¿Puede una canción condensar varios golpes sobre la mesa, una declaración de intenciones y decenas de esas ilusiones que caracterizan a todo comienzo que se precie de serlo? La respuesta, más fácil imposible, en una palabra: ‘Cicatriz’. Primer tema publicado por Pieles Sebastian, banda formada por los hermanos Juanfra y Pablo Cerdá, y Marcelino Navarro, antiguos miembros de los más que reivindicables Kracauer, junto al ilustre Jesús Cobarro, fundador de los esenciales Noise Box, este tema de ferviente pop/rock supone una de las grandes noticias surgidas en el panorama musical de la Región en lo que llevamos de 2021.
Con un estribillo ganador que se ancla en la memoria con la contundencia de lo inevitable, unas guitarras en permanente estado de ebullición, una batería imparable y unos sintetizadores que te zarandean con cada una de sus apariciones, ‘Cicatriz’ funciona como intachable carta de presentación de un grupo del que necesitamos saber más. Hora de solucionar esta impaciencia charlando con el citado Juanfra sobre el presente y futuro de Pieles Sebastian.
Vuestro primer single, ‘Cicatriz’, se publicó hace poco más de tres semanas. Aunque le queda un recorrido largo por hacer, ¿qué os ha parecido la reacción inicial del público? La sensación es que ha sido una de esas canciones que han caído de pie.
Creemos que es un tema que comunica rápidamente lo que es este nuevo proyecto. Por eso nos está haciendo especial ilusión que tanta gente nos diga que no se puede sacar la canción de la cabeza.
¿Cuál es la mayor alegría que os ha dado la canción hasta ahora?
Pues el otro día mi hermano me dijo que se había encontrado con el batería de Atrezo, con el que tiene muy buena relación, y le dijo que había visto el vídeo de ‘Cicatriz’ en YouTube y que me veía más guapo que nunca. Es lo que más ilusión me ha hecho hasta ahora.
La pregunta es tan obvia como inevitable: ¿Por qué ‘Cicatriz’? ¿Qué tenía este tema que os parecía el más idóneo como carta de presentación del proyecto?
Es un tema muy enérgico y tiene un sentimiento y unas cuantas atmósferas que nos llamaron la atención a los cuatro y al sello con el que trabajamos. La letra es dura pero positiva, realmente. Y tiene una estructura y unos cambios que estamos deseando tocar en directo. Podría haber sido otra. Y enseguida sacaremos temas, para mí, tan buenos como ‘Cicatriz’. Pero este tenía que ser el primero.
¿Cómo nació la canción?
Un poco como siempre, haciendo el tonto con la guitarra, unos acordes que me sonaban bien, y enseguida me vino una melodía con una medio letra que suele asomar al principio de todo. La curiosidad, sin embargo, es que la letra del estribillo iba a decir exactamente lo contrario de lo que dice. Pero mi hermano escuchó un primer boceto y no le terminaba de encajar el rollo dar pena. Así que le di una vuelta y cambié el curso de la letra. Me inspiré en otras situaciones y en otras personas. Y ahí ya escribí las estrofas y el resto.
Además de la letra, ¿hubo muchos cambios desde la primera maqueta hasta su resultado final?
En la maqueta ya estaban todos los instrumentos fijados. Ah, no. Cobarro metió una guitarra atmosférica muy chula al final de la canción. Y luego está la producción de Carlos, claro. Que le añadió un poco de su mojo.
En ese sentido, ¿qué papel ha jugado la producción de Carlos Hernández en el sonido con el que nos llega ‘Cicatriz’?
Pues veníamos de haber grabado un trabajo anterior con él. Así que partíamos de ahí, de forma más o menos consciente. Entonces marcamos unas líneas de sonido que queríamos conseguir. Sobre todo en cuanto al espacio de los teclados y las voces en la mezcla. Del nivel de distorsión y efectos de la guitarra. Y de la base rítmica bajo/batería. A partir de ahí, nos pusimos a trabajar y a disfrutar porque salió todo prácticamente rodado.
Volviendo a la letra, hay una frase que me resulta especialmente interesante: “Y la rutina y la costumbre, ¿quién quiere el fuego de esa lumbre?”. ¿Creéis que la monotonía del día a día está sobrevalorada? ¿Es un mal lugar desde el que buscar la inspiración?
Hasta donde yo sé, la monotonía tiene muy mala prensa. En ese sentido, la letra está de acuerdo. La rutina y la costumbre se puede cargar cosas maravillosas. Luego están los que te dicen que hay rutinas positivas. Será verdad también, vete a saber. Pero como fuente de inspiración a mí no me funciona para nada. De hecho, muchas veces me siento a tocar o a componer porque noto que tengo la mente dormida o deprimida. Entonces, me saca de eso y cuando vuelves ya estás de otra manera.
Definís la canción como una forma de reflejar el desencuentro y la ruptura como una liberación, especialmente evidente en el memorable estribillo. ¿Fue complicado dar con el equilibrio entre estos conceptos, a priori, tan alejados entre sí?
Tampoco es nada nuevo. Cuando dejas a alguien, muchas veces lo dejas para mejor. Y cuando te dejan, por mucho que cueste asumirlo, también terminas en un sitio mejor, aunque sea con el tiempo. En esta movida que pasa esta canción, está claro que lo mejor era salir corriendo.
