Los cambios, cuando suceden cerca de ventanas que dan al mar, tienen otra brisa, color y aroma. Y María de Juan puede confirmarlo de primera mano. Los guiones de la vida están marcados por giros inesperados que nos traen y llevan de un lugar a otro, a veces sin movernos de casa, sí, pero en otras ocasiones convirtiendo lo imprevisto en agitación física y emocional. Así, por motivos que no vienen al caso, la artista se ha instalado recientemente en la ciudad de Cartagena, renaciendo en calles que huelen a sal, historia, familia, puertos, recuerdos, reencuentros y presente con una pizca de ayer.
Cambios personales que se han visto felizmente acompañados por una transformación artística en toda regla gracias a un próximo trabajo discográfico que reinventa la copla desde el ardor electrónico. Un reto mayúsculo del que la cantante y compositora sale plenamente airosa, contando con la inestimable ayuda de la excelente producción de Lalo GV, y donde el alma tradicional del género se equilibra con un magnético impulso contemporáneo. Y ahí están las tremendas ‘Que poderío tendrá’ y ‘Vestida de encaje’, los dos primeros anticipos, para dejar claro que estamos ante una María de Juan completamente distinta a la que encontramos en su reivindicable ‘24/7’.
Una era recién inaugurada en la que también encontramos una nueva formación que la acompañará en el escenario. Para su próxima gira, la artista contará con el talento contrastado de Alejandro Solano, Cristina Sánchez y Juanito Rubio, tres jóvenes que han conectado desde el primer segundo con un proyecto tan ambicioso como estimulante. Además, palabras mayores, el legendario Pablo Novoa (Golpes Bajos) ha participado activamente en este mismo proceso como responsable de la producción de un directo destinado a derribar expectativas y confirmar ilusiones.
Con todas estas magníficas piezas ubicadas en el tablero, no queda más que aguardar con impaciencia la oportunidad de disfrutar por primera vez sobre el escenario de este universo de vestidos rasgados, dramatismo exacerbado, tangos a ras de piel, divas de bata de cola, alborotos incontrolables y toneladas de pasión. Para hacer la espera más llevadera, charlamos con María de Juan y su citado equipo en una soleada mañana de música, café y complicidad.
Lleváis trabajando y ensayando sin descanso durante los últimos días y adaptando todo el proyecto a los cambios que se han ido produciendo recientemente. ¿Cómo lo estáis viviendo?
Pablo: El disco es muy ambicioso y tiene muchos detalles, así que la cuestión era mantener eso con un grupo pequeño que suene orgánico, sea potente en el directo y arrope a María. Ha sido un proceso de decidir lo que se tocaba y de lo que prescindíamos hasta llegar a la esencia del disco.
Estamos ante un disco con un componente cinematográfico y teatral muy fuerte. En ese sentido, teniendo además una narrativa tan clara, ¿cuál ha sido el mayor reto a la hora de preparar el directo?
Pablo: El disco no es un musical, pero tiene una dramaturgia y una escenografía que hay que respetar. Y eso es algo que se tenía que mantener en el directo. Aparte del oficio para que las canciones suenen poderosas, hay que darle una forma al espectáculo y todo un recorrido que refleje la propia evolución del disco. Por ejemplo, a mí me han llamado para ayudar a hacer cosas relacionadas con la música y al final hemos terminado hablando de vídeos, colores y mesas, porque son elementos fundamentales de este trabajo.
Desde los primeros compases de composición, el disco estaba fuertemente relacionado con una serie de obras audiovisuales muy concretas. ¿Ha variado mucho ese conjunto de ideas iniciales tras el cambio de banda?
María: La verdad es que no. No quería hacer el concierto típico de saltar de canción en canción. Un disco de copla es cine y eso no puede ser un directo simple y al uso. Pablo y yo teníamos claro eso desde el principio y trabajamos en todo momento con la idea de expresar la narrativa de la obra.
Este nuevo disco es completamente diferente a ‘24/7’ en fondo y forma. ¿Cómo se plantea el diálogo entre ambos trabajos?
María: Se han divorciado, no van a dialogar (risas). En ‘24/7’ pude sacar mi parte más inglesa, ya que estuve viviendo allí durante bastante tiempo, y con este nuevo trabajo muestro mi parte más enraizada. Con este disco me he encontrado a mí misma más que nunca y necesito hacer un punto y aparte.
¿Cómo habéis planteado el montaje del espectáculo de cara a diferenciar salas y festivales?
María: La variación va a ser sobre todo a nivel de repertorio porque queremos llevar siempre con nosotros una mesa, que es el elemento básico sobre el que va a girar todo. Vamos a mantener los elementos teatrales vayamos al lugar al que vayamos, así que simplemente cambiarán las canciones que toquemos.
Pablo: Hay un concepto irrenunciable en el disco. Y si el pasado de María no coincide con él, bueno, pues no coincide. Se debe ser flexible a las circunstancias que todos los titiriteros conocemos, claro, pero hay que defender esa idea principal a muerte.
A nivel de banda, ¿estáis trabajando en respetar al cien por cien la sonoridad del disco o apostáis por probar cosas nuevas?
Juan: Es un poco de todo. Hemos intentado respetar las raíces y los sonidos, además de ponernos al día con cosas que no habíamos tocado hasta ahora, pero también hemos sacado nuestra creatividad, aportando ideas y no sintiéndonos simplemente como unas herramientas que están ahí para trabajar y ya. Estoy sintiendo los temas como si fueran míos, como si fuera mi disco. Hay cosas distintas que le van a dar una esencia nueva a estas canciones, pero respetando siempre esa identidad clásica y de copla que tiene.
Ya que hablamos de copla, ¿qué relación teníais con el género previamente?
