Con los dientes largos y con ganas de más, dejamos atrás cinco días de frenética aventura. La sexta edición del Iboga Summer Festival cerró sus puertas con un balance de 45.000 asistentes que, atraídos por las actuaciones de artistas como Julian Marley, Fatoumata Diawara, The Skatalites o Grison Beatbox entre otros, colmaron las playas de Tavernes de la Valldigna (Valencia).
Mas de 70 bandas nacionales e internacionales de variopintos estilos musicales: Balkan, Swing, Ska Reggae, Gypsy-Punk, DnB, Cumbia; un espectacular ambiente; bailes interminables; conciertos ininterrumpidos; talleres y charlas lúdico-culturales; actividades para toda la familia; batucadas; gastronomía, astronomía; vuelos en globo… y todo esto ¡a pie de playa!
Los más ansiosos montaban sus tiendas desde primeras horas de la mañana, durante el resto del día, desfiles de caravanas y oleadas de gente con ganas de vivir la experiencia Iboga. La jornada comenzó el miércoles 25 a las 18:00 h en la fiesta pre-party que contó con una programación estelar de conciertos y talleres, que colmaron con la actuación de artistas como El Diluvi o Prozak Soup en la carpa de circo iboguera, lugar que define por excelencia a este loco festival.
La Carpa de Circo fue la prueba de fuego para los auténticos ibogueros: 24 horas de música sin interrupciones, salvo cuando comenzaban las actuaciones en el Main Stage, o durante la hora de Aqualandia, donde la fiesta y la música se trasladaban a otra parte, concretamente a las duchas del camping. Entre malabares, saltos, acrobacias, pistolas de agua y un sistema de refrigeración con ventiladores, los asistentes pusieron durante cinco días todas sus energías para resistir a un teatro solo para locos. Desde que el sol salía hasta que se ponía, allí estabas, dándolo todo, de viaje por las estelas de estrellas que, dibujadas en el techo, podían apreciarse de noche en medio de los flashes.
El recinto entero contaba con césped natural, perfecto para ir sin zapatillas y volar a ritmo de reggae. Un lugar para el intercambio cultural y musical, donde primó la participación, el respeto y la diversión. Podías pintarte la cara con colores exóticos y fluorescentes a cambio de la voluntad, o bañarte para refrescarte con la trompa de un elefante, elemento clásico en la organización, mientras veías a niños bailando ska mejor que tú. Y bien, podías unirte a ellos, o irte a la Carpa Cultural a ver algún taller de poesía o sexualidad. Gente sin camiseta, sin trajes de baño, sin prisas, ni excusas, todo sobraba, para poder disfrutar de la sensación de libertad que Iboga Summer traía un año más. Todo menos las sonrisas. Los asistentes convivieron de un modo pacifista con los vecinos de la privilegiada zona durante todo el evento.
La calidad de los artistas del Main Stage fue irrefutable. Las bandas principales de este año deslumbraron en sus actuaciones. Julian Marley, hijo del rey del reggae Bob Marley, y su banda The Uprising inauguraban el escenario la noche del jueves para deleitar a los asistentes con su reggae más espiritual, bailando al son de sus rastas y con una buena vibra inevitablemente contagiosa. Más tarde, la música seguiría de la mano de bandas como Russkaja o la Trocamba Matanusca, quienes por sus peculiares ritmos e instrumentales de ska y balkan tenían ganado el aprecio de todo el público. Cabe destacar la actuación de Soviet Suprem quienes sorprendieron positivamente a los asistentes con sus increíbles mezclas de música rusa y electrónica.
La noche del viernes pudimos presenciar un eclipse épico con todo tipo de detalle desde el taller de astronomía. El panorama musical estuvo marcado por el rockabilly y el blues de los tres jóvenes hermanos Kitty, Daisy y Lewis, que trajeron todas sus ganas desde Londres; por las rimas y mezclas de The Correspondents; por el exquisito gitaneo de La Caravanne Passe que camelo a todo su público; por el ritmo occidental de Taiwan MC sobre los ritmos adictivos de Chinese Man y, para finalizar, por el balkan más puro de Hapu & Soj y la apuesta más segura de la fiesta, Balkan Bomba.
Para el sábado, último día oficial del Main Stage, la agenda del festival nos guardaba emociones muy intensas. Los últimos artistas encargados de despedir el escenario retumbaron y brillaron como auténticos cohetes. The Skatalites tuvo problemas con el vuelo, por lo que los horarios se vieron alterados. Un imprevisto que la organización, los artistas y los asistentes, solventaron de un modo ameno y efectivo.
Entre los protagonistas de la noche cabe destacar a Fatoumata Diawara, por su canto de rebelión en contra del racismo que trajo África a las costas valencianas; a General Levy, que alargó su actuación compartiendo con los asistentes su jungle más salvaje con un resultado mucho más que favorable y, a Eskorzo, la banda de rock mestizo más animal que conozco, porque la liaron muchísimo, durante un buen rato, presentando su nuevo disco ‘Alerta Caníbal’, que destacó por sus ritmos de cumbia, sus buenas letras y, sobre todo, por una espectacular puesta en escena con la que consiguieron “hacer polvo a todo el personal”, para rematar con clásico, ‘Clavelitos’, que mantuvo los ánimos del público a flor de piel. Buenísimas también las agitadoras mezclas de La Phaze o La Petite Fumeé que se curraron una ardiente despedida para el escenario principal.
Los horarios de las actuaciones no gustaron a todos los asistentes, hemos de reconocer que en algunos momentos de los conciertos hubo apogeos de desenfreno sobre las ocho de la tarde y, luego, momentos más relajados durante la medianoche. Algo así les ocurrió a The Skatalites, que tras su deseada aparición a las 3 de la mañana, les costó sintonizar con los ibogueros, que ya andaban pletóricos después de tanta caña.
La fiesta se trasladó por la madrugada a nuestra queridísima carpa de circo, donde la música no cesaría hasta el siguiente amanecer. Un domingo placentero con un sinfín de dementes actuaciones, como la que nos regaló el gran Grison Beatbox, que con sus espectaculares mezclas, puso punto final a la locura de nuestros ibogueros. Entre ellas cabe destacar la maravillosa colaboración del público para el temazo de ‘Champiñones’.
La organización, con el fin de mantener siempre satisfecho a un público tan entregado, optó por incluir nuevas mejoras en sus servicios generando así más de 1.200 puestos de trabajo. El festival contó con una nueva Zona Kids, destinada a un uso familiar donde los niños podían divertirse y disfrutar del evento; se elevó el número de taquillas de venta y acreditaciones; se incidió en la seguridad y atención médica, ámbitos en los que no se constató ningún tipo de incidente; se brindó una oferta gastronómica mucho más completa y artesanal; se aumentaron los servicios de duchas y aseos de lujo en un 20% más, cabe destacar en este punto que, estos baños siguen siendo unos de los mejores, tener aseos con agua y gel higiénico con alcohol me parece todo un puntazo a favor.
Por otra parte, una de las nuevas mejoras que introdujo la organización fue la ampliación de la superficie del camping en un 40% más, lo que supuso a su vez la reubicación del mismo. Pese a los esfuerzos del festival por restructuran las instalaciones del recinto, este cambio no gustó a todos los ibogueros que, acostumbrados a anteriores ediciones donde el acceso al recinto era momentáneo, se quejaban de tener que desplazarse a los conciertos.
Tras su consolidado éxito, el festival ha anunciado que celebrará su primera edición de invierno en Madrid. ¡El próximo 2 de febrero nos vemos en Iboga Winter Fest!
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