¿Cómo fue vuestra reacción al escuchar por primera vez ‘Cicatriz’ una vez dispuesta para ser publicada?
Muy emocionante. La escuché a todo lo que daban los auriculares del portátil y me quedé embelesado. Escuchando todo el sonido a la vez, los teclados, la batería, la voz, el bajo… Al final, el oído se te va hacia todos lados. Siempre que llega una mezcla de Carlos es como cuando te levantas el día de Reyes. O cuando ves que te han ingresado la nómina.
No cuesta nada imaginar la canción como algo muy similar a una explosión colectiva cuando podamos disfrutar de ella en directo. A la hora de componer, ¿pensáis mucho en el potencial de los temas de cara a los conciertos u os centráis exclusivamente en el trabajo de estudio?
En este tema hay un momento espectacular hacia el minuto 2, y no te imaginas como puede sonar hasta que lo grabas en el estudio. Sabes que ahí hay un momento especial, que seguramente has aprendido a base de escuchar ciertos grupos guitarreros y de electrónica. Ahora queda ver qué pasa cuando lo tocas en directo delante de gente. Pero mi impresión es que son cosas que salen, más que buscadas.
Nos centramos ahora en el grupo más allá de ‘Cicatriz’. Pieles Sebastian surge tras el inesperado desenlace de Kracauer, ¿cómo fue ese proceso de creación de la banda?
Pues para mí todo empieza en el momento en el que Daniel Cano, bajista de Kracauer, nos dice que se tiene que ir a vivir a León por motivos laborales. Ahí es cuando el resto decidimos seguir adelante y seguimos sacando temas mientras buscábamos bajista. Formación nueva, temas nuevos, sello nuevo, otra perspectiva desde las letras… Fue un proceso que terminó con el comienzo de Pieles Sebastian.
El fichaje estrella ha sido Jesús Cobarro, un nombre esencial dentro del panorama rock de la Región, ¿de qué manera surgió su entrada en el proyecto?
Empezamos a pensar en bajistas que cantaran, porque los coros son bastante importantes también en Pieles Sebastian. Y fue Pablo también el que propuso a Cobarro. Lo conocíamos de hacía tiempo y nos gustaba mucho su rollo. Además, precisamente nuestro antiguo bajista le había pasado nuestro trabajo anterior y le había enganchado. Ya había flechazo. Nos tomamos una cerveza, le preguntamos cómo se veía de bajista, y solamente hizo falta quedar una vez para tocar. Al final del ensayo estábamos haciendo cuentas de cuánto costaba el local.
¿Qué aporta cada miembro del grupo a nivel tanto creativo como personal?
A nivel creativo, es que son muchas cosas muy buenas. Desde un ajuste en el patrón de bombo que se le ha ocurrido a Marcelino, hasta Cobarro, que te puede decir que un verso de una letra no le termina de convencer, o Pablo, que tiene una manera de percibir las canciones que, sin ser excesivamente técnica, es también muy útil. En ese sentido, los cuatro somos corresponsables de nuestro sonido. A nivel personal son más flojos, eso sí. Nos mandamos demasiados whatsapps y, sobre todo, demasiados audios. Añade que paso parte de mi verano de vacaciones con mi hermano. No es fácil.
¿Cuánto vértigo y emoción hay a la hora de embarcarse en un nuevo proyecto artístico en un contexto tan particular y complejo como el actual? En ese sentido, ¿hubo momentos de dudas sobre los tiempos?
Para nosotros es un momento muy ilusionante. Tenemos la sensación de que nos hemos puesto en marcha cuando las cosas están mejorando significativamente, después de lo trágico que está siendo todo. Nosotros lo tenemos clarísimo. La música nunca se ha ido, y ahora vamos a volver a los directos. Al ritmo que nos dejen y en la manera en la que se vaya pudiendo. Pero esto hay que celebrarlo. Con todo el respeto a lo que nos ha pasado, lo que viene ahora es, sin duda, mucho mejor.
En vuestra opinión, ¿la incertidumbre es un punto de partido ideal o inevitable?
Ojo, que esta pregunta es muy abstracta y yo termino diciendo tonterías muy fácilmente. Pero te diría que yo dudo constantemente sobre muchísimas cosas. No es agradable, muchas veces. Ahí lo evitaría. Pero, otras veces que dudo, es para pensar las cosas con cabeza y no cometer errores. Lo llevo regular. Creo.
Tras varios años dedicados de un modo u otro al mundo de la música, ¿qué papel creéis que juega la suerte en relación al destino de una banda que acaba de aterrizar?
Seguramente cuando decimos suerte nos referimos a muchas cosas a la vez. Hay un montón de factores que determinan el destino de un grupo de música. Por supuesto que las canciones y el sonido, pero hay muchas otras cosas. Cada grupo tiene su historia, más o menos exitosa, casi todas muy dignas. No sé qué es suerte y que no. Hasta las multinacionales con las mejores herramientas de análisis de datos meten la pata que flipas. Si no lo saben ellos, qué vamos a saber nosotros.
Por último, ¿cómo se plantea el futuro más inmediato de Pieles Sebastian?
Pues te escribo desde el asiento de atrás de mi coche, que lo está conduciendo Marcelino, porque vamos de camino a terminar de grabar el EP al estudio de Carlos en la sierra de Madrid, y creo que enseguida también vamos a grabar otro videoclip. El futuro es sacar más temas y ponernos a tocar en directo.
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