Unos van en bici, otros huelen bien y otros plagian a Fulkner
El sábado las calles de Murcia se llenaron de música, las calles de Murcia se llenaron de fans, de melómanos, de curiosos, se llenaron de artistas, se llenaron (siendo fieles a la verdad) de rockeros poperos. El sábado fue el Big up! Calle, una gran iniciativa impulsada por el IEAS (Instituto de Expresión Artística del Sureste) en la que bandas de toda la región de Murcia presentan su proyecto para que una serie de seleccionadores dedicados al sector musical, determinen las bandas que tendrán el honor de ser vistos por otra serie de expertos del sector musical. La finalidad es hacer felices a las personas que pasean, sacar la música de los locales y meterla dentro de la calle donde todos puedan verla; ver a todos esos grupos que no gozan de trayectoria ni de éxito. La otra finalidad es que esas bandas tengan la oportunidad de salir de la cloaca murciana, pero ¿cómo? Teniendo la suerte de que a un experto les caiga en gracia, teniendo la suerte de que algún afamado periodista escriba sobre ellos, teniendo la suerte de que una distribuidora les ofrezca un buen servicio. La cuestión es, ¿cuánta suerte y cuánto talento hay que tener?
Había una ruta verde y una ruta amarilla. Así que le pedí a Sergio que me guiara por la mejor de todas. Eso finalmente se tradujo en saltar de una a otra a pijo sacao’. New Jungle fue nuestra primera parada. Un concierto preciosista en el que, por el pulso de las manos, nadie dio una nota fuera ni más alta que otra. Un grupo que tuvo la soberana inteligencia de adaptar su carácter rockero a uno de elaboración lenta, transitivo, estudiado y medido sin la regla académica. Lo que no dieron las distorsiones y la pegada lo dio un trío de cuerda y el estudio clásico de la marimba al que el baterista quizá jamás creyó que le pudiera dar un uso callejero.
Sergio vino con dos amigas y un amigo. Para ser sinceros jamás creí que Sergio pudiera tener amigas porque ni va en bici, ni huele bien ni plagia a Fulkner. No obstante es un pastor y como tal le seguí para ver si, como dice el salmo, en verdes praderas me haría reposar. Tocaba The Purple Elephants en los Molinos del río. Hace un tiempo tuve que verlos en el TalentoSOS. Tocaba por entonces Arnelio con ellos. El grupo gozaba de pegada y una actitud chulesca que poco a poco los ha consumido. The Purple Elephants es el grupo que por vergüenza torera no debería pisar una calle si no es tan solo para ir a tocar a una sala. Tuvieron mala suerte, su guitarrista por poco se rebana la mano con un cuchillo. Así que en su lugar, Jorge Bayle, hizo las veces de guitarrista y cantante de manera solvente. El lugar inmejorable. Cualquier banda querría tocar allí. Sin embargo mis compañeros seleccionadores de las bandas no tuvieron la poca consideración de estudiar las bandas que realmente rinden en base a qué entorno y sacaron al pobre elefante púrpura de su Cairo. Por si fuera poco Tommy Rocheteau tocaba un triste teclado sobre un trípode y aquello en el mejor de los casos sonaba a cabra. Me gustaría poder decir que el español le sienta bien, pero a decir verdad solo lo hace en el plano fonológico. No me malinterpreten, The Purple Elephants sí, por supuesto, pero no aquí ni así.
El amigo de Sergio trabaja para ElUkelele. Cuanto más salgo por estos sitios a más periodistas y aficionados a la música conozco y, no sé hasta qué punto quiero hacerlo. Sin embargo Alberto me cae bien y opina que su plaza de toros de Cartagena es tan vergonzosa como nuestras ruinosas ruinas árabes. Cosas de antisistemas supongo. Les acompaño a ver a The Stuffs en la espalda del convento de Las Claras. Una de las amigas de Sergio dice no haber pisado jamás este lugar. Le digo que aquí solo viene gente a fumar y a pincharse. Le sorprende porque los escalones hacen una especie de teatro idóneo para una actuación. Es la primera vez que los veo. Son tan jóvenes que se preguntarán qué cojones hacen tocando aquí, delante de Jam Albarracín, de Ángel Sopena, de Arturo García, e incluso de los reporteros de La7. Son jóvenes, talentosos, pero como se suele decir en la jerga de mierda que usamos los que nos las damos de periodistas “les falta rodaje”. A mí me dice alguien eso y si no me saca una cabeza le pego un par de hostias. Jóvenes sí, pero con inventiva y agallas para subirse a un escenario o ponerse a tocar en la calle como en otras ocasiones han hecho. Su rock intrincado en el folk con aire a balada hardrockera los sitúan en una posición un paso por delante de lo que se esperaría de su edad.
