Atravesar España merece la pena solo en ocasiones especiales, y el Contempopránea es una de ellas. El festival pacense cumplía 22 años de una manera muy especial, homenajeando a los inconfundibles granadinos, Los Planetas. Tras nueve horas de carretera, encontrarse un camping con un césped envidiable y un festival tan acogedor y familiar compensa la paliza de viaje.
Los conciertos comienzan la noche del jueves 20 a las diez en la Plaza de España, se abre el telón del festival y comienza Alexandre Lacaze, lo siguen De Viaje y Detergente Liquido. El ambiente de la plaza aquella noche no se puede transcribir, extranjeros y alburquequeños se unían y bailaban sin parar hasta que Wemakefriends DJS cerraron la jornada y dieron paso a que los más valientes continuasen la verbena en el after del pueblo.
El segundo día se abre boca en los acústicos de la piscina municipal, una vez más, el ambiente es idóneo, los asistentes se arman con sus toallas y neveras para disfrutar de una tarde muy amena. El Buen Hijo, un grupo del que no tenía conocimiento previo fue una grata sorpresa, consiguió que parte del público se separase del césped y se pusiese en pie para bailar sus temas. Momentos después, La Casa Azul, contando con Guille Milkyway y su amigo Paco a la guitarra, dio a los espectadores momentos que no serán fáciles de olvidar. Un recital con pinceladas de karaoke nos proporcionó la energía suficiente como para ir corriendo al recinto y no perdernos los conciertos que allí comenzaban.
Había visto fotos pero he de decir que superó mis expectativas, las vistas de las laderas del Castillo de la Luna fusionándose con el impecable directo de Galaxina se reflejaban en la cara de los oyentes en forma de sonrisa. Un gesto que permanecía en sus facciones durante el concierto de El Imperio del Perro. Seguidamente, Supertennis, el grupo apadrinado por el festival, no fue para menos y también se hizo con el público. Una hora antes de medianoche Maga salía al escenario, una vez más no defraudaron y ofrecieron un directo brutal, era de esperar, presentando su nuevo disco sin renunciar a los clásicos de siempre sumaron a su setlist “Segundo Premio” y los fanáticos se dejaron la voz. Llega el turno de uno de los grupos murcianos del cartel, Viva Suecia, muy unidos con su público nos dejan sin aliento y con muchas ganas de bailar, deseo que inmediatamente La Casa Azul nos cumple. A estas horas el escenario principal ya está abarrotado pero eso no impide el disfrute, los oyentes se dejan las suelas de sus zapatos y le dan la bienvenida a Lecciones de Vuelo, que con su envolvente sonido hace que se pierda la noción del tiempo y sin darnos cuenta ya son casi las 5 y aparecen Las Odio. Muy cañeras como siempre, dejan a los espectadores agotados y con ganas de pillar la cama, algunos abandonan, pero cómo no, sigue ese grupo de valientes que se atreve a seguir con Salitrex DJ y saludan los primeros al Sol.
Amanece en Alburquerque un Sábado 22, hoy no habrá acústicos en la piscina y aunque con cierta tristeza, por lo que disfruté el día anterior, siento alivio porque puedo ir más desahogada al recinto, que me da la bienvenida con otro grupo murciano, La Maniobra de Q. Pese a ser de la tierra, era la primera vez que los veía en directo, y que pena no haberlo hecho antes, porque fue increíble y seguramente no fui la única que lo pensó desde un punto más personal, entre canción y canción, cuando David hablaba su acento murciano me hacía sentir casi en casa. La Bien Querida nos hizo a todos morir un poco de amor con un cálido acústico que contrastó con el siguiente grupo, Apartamentos Acapulco. La banda que ha ido de la mano de los homenajeados en su última gira se llevó mi voz con ellos y me dejaron de regalo muchas ganas de volver a verlos. Automatics, como de costumbre, sublimes.
Llegaba la hora, se respiraba un ambiente planetario, gente de todas las edades esperaban expectantes la salida de Los Planetas al escenario, pero antes, una proyección a modo de retrospectiva sobre su trayectoria aumentaba los nervios de toda esa gente ansiosa por ver a su grupo favorito. Se apagaron las luces y se encendieron los focos de color aguamarina, llenando de color la nube de humo que se posaba sobre el escenario, sonaron los primeros acordes de Islamabad, y he de decir que se me cayó una lagrimilla. El grupo ofreció un concierto especial para sus fans más fieles y dejó bien claro porque eran merecedores de un homenaje. Al finalizar sus casi dos horas de concierto, era el turno de Julieta 21 que consiguió rozar la perfección.
El Último Vecino fue, a mi parecer, de los mejores conciertos del festival, Gerard con sus inigualables bailes, rozando la grosería con elegancia conquisto a los oyentes de forma inminente. Aprovechó además la ocasión para lanzar un mensaje a favor del veganismo que el público no dudó en apoyar a modo de voces y gritos. Le siguieron Rusos Blancos que sin duda hicieron bailar al público como en otras tantas ocasiones. Una vez que acabaron, Papa Topo puso fin al festival, siendo más que perfectos para cerrar el telón de esta edición del Contempopránea, un festival al que sin duda puedo considerar mi casa y un festival al que pienso volver mucho años más.
Por Paula Reverte
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