El pasado viernes 15 se reunía en Murcia la mejor representación del under nacional. El resultado fue un tanto vergonzoso. Como dijo Jack the Ripper: vamos por partes.
El primer problema llegó con la difusión y Murcia está jodida en este tema. En C’Mon Murcia hacemos lo que podemos, y en este género concreto, HipHop Murcia tiene su agenda muy completa, pero no somos nosotros -los medios- los que tenemos que llevar el peso de ese trabajo. Primero tienen que ser los propios artistas, aunque tirando únicamente de redes sociales no se llega a ninguna parte. Por mucho que Nasta tenga 20 mil seguidores en Twitter, de nada sirve si sólo el 0’1% de los seguidores es de Murcia. Tampoco ayuda que el cartel que más se mueva no lleve ni la hora del concierto. Y hablando de carteles, si quieres que vaya gente a verte, qué mínimo que empapelar un par de muros en el centro de la ciudad. No hace falta dejarse una millonada, pero no esperes que las redes sociales te llenen el concierto. A la sala también le puede caer algún palo aquí: ni un sólo comentario en ninguna parte acerca del evento, tienes casi 10 mil me gusta en Facebook, aprovecha.
Pero si la entrada fue triste, lo más triste fue que más de la mitad de la gente entrara a ver a sus colegas y luego se piraran. A última hora -al menos yo me enteré en la propia sala- se unieron al cartel los murcianos Ilegal-B (Inhor, Dirash y Dj Tano) que dieron un concierto bastante largo, del que no hubo mucho que comentar. Cantaron sobre lo suyo, que son los botes y los muros, subieron a sus colegas y Tano demostró que controla los platos como pocos en la región. Lo importante aquí es que con ellos entraron unas 20 personas entre hermanas y amigos, que supongo pagaron su entrada, como cualquier hijo de vecino.
Conforme los Ilegal-B se bajaron del escenario, esas 20 personas, quizá 19, se esfumaron de la sala, dejando a Jona y Ando con la mitad del público o incluso menos. Es bastante importante resaltar que tanto los valencianos como los madrileños (Nasta, Javierpetaka, Gastonbeiker y Pablopila) se tragaron el bolo de los murcianos entre el público. Tampoco se me olvida como Dirash dijo que habían tocado gracias a Javierpetaka.
Comenzó el dúo valenciano, la principal razón por la que yo estaba allí. Eran ya muchos años esperando ver a Jona en directo, y realmente fue la única parte de la noche en la que pude disfrutar, quizá por mi vena gruppie o porque fue bueno de verdad, y a pesar de ello, fue lo menos importante de la noche. Comenzó el concierto con «Perdiendo la apuesta» del trabajo que sacaron El Momo & Jona -el zaragozano acaba de lanzar un discazo que os recomiendo escuchar- con Ando Kovacs haciendo del aragonés. El estribillo no suena demasiado bien en directo, más aún cuando se les veía fríos a los de ALK Records, que ya estaban dando un concierto privado para 15 personas. Fueron 40 minutos que se hicieron cortos, Jona se comía el escenario, tanto que acabó tirando un quinto que alguien dejó en el borde… Por su parte, Ando ponía el contrapunto, mucho más calmado y por su voz mucho más aguda, acababan formando una buena pareja. El francés puso fin al show con una acapella que le terminó un chaval del público, para después dar paso a Los P3pes.
Aquí la noche ya se volvió un disparate. Lo primero fue ver a media docena de chavales más irse de la sala, dejando a sus espaldas a una decena de personas -incluyendo a un tío que medía dos metros y que contaba por tres-. Gastonbeiker comenzó el espectáculo. Se le veía con muchísima energía. El primer tema fue suyo, pero después subieron el resto de Los P3pes a escena. Mientras Nasta y Javierpetaka lanzaban las primeras barras, Ed Beiker incluso salió a la puerta a intentar traer a alguien más a la sala. Entre la espantada del público y la gente de Ilegal-B, a Los P3pes se les notaba muy fríos y en fuera de juego. Dieron su bolo como buenamente pudieron, con un formato interesante mezclando temas de todos, pero sin llegar a caldear el ambiente.
(Tras hablar con Pablo Pila he decidido cambiar este párrafo. Había escrito lo que vi y me transmitieron, pero quizá eran acusaciones que yo no debo hacer.)
Con este panorama el concierto se me hizo larguísimo. Jona y Ando se acabaron saliendo, mientras a Nasta se le leyó un «vaya mierda» en la cara en más de una ocasión, puestos a imaginar, haciendo referencia a los muchos que éramos -nótese la ironía-, aunque al menos había tres o cuatro que se sabían todas las letras.
Lo mejor de todo fue que acabó, mientras que Gastonbeiker seguía a su rollo, bailando solo encima de la tarima y repitiendo «Murcia furcia» al tiempo que todos huíamos de la sala. El remate a la noche lo puso el hecho de ver cómo todos los que habían salido con Ilegal-B habían desaparecido y el grupo que salió cuando acabaron los valencianos se habían quedado fuera hablando con ellos. Definitivamente el rap de sala ha muerto, al menos en Murcia.
*La imagen de la sala no corresponde al concierto, pero casi.
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