La compañía teatral Cosmoarte se pasó el fin de semana pasado por el Teatro Circo de Murcia para representar Calígula, del escritor y filósofo francés Albert Camus, bajo la dirección de Joaquín Vida y con un gran elenco, encabezado por el actor Javier Collado Goyanes.
La historia comienza con la búsqueda y preocupación de los patricios por el emperador Calígula, que había escapado “enloquecido” debido a la muerte de su amante y hermana de sangre, Druxila. A raíz de su llegada a los cuatro días el joven emperador decide emprender un mandato de horror y locura a su antojo. Sabe que en sus manos tiene la vida de los ciudadanos romanos, todos, hasta de los patricios y sus familias, y con ellas hará lo que le plazca. Pondrá al dinero y el amor, o mejor dicho placer, más que propio por encima del honor, la libertad y la vida de todas las personas que se encuentran a su alrededor, los patricios, sus familias y a los ciudadanos de toda Roma.
“El poder brinda una oportunidad a lo imposible. A partir de hoy y en lo sucesivo, mi libertad dejará de tener límites.” Calígula
A los extremos del escenario: un plato de metal, que Calígula aporrea al final del primer acto, y un espejo, que rompe al final del segundo. En el centro, en el suelo un cuadro ‘marmolado’ que se asemeja a un tablero de ajedrez, que haciendo alusión al “juego” del joven emperador, cinco cubos negros a cada lateral de este. En el centro, y al fondo del escenario hay una escalera semejante también al mármol, con cortinas rojas, hace parecer que nos encontramos en una instancia con balcón del palacio imperial. Siempre se asoma la Luna, como símbolo de “lo imposible”.
Camus utiliza la “locura” de Calígula por el amor y la muerte de Druxila como excusa detonante para canalizar y manifestar de manera intrínseca en el personaje protagonista “pensamiento del absurdo” y la búsqueda por encontrarle el sentido a la vida en un mundo sin valores ni sentido, típico del existencialismo. Calígula es un personaje odioso que da pavor, miedo, pero en algún momento llega a mostrar a un individuo acobardado y solo ante el mundo y él mismo (cosa que hace alusión al espejo que forma parte de la escenografía o cuando habla a solas con Cesonia, la actriz Alejandra Torray), que pretende buscarle un sentido a la vida de manera consciente diviertiendose mientras pone a prueba a todos de la manera más cruel y despiadada. (¡¿No os recuerda a la saga Saw?!).
Quereas dice que Calígula después de una ejecución siempre dice “lo que más admiro es mi insensibilidad”
Todo esto Javier Collado Goyanes lo borda. Sabe canalizar esa ira y locura. No he visto la película de Tinto Brass (1979), pero me atrevería a decir que también le da a Calígula esos aires de loco depravado que tiene Malcom Mcdowell (La Naranja Mecánica, 1971).
Estoy hablando solo de Collado Goyanes, pero me gustaría hacer mención especial a Alejandra Torray, como Cesonia, el personaje femenino por antonomasia en la obra, a Fernando Conde, Juan Antonio Gálvez (también gran actor de doblaje… nos sonaba mucho su voz), Héctor Melgarés y al resto del reparto que es fantástico.
La obra original, escrita por Camus, se dividía en un principio en 4 actos, que luego al reescribirla y publicarla en 1944 quedó reducida a 3. Pero esta vez, Joaquín Vida decidió dejarla en 2 actos, que ya de por sí la obra se hacía algo extensa.
En cuanto a la escenografía: he de decir que me pareció sencilla para estar basada la época del imperio romano, aunque no falta de adornos. Hay veces que se pasan de exhuberancia para obras de teatro, en esta era la justa.
Y respecto al público asistente podría deciros que se trataba casi exclusivamente de personas alrededor de los cuarenta años en adelante. A excepciones de alguna que otra pareja de jóvenes, los cuales podía deducir eran estudiantes universitarios.
Tengo la teoría de que más de una de las señoras de las que se hallaban en la sala eran seguidoras de la serie Amar en tiempos revueltos (ahora Amar es para siempre en Antena3) y estaban allí para ver a Javier Collado, quien realiza el papel de Héctor Perea, ex-comisario y amante de Asun Muñoz (el personaje de Nadia de Santiago).
A pesar de eso, me atrevería a decir que todo aquel que fue a ver Calígula tenía como mínimo una ligera idea de lo que iba a ver, ya sea por conocimiento de la propia obra o por conocimiento y admiración hacia el autor francés. Aunque hay que decir que si alguien se había guiado por el título pensando que estaba basada en la película de Tinto Brass en los años setenta… llegaría a ver como mucho una ‘violación’ con ropa y un desnudo momentáneo del protagonista en gayumbos. Es decir, se habría llevado un chasco.
Como crítica constructiva añadiré, que aunque el Teatro Circo goza siempre de gran acústica esta vez pasaba que con un poquito que alguno de los actores levantase la voz más de la cuenta, sobre todo al acercarse al público saliendo de la caja del escenario hacía eco y se entendía un poco difuso.
Para finalizar, recomiendo que veáis esta obra de teatro, si tenéis la suerte de ver la versión de Joaquín Vida con la compañía Cosmoarte sería estupendo, si no con cualquier otra, que supongo que tampoco mal.
O bien, también recomendaría que leyerais el libro de Albert Camus, ya que Calígula es un retrato de la historia, y de la orgía del poder que muchos han tenido en sus manos a lo largo de esta. Es algo que no solo ocurrió en la Francia del siglo pasado, sino que pasa en ahora y en todo el mundo, y de lo que deberíamos tomar nota.
Cynthia Patricio
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