Alejandro: En mi caso era bastante familiar. He tenido siempre mucha relación con el flamenco, que es un género que ha ido siempre de la mano de la copla. Por eso, precisamente, me llamó muchísimo la atención este proyecto y acepté formar parte de él con una tremenda ilusión.
A nivel individual, ¿cómo os estáis enfrentado a las canciones de este disco?
Cristina: Aluciné cuando las escuché por primera vez. La fusión que hace María es tan innovadora que me impactó una barbaridad. Está recuperando un género que quedó un poco perdido y que la mayoría de los jóvenes de la actualidad no conocen. En mi caso, estoy explorando un inmenso campo de sonidos, buscando el más adecuado para cada tema. Está siendo un trabajo muy laborioso para que los detalles que suenen en el directo lo hagan de manera orgánica y fluida. Es todo un reto.
Alejandro: Me está gustando mucho el proceso. Seguimos investigando y viendo lo que se puede aportar. La primera escucha fue muy brutal y me llevó a pensar la manera en la que podría humanizar las ciento y pico pistas que había en el disco (risas). Estoy jugando y variando entre elementos acústicos y electrónicos.
Juan: Es un sonido tan nuevo, fresco y moderno…Además, me veo en la situación de sacar adelante también un papel como bajista, que es algo que me hacía mucha ilusión tener la oportunidad de hacer. Está siendo un trabajo apasionante de exploración.
En tu caso, Pablo, ¿qué es lo más apasionante de participar en un proyecto de estas características tan especiales?
Pablo: Hay dos cosas fundamentales. La primera, a nivel romántico y conceptual, es que creo que, desde hace unos años, hay un gran terreno artístico abierto donde se están trasladando raíces de un montón de sitios a la actualidad. Me refiero a gente como las Tanxugueiras, C. Tangana, Rosalía o lo que está haciendo ahora María con la copla en este disco. Por otro lado, hay una parte de oficio que me sigue pareciendo muy chula y que está basada en jugar con los timbres y demás elementos para ver lo que va sucediendo. Y con estos músicos tan buenos ha sido muy divertido hacerlo.
Cristina, más allá de tu indiscutible talento como música, ¿de qué forma has potenciado esa teatralidad que exigen estas canciones?
Cristina: Yo creo que todo intérprete debe tener unas nociones básicas porque, al final, todos somos actores y actrices cuando estamos en el escenario. En mi caso, además, actualmente formo parte de una compañía de teatro, así que es un mundo que me llama muchísimo la atención y al que me estoy vinculando cada vez más.
En tu caso, Alejandro, ¿dónde buscas la conexión con el artista con el que estás tocando? ¿Focalizas toda la atención en tu instrumento o intentas establecer un punto de unión concreto con la persona que está frente al micrófono?
Alejandro: En mi opinión, lo que hacemos todos los músicos es familiarizarnos rápidamente con el entorno en el que nos encontramos e intentar adaptarnos a él. En el caso de esta banda, las cosas son muy fáciles. Estoy tocando con mi gente y en un proyecto que me ilusiona mucho, así que estoy disfrutando desde el primer momento. Y las conexiones, si estás cómodo, nacen y funcionan de una manera muy natural y fluida.
Juan, ¿qué es lo que más estás disfrutando de esta experiencia?
Juan: Lo más apasionante y lo que más me gusta es que solamente tengo que hacer esto. Que es mi trabajo y mi vida. Desde que me levanto hasta que me acuesto estoy sumergido en estas canciones, pensando en la manera en la que sonarán en el directo, en los detalles que les puedo dar, etc.
En términos de organización, ¿cuáles son los siguientes pasos del proyecto?
María: Ahora toca hacer un ‘stage’ en Madrid con Pablo, pero, hasta que eso suceda, vamos a estar preparando todo para que cuando llegue ese día lo único que tengamos que hacer sea realizar todo el espectáculo y ya ensayar la parte más teatral. Ese es el objetivo más inmediato antes del inicio de la presentación del disco, que será este mismo marzo, y el inicio de gira en abril.
Por último, me gustaría hablar de Cartagena, una ciudad que estuvo presente desde el principio en la esencia de este disco.
María: En mi disco anterior trabajé a distancia con el productor, pero en este caso no ha sido así. Lalo tiene el estudio en su casa y hemos hecho la preproducción de este nuevo trabajo de manera presencial. Yo vivía entonces en Granada, así que he estado viniendo a Cartagena una o dos veces al mes. Y cada vez que lo hacía avanzaba, las canciones que estaban solamente en mi cabeza se convertían en maquetas y se podían escuchar. Cartagena me daba mucha tranquilidad y la libertad de componer y experimentar directamente en el estudio. Era un chute de energía e inspiración que ha marcado todo el disco. Además, yo inicio toda esta aventura gracias a mis tíos abuelos, que son compositores cartageneros y siento que me han acompañado en este camino. Ha sido muy importante poder venir a Cartagena a escucharlos, sentirlos, ver el mar que ellos veían…Han sido mi gran inspiración para componer estas canciones.
¿Y qué papel juega ahora la ciudad?
María: Cartagena se ha convertido en mi casa. Antes ya lo era, pero ahora es de verdad. Y lo cierto es que tengo una conexión con la ciudad bastante mística. No me parece algo tan sencillo dejar una vida atrás, llegar a un nuevo sitio y que todo funcione de una manera tan fluida. Ha sido una especie de llamada que me ha indicado que este era mi camino. Me siento muy acogida por la ciudad, muy feliz y con la sensación de que tenía que estar aquí antes y no me había dado cuenta. Creo que Cartagena es un punto de partida maravilloso para esta etapa.
Foto: M.A.
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