C'Mon Murcia

Así vivimos el Low Festival 2015: «En Benidorm como en casa»

Por cuarto año consecutivo decidí repetir en el Low Festival. Las razones son sencillas: me coincide con las vacaciones del trabajo, me pilla cerca, me gusta el cartel y el ambiente también. No me lo planteo mucho más, mis posibilidades de ir a cualquier otro festival tienden a cero y el Low suele salvar mi verano.

Viernes

Nada más llegar nos encontramos con un camping prácticamente vacío, poco a poco fue llegando más gente pero o cada vez son más sibaritas y optan por el hotel o este año ha ido menos gente que en ediciones anteriores. Ya se sabe cómo son las cifras oficiales, no sirven de mucho.

No empezamos muy bien la primera tarde, el autobús organizado por el camping para llevarnos al festiva decidió que ir temprano al recinto no era bueno para nadie y acabamos llegando con el concierto de Zahara ya empezado, perdiéndonos a Siberian Wolves (por suerte vienen al Ruidismo). Cuando uno piensa en un concierto de Zahara se imagina a una chica mona tocando la guitarra y poco más, pero lo que nos encontramos fue muy distinto; con la banda que le acompaña sus conciertos ganan una fuerza inmensa que unida a la conexión que alcanza con su público los convierten en una grata sorpresa para el que, como yo, iba con una idea preconcebida.

Los Enemigos fueron una compañía genial para esas cervezas a 8€ que tardan unos minutos en calentarse. Recuerdo recargar mi pulsera con 50€ pensando que me iba a pasar el festival gozándolo sin preocuparme más del dinero, hasta que al comprar la primera cerveza nos clavaron 9€. Mejor salir a tomar montaditos y cervezas por 1€ en la auténtica barra del Low.

Cuando volvimos a entrar estaban tocando The Growlers, la gente bailaba y era difícil no unirse a ellos, al menos mientras hacíamos tiempo para ver a Kasabian. Al final nos acabamos quedando más tiempo del que teníamos pensado y es que el concierto de los californianos fue una de las sorpresas del festival.

Y llegó el que para mi fue el concierto del festival: Kasabian. Temazo tras temazo nos dejó sudando como si hubiéramos dormido la siesta en Murcia sin aire acondicionado. Era un no parar. Si en su anterior concierto en el festival ya me encantaron, ahora con su nuevo disco ganan aún más en directo. Una auténtica fiesta en la que no puedes dejar de saltar y aunque no puedes más, no quieres que termine.

Perro no dio su mejor concierto pero aún así siempre le anima a uno verlos y como ya perdí la cuenta de las veces que he visto a Izal ganaba esta opción. Mucho murciano entre el público, parecía que estábamos en el 12&Medio y no en Benidorm. Al final vimos las últimas canciones de Izal y ver la cantidad de público que había en su concierto nos dejo con el culo torcido. Creo que en cuatro años yendo el festival no he visto un concierto con tanta gente. Terminamos la noche bailando con Delorean.

Sábado

Comenzamos con Eladio y los Seres Queridos, me habían hablado muy bien de ellos pero lo que vi en directo no me dijo nada. Sonaba bien pero una vez terminado el concierto lo olvidé, me esperaba más tras los comentarios. Seguimos con Grupo de Expertos Solynieve, donde había más gente esperando escuchar algo de Los Planetas que otra cosa. Incluso alguno buscando a Holden Centeno pancarta en mano.

Puede que Él Mató a un Policía Motorizado sea uno de los grupos que más he escuchado desde hace un par de años. Su sencillez me conquistó y lo sigue haciendo. Vimos como Jota de Los Planetas se subía a cantar con ellos mientras nos introducíamos en una zona VIP plagada de blogueros, instagramers y youtubers pagados por estar allí y con los bolsillos llenos de invitaciones. Qué bien viven los VIP’s. De fondo sonaba L.A., teniendo en cuenta que pronto vendrán a Murcia en un ambiente más acorde no les presté mucha atención, preferí seguir observando esa fauna postureta.

Por fin llegó el concierto de The Libertines. Pocas veces me han decepcionado como ellos, Pete Doherty podría haber caído desfallecido en cualquier momento. Creo que el momento del concierto fue ver a Doherty subido a las espaldas de Carl Barat, me pareció la mejor definición posible. Les siguió The Drums, que me pareció que tocaban una y otra vez la misma canción. Mucho mejor The Saurs que con lo poco que vi me parecieron un nombre muy a tener en cuenta. Grises, entre problemas técnicos y amenaza de lluvia, montaron una auténtica fiesta mezcla de pop y electrónica que sirvió para poner fin a la noche por nuestra parte.

Domingo

Qué rápido pasan los días en un festival y qué pesadas pueden llegar a ser las animadoras de un camping.

La tarde de conciertos comenzó con Mi Capitán, que salvo un par de canciones el resto pasaron sin pena ni gloria. Mucho mejor el 2×1 en barras que el concierto. En una canción de Nacho Vegas hay más clase que en todo el repertorio de muchos grupos, algo que demostró junto a su banda en uno de mis conciertos favoritos del festival. Mientras esperábamos para ver a Mourn nos pasamos por el concierto de Jero Romero. Mucha gente. Con ganas de verlo en sala.

El hype que tenía con Mourn era considerable pero demostraron que no hay nada de hype, que los piropos que les lanzan están más que justificados. Puede que en un tiempo sean una de las mejores bandas que poder ver en directo por aquí, tienen mucho que aprender pero deben ser las mejores de la clase.

Entre ver a Supersubmarina o salir fuera a comer montaditos y beber cerveza no hubo dudas y acabamos saliendo. Se nos unió Alex, voz de KITAI; creo que pocas veces me he topado con una persona como él, con su visión de la música, del trabajo y de luchar por tus sueños y lo que de verdad te mueve por dentro. La música es muy jodida, hay mucha mierda detrás de todo pero de vez en cuando te encuentras con gente que te demuestra que hay otros caminos y que es posible.

Llegó el momento de ver a Foals. Se lo pusieron dificil a Kasabian en ver quién hacía el mejor concierto del festival. Aunque que fácil te puede joder un concierto que te toquen un par de lerdos al lado. Solo por escuchar «Late Night» en directo mereció soportar a todo imbécil que pasaba por al lado.

Cuando llegaba la hora de The Raveonettes nos sorprendió ver como a unos minutos de comenzar el concierto estaba prácticamente vacío. Dieron un concierto que entraría en el top 5 de los mejores del festival, lástima que no se enterara mucha gente.

Hay noches en las que me gustaría estar tan loco como el líder de Reptile Youth. Creo que eso fue lo último que pensé mientras salía del recinto con una sensación agridulce. Es difícil pasarlo mal en un festival, lo pasé en grande como en las anteriores ediciones, pero la sensación de que cada vez importa menos la música y más la fiesta en los festivales me da pena.

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