El pasado viernes 18 de marzo estuvo Sharif en la Garaje Beat Club presentando su último disco, «Bajo el rayo que no cesa«. El zaragozano convirtió su concierto en una experiencia increíble -diría única, pero el concierto dejó pocas diferencias en comparación a los de otras ciudades-.
Se alargó la espera, como cuando estás paseando de punta a punta de un puente antes de tirarte, pero con un poquito menos de tensión. O al menos en la mayoría de gente, a otros se les veía demasiado excitados cuando pasaban los minutos y no abrían las puertas. Finalmente, pasaron las diez de la noche y las 400 personas que tenían su entrada fueron pasando a la sala. ¿Alguien dijo que la entrada incluía consumación? Nah.
No tardó mucho en aparecer el protagonista de la noche. Sharif saltó al escenario con fuerza y aceleró el pulso y la voz de más de una y de uno. Sin teloneros previos y con Oscar a secas a los platos, el de la ciudad del viento entró con la energía del que se acerca al borde del puente para tirarse, decidido y con un canuto en la oreja. Entre alguna que otra sonrisa nerviosa, Sharif se iba acercando al público, preparándose para tirarse al abismo de emociones que despierta cada una de sus canciones -que le pregunten a «Adán», una de las canciones más coreadas-.
Los primeros minutos del concierto de Sharif tuvieron un punto esperado y a la vez extraño de tranquilidad, pero poco a poco sin terminar de saber cómo la excitación se iba apoderando de la sala. Y, de repente, todo se aceleró cuando entró Morgan. En ese mismo instante, el público había saltado también y estaba cayendo directo a la profundidad, como un rayo incesante. Cada tema enganchaba a todo los presentes, que se dejaban la voz gritando y haciéndose oír por encima de la voz quebrada del maño.
Y mientras seguíamos en caída libre, Sharif nos daba un latido para que el corazón volviese a respirar en forma de canción de Morgan, que iba intercalando su último trabajo «Sé qué se siente» a lo largo del concierto, mientras Mohamed aprovechaba para sentarse en el escenario y encenderse el petardo.
Iba pasando el tiempo e iba pasando Fuck Tha Posse, Tr3s Monos, «Curso básico de poesía» y sus trabajos en solitarios, hasta que de repente algo agitó la sala y notamos el tirón de la cuerda. Morgan desapareció del escenario casi de forma inapreciable y dejó la última parte del bolo para Sharif. Las últimas canciones hicieron pendular la sala, de punta a punta, sintiendo todavía toda la adrenalina y energía del salto, pero también con la seguridad de estar vivos, incluso más vivos que antes. Había que aprovechar los últimos minutos que íbamos a estar en el aire.
Finalmente llegamos a tierra firme, después de dos horas largas de puenting emocional con Sharif el increíble, «mucho gusto».
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[…] Sharif el increíble, es un tío majo y humilde. Nada más entrar al camerino de la Garaje -donde actuó después– me convirtió en su “compadre”, y mientras él y sus compadres Oscar a secas y […]