Cheb Rubën ya son 10 años. Wannabe a suicida, pero nunca abandona. Vivimos en una época de videoclips semanales con más postproducción que la propia canción, pero aún así Ruben siempre ha dejado huella con cada tema que ha lanzado en estos años. Y sabemos que él es, por sus letras al menos, un amalgama de negatividad y crudeza, que desgarra por dentro porque transmite realidad. Situaciones que si no has sufrido ya, sabes que las vas a pasar.
Ese toque casi cortavenas le acompaña en cada gesto encima del escenario, pero casi nunca llega a ocultar el sentimiento puro que hay detrás. Cheb Rubën, casi sin voz por acumular conciertos, tuvo ganada a la más de media Sala 12&Medio desde el minuto uno. Prácticamente todos los presentes eran leales fieles a la causa de abrir en canal sus emociones sobre la selección temazos que seleccionó Ruben para resumir su trayectoría.
La noche la abrió Big Buda primero, siempre listo para la acción, dejando claro cuando el artista siente de verdad la música que hace. Tras él, aparecieron a escena Monkas Cru, dúo de Albacete que destaca por las letras pero a quienes aún les falta tablas en la tarima. Con todo, el concierto de Cheb Rüben, sinceramente, fue redondo. Este sí que duró más de 40 minutos, tuvo todos los hits y singles que el público esperaba, inéditos y otros alicientes para una gira que repasa la trayectoría de más de 10 años sobre el escenario. El remate final fue Fallin, tema conjunto de Cheb Rubën y Monkas Cru que sirvió como resumen perfecto a la noche en Sala 12&Medio: una caída emocional constante.
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