima. Y, segunda obviedad de la crónica que no puedo evitar mencionar, esto hay que vivirlo en directo. Con el Niño de Elche agarrándose la camisa, el libro de Enrique Falcón en el suelo y Toundra dando una lección magistral de música. Me han avisado antes del concierto. Mi compañero Mario me lo ha advertido: “Son el mejor grupo de post rock de Europa”. Quizás decir algo así requiere más valor -y cultura contrastable- del que yo tengo pero sentir como te elevas del suelo es muy fácil con Exquirla. A veces no hay más remedio que cerrar los ojos con todos los pelos del cuerpo de punta y viajar hacia donde ellos quieren llevarte. Sin resistencia.
Si hay algo que se aprecia en Exquirla a simple vista es el trabajo que hay detrás. Común y conjunto. La voz, las guitarras, el bajo, los propios textos…todo forma parte de la misma melodía. No se han compuesto unos arreglos y encima de ellos el Niño de Elche ha cantado (o recitado según el momento) lo que ha creído conveniente. Todo esto se ha engendrado a la vez. Cada nota, cada chorro de voz y también cada pausa para respirar. Que algo destaque sobre la experiencia que estamos viviendo es difícil, pero de obligarme a hacerlo tendría que mentar tanto Destruidnos Juntos como Un Hombre. Pero eso yo, claro. Ver al Niño de Elche jugar con su voz con la precisión experta con la que son capaces de hacerlo Esteban, Guillermo, Alberto y Víctor con sus respectivos es algo que impacta y refuerza la idea de que la voz aquí es un instrumento más (que se dice pronto, como si cualquiera pudiera hacerlo, pero en absoluto). Sin duda todos salimos a la calle a tomar el aire con el pensamiento de que acabamos de ver como escriben sus nombres a fuego y sudor en el libro de la Historia de la Música en España para siempre.
Y hablando de historia: Lagartija Nick. Los más jóvenes de la sala no conseguimos apreciar lo que Antonio Arias y su banda, formada por nombres que también forman parte de la Historia de la Música en España como Eric Jiménez, Juan Codorníu, M.A.R. Pareja o J.J. Machuca, representan más allá de ese Omega que quien más y quien menos ha escuchado mil veces mientras maldecía no haber nacido algo antes, pero tanto Carmona, fiel seguidor que permanece todo el concierto con la vista clavadísima al escenario, como el resto de asistentes de pasada cierta edad, desprenden una expectación de la que resulta difícil no contagiarse. Cuando entran en materia, con dos canciones del disco nuevo según cuenta Arias en un receso posterior, es fácil dejarse llevar también por los pies. Sin embargo, no puedo faltar a la verdad, aprecio el grupo y lo que representa (y sobre todo lo que debió representar), pero no es lo mío. Según Wikipedia son post grunge pero aunque no llegan a ser el rock tan reconocible de 091 tampoco aprecio muchas diferencias. No es lo mío. Hay una generación entre los de la primera fila, que corean, saltan, se golpean y piden un cubata tras otro en la barra, y yo. Toda una generación en la que la música ha evolucionado hacia cosas que me gustan más, como por ejemplo, imposible caer en la tercera y última obviedad del texto, Toundra.
Eso no me quita de disfrutar del concierto, claro. Sobre todo de alguna de las canciones de Inercia, pero por encima de todo de Agonía, Agonía y de X, ambas escritas por Jesús Arias, hermano de Antonio y miembro de TNT. Mi rollo, lo siento. No puedo mentir. Pero de nuevo todos abandonamos el concierto con la sensación de que esta noche hemos participado de una de las páginas que conformarán el libro de la Historia de la Música en España. Libro que, esperemos, nunca se acabe de escribir. Y si tiene que ser una marca de cerveza la que ponga la pasta, joder pues que no quiebre nunca, ¿no? Aunque sólo sea por esto.
3 Comments
Muy bien la crónica, una cosa nada máS.
Guillermo y Victor hace años que no tocan en TOUNDRA. Los actuales miembros de TOUNDRA ( y también de ESQUIRLA) son: Esteban, Alberto, Álex y Macon
Un Saludo!
EXQUIRLA, perdón 😉
[…] todos pueden ver un poco de qué va a ir esto. Me recuerda (no puedo evitarlo) a su paso por Exquirla. La idea me asalta la mente sin contemplaciones, no sólo por cómo juega con su voz como si de un […]