Diego se va (debo aclarar que primero vino). Dice que pasa de ver a Ayoho. A mí tampoco me gustan, pero me hace ilusión verlos tocar en un entorno tan poderoso como es la muralla árabe de Verónicas. Unos niños no paran de correr y gritar improperios “¡coño! ¡cabrón! ¡me cago en ti!” Todos menos sus padres les chistan y a ellos les importa una puta mierda, andan buscando un pajarillo muerto y una baraja de cartas marcadas (Carlos Vudú andaba por ahí. Tum tum pas). Me da rabia porque no oigo casi nada, aunque me da la sensación de que todo lo que tocan lo hacen con gusto. El señor más hípster que he visto en mi vida toca el ukelele bien, la melódica bien incluso me dicen que toca el arpa y ¡también bien! Su cantante con dos canciones ya ha enamorado a los presentes y no ha hecho falta ni una razzia. Me fui a la cuarta canción. No me gustan, los detesto, no los entiendo, pero en mi fuero interno reconozco que este pop tan poco rock responde a una canción casi de autor en la que no estriban las florituras sino el sentimiento de lo cantado. Estos cartageneros han conseguido que a falta de enchufe no notemos el exceso de producción de su disco.
Volvemos a ver a Diego. Se ha encontrado con un cubano que por ser sudamericano huele bien y va en bici, pero no plagia a Fulkner. Me gustaría pensar que Alex Tired cumple todos los requisitos, pero solo veo en él a un Bob Dylan algo más gangoso de la cuenta. Eh, esto es un piropo. Nadie opina que la voz de Bob Dylan sea buena a no ser que sea sordo, o idiota o cubano. Te gusta, pero no es bonita. El caso de Alex es similar; transciende por encima de su voz. No estoy seguro de si han confundido el lugar de actuación porque estamos a un costado de la plaza de las flores y el ruido de copas, ibéricos y mariscos nos impiden una escucha agradable. El batería se va, el guitarrista se va y el bajo acústico… no se va… o sí… fue una apuesta muy idílica no enchufarlo. Alex por su parte se desgañita y por momentos parece encontrarse más a gusto en este formato acústico del que bien se nutre su EP. Termina con The Loner Dance, una canción que tras dos escuchas bien podría convertirse en la canción que te acompañe el resto de la semana.
Nadie me ha presentado a María, sin embargo entablo conversación con ella. Hace fotos y cree que sé tocar la guitarra. Le he dicho que me gusta el jazz, me daba vergüenza declarar que me pirra la samba. Está interesada en ver las fotografías que publican May Carrión, Fernando Crego y Diego Garnés en el espacio Pático. Forman parte de Big Up! y más allá de los músicos murcianos. Mirando entre las fotos echo de menos gran parte de la música murciana. Todo lo que he visto hoy se ha basado en bandas de rock en sus múltiples formas, que cambian sus guitarras eléctricas por guitarras acústicas. No diré que yo tenga razón, pero artistas de la talla de Abdón Alcaráz presentaban carta acreditada por bajistas como Pedro Colina. Grupos del folclore celta que bien podrían disputar con estos grupos que toman el sonido de todos menos de los de aquí. Fusiones entre reggae, ska y drum&bass, los hay. Me pregunto si la selección es buena, porque lo que está claro es que heterogénea no, cuando la muestra de arte debería basarse en la suma de disciplinas. No pido que venga el Baden Powell murciano a tocar, reclamaría por nuestro San Patricio que la calidad prime ante el sesgo del gusto.
A Ana le han roto el corazón. Hacía años que no hablaba con ella y lo único que pude decirle es que se diera a las drogas y disfrutara del dolor de la ruptura. Me dio un abrazo sincero pues fui el primero en no decirle “Todo va a estar bien. Fóllate al primero que veas”. Algo parecido le dije a The Meatpies cuando perdieron el concurso TalentoSOS frente a The Purple Elephants. Los premios se ganan o se pierden, lo importante es no olvidar la identidad. Esta noche todas las bandas a las que he visto haciendo un mejor o peor concierto han perdido parte de su personalidad, porque en ella no se codificó nunca el formato acústico. The Meatpies lo lleva dentro desde que nació porque entendió que era una forma más de elevar su canto. Quizá por ello esta banda fue la única que no pude ni ver ni oír. Mi opinión sería falsa si la diera ya que había tanta gente viéndolos, tanta gente cantando sus canciones que solo me quedó entonar la armonía de Pedro Hernández, la única que me sé. Cuando acabó el concierto se me acercó y me preguntó “Bueno, ¿pero la he hecho bien?”. Casualidades, su madre estaba delante y a una madre no se le miente, así que le dije: “Joder Pedro, siempre la haces bien.”
5 Comments
Se te ve el plumero
Hola, soy Hoju y Hugo y soy la misma persona, qué tal estamos.
¿Quién le ha dado el altavoz al cerdo?
¿Quién le ha dado el altavoz al babuino?
https://www.youtube.com/watch?v=rFH8cauWGkg