Claudia Orellana, Javier García y Joaquín Sánchez
La última barricada del vestíbulo de la filmoteca se viene abajo. Era inevitable: las campanas de la catedral marcan a lo lejos las seis de la tarde, muertos vivientes se dirigen decididos hacia taquilla y Joaquín Sánchez coordina en el vestíbulo los preparativos para la última película del festival, “Tower Block”, audaz propuesta ganadora de la selección “Panorama” en el pasado festival de Sitges. Cuando subimos a la oficina Joaquín parece algo cansado (“ha sido una semana de trabajo sin parar”, me confiesa) pero tras diez minutos hablando de cine vuelve a estar en plena forma, demostrando un hecho unánime compartido por ambos: “el cine es algo por lo que merece la pena reunirse”. No le hace falta señalar la sangre salpicada en el ventanal de la oficina, ni los hombres enmascarados que aguardan entre las butacas, armados con destellos de acero brillantes: la reunión que el C-FEM ha creado esta semana sólo puede describirse como terroríficamente fantástica.
“Nosotros empezamos creando festivales de cortos; vimos que había una necesidad de crear un evento de cine fantástico europea y decidimos crearla”, me comenta Joaquín, resumiendo una biografía aparentemente modesta. La misma humildad de esos impresionantes pósters de corte inquietantemente costumbrista, eficaces anuncios que venían anunciando la llegada del huracán C-FEM desde hace unas semanas. “Le estamos muy agradecidos a Alta Marketing por una campaña genial que ha hecho con nosotros. Sí, somos pequeños, pero si compruebas la programación te das cuenta que hemos crecido bastante”.
Cómo no hacerlo. Han habido demasiados momentos electrizantes y reveladores durante esta semana, arrebatos fílmicos y sensoriales que tan sólo pueden ser numerados como piezas de un conjuro esotérico: desde la proyección con música en directo del “Nosferatu” de Murnau pasando por el maratón de Dead Set de Charlie Brooker durante el día “zombie” del festival. Lleno total en ambos. “La gente ha respondido muy bien, pero encima es que nos hemos preocupado de dar diversidad; por ejemplo, el día “zombie” podías ver “Colin”, película seleccionada en Cannes que narra la vida de un muerto viviente desde su perspectiva. «Nos hemos preocupado de tocar todos los palos”.
La inclusión de una serie televisiva como “Dead Set” nos lleva a hablar de las mutaciones de los diferentes medios de consumo “Antes los espectadores eran propiamente cinéfilos, ahora se están transformando en seriéfilos, por así decirlo; un festival de cine fantástico también debe estar abierto a estas nuevas vías e intentar dar cobertura a lo más interesante que se esté haciendo en el género, sea el medio que sea”.
Uno de los perlas más dulces del festival fue la proyección de “El Conde Drácula” de Jesús Franco. Su pérdida fue recordada mediante una serie conferencias que analizaron su importancia en el cine fantástico internacional. “Hemos traído a expertos de Jesús Franco, del género de zombies y el fantástico en general. Un festival no puede quedarse sólo en películas, tiene que haber conferencias, exposiciones…”.
Es precisamente el fantástico uno de los temas que tocamos en nuestra entrevista una y otra vez, víctimas ambos de una hipnosis involuntaria. El fantástico y la relación con el aficionado. El fantástico y los festivales. “Ahora antes era un núcleo muy cerrado; ahora las nuevas tecnologías permiten un alcance casi ilimitado de películas que antes eran de culto debido a su limitada vida en salas comerciales”.
La inevitable pregunta sobre el mundo digital surge entonces, aunque Joaquín lo aclara con rapidez. “Hay que aliarse con las nuevas tecnologías, por supuesto, de la misma manera que ir al cine no se perderá nunca. Por eso los festivales son necesarios, para muchos es nuestra manera pasión. El cine tiene que verse en pantalla grande”.
Cuando le hablo de hermanos mayores como Sitges o la muestra de Scy-Fy de Madrid Joaquín se encarga de aclarar las ideas. “Nosotros no podemos ni queremos ser Sitges. Nosotros queremos ser el C-FEM. Esta edición ha cumplido nuestras expectativas y para el año que viene tenemos pensados muchas sorpresas”.
Intento que Joaquín me dé alguna pista de la próxima edición, un adelanto. Pero ya es tarde. Un rugido proveniente de las escaleras atrapa nuestras miradas. Durante la entrevista el cielo se ha cubierto de nubes apocalípticamente oscuras. Las agujas de los relojes permanecen quietas. Joaquín desciende al abarrotado vestíbulo para reunirse con Javier García y Claudia Orellana, organizadores del festival. Sólo tengo tiempo de hacerles una fotografía, futuro found footage que espero sobreviva a la avalancha de sombras. Sin duda, lo que han conseguido tiene mucho mérito y debe ser inmortalizado: gracias al C-FEM esta semana Murcia ha sido terroríficamente fantástica.
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