Cheb Rubën ha llegado «Vestido con chilaba» y con prisas a los escenarios. El lunes sacó el segundo disco profesional de su carrera y el jueves ya estaba dando bolos. Así ha llegado a Murcia, con un disco de 6 días de vida y otros 2 conciertos a la espalda, lo que se tradujo en más canciones de «Kinda Sadness» y anteriores EPs que del nuevo disco, y fallos con las letras de las canciones nuevas.
Antes de él, actuaron Big Buda & Crione y Kinky Waild & Coko, para que sobre las 12:30 de la noche, con el entierro y el clásico ya bien pasados, Cheb Rubën saltara al escenario. Con más kilos y más pelo, pero con las frases tan pesadas como siempre, el de Ciudad Real se metió rápido en el bolsillo a las algo menos* de 100 personas que sobrevivieron al día grande de las fiestas murcianas y llegaron hasta la Sala B.
El concierto de Ruben fue poco más de lo que se esperaba de él. Letras profundas, rimas pesadas, la sinceridad de quién habla al micro como quién habla a sí mismo y un ritmo lento y marcado que solo se rompió cuando apareció Juancho Marqués de forma inesperada, dejando un par de temas de «The Blues» y algunas colabos de ambos.
Durante todo el concierto, los nuevos temas levantaron muchas voces, pero no tantas como las canciones antiguas. El público conoce las confesiones de Ruben y cada vez que este se sinceraba sobre el escenario, los que estaban medio metro más abajo que él le seguían y repetían, palabra por palabra, salvándole más de una letra.
Después de que el de Suite Soprano diera un paso al lado, llegó el pico de ritmo del concierto, y poco más. «Prefiero 40 minutos de bolo que 1 hora de gimnasio» dijo Cheb Rubën, y así fue el concierto, 40 minutos, un bis y final. Siempre sincero Cheb.
*Fallo en el cálculo a ojo, fueron más de 100 entradas, según el propio artista.
Imagen: Lorena Castellano
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