Este viernes vuelven Los Punsetes a Murcia para presentar «¡Viva!», su nuevo disco recién publicado. En este nuevo trabajo, producido por Pablo Díaz-Reixa (El Guincho), mantienen la esencia del grupo y continúan haciendo lo que mejor saben: letras divertidas, pegadizas y criticando todo lo criticable. Hemos hablado con Chema González, batería del grupo.
¿Qué tal los primeros meses de vida de «¡Viva!»?
Levantando el vuelo. Va a ser a partir de ahora cuando empecemos realmente a tocarlo en directo. Pero parece que está gustando porque se van agotando las primeras tiradas, así que bien.
Ahora que se ha calmado un poco el tema del lanzamiento, ¿estáis contentos con el resultado o volveríais atrás a cambiar algo?
Estamos muy contentos como está. No valdría la pena lamentarse por nada de lo ya hecho.
Este disco lo habéis grabado en directo por lo que ofrece un sonido más cercano al que el público disfrutará cuando os vea, ¿eso os beneficia de algún modo?
Recoge un poco más fielmente cómo sonamos en directo, así que al que le guste lo disfrutará en vivo.
¿Qué sensaciones vivís encima de un escenario? ¿Qué es lo que realmente os ha enganchado a ellos?
Tocar un instrumento es algo realmente divertido. Que podamos tocar varios a la vez y que de ahí salga música y que quien esté escuchándola la disfrute siempre es algo que da mucha satisfacción.
Se supone que os va bien pero ni siquiera podéis vivir exclusivamente de la música, ¿tan jodido es abrirse camino en este mundo?
La idea romántica del músico tal y como se podría haber pensado hace más de una década no se parece en absoluto al momento actual. Hoy por hoy sólo es posible practicando géneros de radiofórmula casi exclusivamente.
¿Qué es lo que no debe faltar nunca en la música?
Oído.
¿La escena «indie» en la que os movéis está llena de grupos a los que dedicaríais «Tu puto grupo»?
Más que ninguna otra pero no en exclusiva.
Cuando ves por redes sociales lo amigos que son todos los grupos, lo bien que lo pasan juntos y lo mucho que se quieren… no me lo creo, ¿al final son solo apariencias o realmente existe esa comunidad en la escena en la que os movéis?
No suelo estar en redes sociales, así que no sé cómo es lo que cuentas. Nosotros conocemos a gente porque coincides en conciertos o en festivales. Con algunos hay buena conexión y acabas siendo amigo. No sé si eso hace una escena o no.
¿Existe falta de compromiso político y social en el mundo indie? ¿Echáis en falta letras más reivindicativas y menos vacías?
Estaría bien que alguien competente se echara la manta a la cabeza y realmente estudiase con rigor en términos estadísticos dónde hay más o menos compromiso de cualquier tipo en cualquier ámbito. A partir de ahí estaría bien ver en qué beneficia a la calidad del resultado final el hecho de que se hable de algo en concreto y la manera en la que se aborde el tema. Tampoco me queda claro que el mero hecho de invocar a la cuestión demagógica del momento haga a una canción menos vacía que otra que no sea tan evidente pero que sea capaz de moverte por dentro. Lo que siempre sobrará es impostación, solemnidad y sentimentalismo. Si esas tres cosas fueran desapareciendo poco a poco todos ganaríamos mucho.
¿Quién son vuestros favoritos: los que odian o los que aman vuestras canciones?
La verdad es que prefiero que me amen, todo sea dicho. Pero un odio bien argumentado puede ser convincente.
Vais a pasar por varios festivales este verano, ¿qué opinión os merece el público habitual de los festivales? ¿Creéis que se interesa de verdad por la música o más por la fiesta?
Hay de todo. Los festivales son un arma de doble filo. Tratamos de quedarnos con lo mejor, tampoco es plan de ir quejándose por cualquier cosa.
¿Qué es lo que más os gusta de los festivales? ¿Y de los conciertos en sala?
Los festivales son como un buffet, que si sabes combinar bien, si puedes, picas un poco de todo y tienes la posibilidad de ver cosas que no van a llegar a tu ciudad de otra manera. Eso hace que, en ocasiones, sea muy divertido tocar ahí.
Los conciertos en sala son los de toda la vida, los que el que va a verlos lo hace expresamente por ir a ver ese espectáculo en concreto.
Hay grupos que matarían por subirse al escenario de según qué festival, sin importar el día ni la hora. A pesar de ser necesarios como escaparte para las nuevas bandas, ¿está sobrevalorado el poder de actuar en un festival?
Visto como lo planteas, quien se lo tome así lo está sobrevalorando, sí.
¿Qué os parece todo el debate de los límites de la libertad de expresión tan en auge últimamente? ¿Crees que el hecho de que ya exista un debate sobre si debe tener límites es un problema?
Es terrible y muy preocupante.
¿Está tan en su derecho alguien de exponer su opinión de mierda como el resto?
Cómo no, y el resto en ignorarla olímpicamente.
Salirse de lo políticamente correcto y bien visto por la sociedad, en cualquier momento y situación, suele significar acabar yendo en contra de todo… ¿pero compensa? ¿merece la pena? ¿sirve de algo o todos acabamos volviendo a los mismos caminos marcados?
Lo importante sería no autocensurarse por miedo a tratar temas escabrosos ni buscar la provocación gratuita sin más. Es un difícil equilibrio pero más estético que ético. Cuando entra la moral o, más bien, una moralidad particular, la cosa se complica.
Es admirable que a pesar de toda la mierda que nos rodea (y la que está por venir) sigamos con ganas de seguir adelante, ¿no?
Es que si no me quedo en casa.
Si tuvierais que escuchar solo un disco para el resto de vuestros viajes en furgoneta, ¿cuál sería?
Special view de The Only Ones.
– Por curiosidad, ¿cómo erais en el instituto? ¿Habéis cambiado mucho?
Yo llevaba el pelo casi por el ombligo y Manu se lo cardaba a lo Robert Smith. No hemos cambiado tanto.
No Comments